Una de las más sublimes misiones que tiene el hombre es formar integralmente al propio hombre. Adela Cortina, una de las filósofas contemporáneas que más han desarrollado el tema de la ética, nos dice: “Educa, quien se afana por conseguir que desde niño piense por sí mismo al hilo de su desarrollo, que se abra a contenidos nuevos y tenga criterio para elegir. Es la forma de enseñar propia de una moral abierta, consciente de que las personas han de hacer su vida junto con otras desde su autonomía.”
Ese es el espíritu que anima a quienes pertenecemos al sistema del Tec de Monterrey y que, de una o de otra manera, hemos decidido dedicar nuestro esfuerzo a formar personas; es decir, no nada más educar a un estudiante para que ejerza una profesión. Nuestra responsabilidad es generar las condiciones para que los alumnos estén conscientes de los valores morales que adquieren durante su vida y que estos son necesarios para hacer y construir una vida junto a otras personas que viven y ejercen su autonomía dentro de la cordialidad, el respeto y la dignidad.
Hablar y reflexionar sobre la formación ética y moral de los alumnos del Tec de Monterrey, es un paso importante en el desarrollo de dicha institución, porque estamos ciertos de que somos parte del desarrollo de la humanidad, y que ese desarrollo no ha sido fácil: ha costado mucho aprender que la libertad es superior a la esclavitud, la igualdad a la desigualdad, la solidaridad a la exclusión, el respeto activo al desprecio, la justicia a la injusticia, la responsabilidad a la banalidad, en fin, que el hombre debe buscar siempre la felicidad y la justicia como apuestas personales de vida buena y feliz.
Por otra parte, una ética ciudadana debe darnos los valores y principios que nos ayuden a generar ciudadanos que consideremos justos, participativos, críticos y argumentativos, como una forma de vida, de tal manera que, además de memorizar leyes, ponerse el cinturón de seguridad, recoger la basura, fumar en lugares permitidos o dedicarnos a la filantropía de café y foto en las planas de sociales, es necesario priorizar, para ello, tenemos que aprender y enseñar, el qué, el por qué y el para qué de las cosas, de los valores y contenidos que vamos a intentar sembrar en el corazón y en la inteligencia de nuestros alumnos.
Para lograr lo anterior, debemos estar conscientes de que la formación de los alumnos tiene varias influencias. La educación formal queda corta si no se ve complementada por la informalidad de la vida familiar, de la vida política y los medios de comunicación, en donde las prioridades son diferentes en el día a día. El reto fundamental es alinear las prioridades tanto de la educación formal, como de la informal. Es una responsabilidad de todos, porque a todos nos afecta el hecho de que nuestros hijos no tengan una verdadera educación y formación moral y ética.
En todo caso, la educación es una de las inversiones más importantes que podemos hacer en nuestros hijos, ya que es lo único que realmente les podemos heredar, su educación y formación con altos índices del qué, el por qué y el para qué de las cosas.
Con ello, ayudamos en la formación de su carácter, sus habilidades, capacidades y valores, para que aprendan a tomar las mejores decisiones en su vida cotidiana.
Asimismo, les aportamos las herramientas necesarias para conocer su realidad, distinguir lo bueno de lo malo, lo correcto y lo incorrecto de la vida, sobre todo, en esta actualidad donde se enfrentan a un mundo cada vez más complejo, hostil y dañino; donde tienes que luchar para que te respeten, te escuchen y te traten con dignidad, donde cada día cuesta mucho más ser feliz.
Así es como el Tec de Monterrey ha venido participando y cumpliendo su responsabilidad moral, ética, educativa, social y política con la sociedad, formando personas, ciudadanos y profesionales íntegros que transformarán su realidad para lograr mejores estadios de vida en beneficio de la comunidad de Aguascalientes.
