En México, y de acuerdo a datos de la última Encuesta nacional de salud y nutrición, la población mexicana tiene un consumo promedio de grasas totales que van en línea con las recomendaciones de organismos nacionales e internacionales de salud, es decir, obtienen entre el 20 y 35 por ciento de la energía total que se requiere al día; sin embargo, el mayor consumo proviene de grasas saturadas o dañinas. Hoy en día, la población mexicana consume 11 por ciento más en grasas saturadas de lo permitido, lo que la coloca en riesgo de padecer enfermedades relacionadas con la dieta, como son las cardiovasculares y cerebrovasculares.
Por lo anterior, es recomendable hacer cambios sencillos en la dieta, como sustituir lácteos elaborados con leche entera, por productos bajos en grasa o descremados, cambiar la carne con grasa por las de tipo magra o pescado, utilizar aceites de origen vegetal en lugar de grasas de origen animal para la preparación de alimentos, así como preferir la margarina suave de alta calidad en lugar de la mantequilla convencional.
De tal manera, investigaciones recientes muestran que la población está confundida respecto al consumo de grasas, ya que al parecer está convencida de que todas son dañinas. Asimismo, se piensa que la calidad de las grasas en la dieta de la mayoría de la población, no corresponde a un consumo saludable y adecuado, ya que el de las dañinas es muy alto, mientras que el de las esenciales suele ser bastante bajo. Esto deriva en consecuencias negativas en la salud y bienestar de niños y adultos.
Hay que recordar que las grasas esenciales se denominan así porque el organismo las requiere todos los días, ya que no las puede fabricar por sí sólo, de tal modo que las personas deben consumirlas como parte de una dieta diaria saludable. Estos ácidos grasos son indispensables para el crecimiento y desarrollo, logrando mantener el corazón y las arterias saludables, y mejorando el perfil de colesterol en la sangre, situación que ayuda de sobremanera a disminuir el riesgo de sufrir problemas cardiovasculares.
Las fuentes principales de grasas esenciales están en los aceites vegetales, tales como el girasol, soya o linaza, encontrándolas también en productos derivados de los mismos, como margarinas, aderezos y mayonesas, además de las semillas y nueces.
Por otro lado, las grasas dañinas son las conocidas como saturadas, mismas que son sólidas a temperatura ambiente, tales como la manteca y la mantequilla.
Por todo esto, el Instituto de Salud del Estado de Aguascalientes, recomienda a la población en general a que acuda a su Centro de Salud más cercano para recibir orientación y consejos para llevar una vida más saludable.




