Un grupo de entre 10 y 12 jóvenes del plantel número uno del CONALEP, asisten todos los sábados, desde febrero y hasta agosto, al arroyo El Cedazo, para realizar labores de limpieza del área. Para ellos es un requisito de servicio social, para los ecologistas es un esfuerzo más por el medio ambiente, para la ciudad es la salvación de un pulmón urbano.
Están puntuales a las nueve de la mañana porque, según dijo Mario Pérez Chávez, coordinador del programa, tener disciplina es parte de la formación de los jóvenes. Se les hace entrega de herramientas: picos, palas, tijeras, rastrillos y machetes, reciben indicaciones y se distribuyen para cubrir toda el área.
Monserrat Jiménez, Mario Alberto Oliva, Jonathan Hernández, Fidel Ibarra y Héctor Olvera son los nombres de algunos de los jóvenes que van a El Cedazo. En este corto tiempo, todos ellos se han vuelto buenos aprendices, ahora ya saben qué herramienta utilizar y qué técnica es la más adecuada.
En el equipo hay sólo dos mujeres y una de ellas es Monserrat, quien tiene muy claro cuáles fueron las razones por las que eligió este espacio para hacer su servicio; primero, porque entre semana practica tae kwon do y no quería dejar de hacer deporte y, segundo, le gusta el cuidado del medio ambiente
Desde niña fue un tema que le interesó, hacía discursos sobre el cuidado del agua y envió una carta al presidente municipal para evitar el corte de los árboles de la Alameda. Ir por las mañanas a El Cedazo es para ella un momento de tranquilidad y siente algo bonito, cómo una conexión con la naturaleza mientras hace algo productivo.
Mario Alberto ha aprendido a cuidar de la naturaleza, recoge basura cómo bolsas de resistol, pañales, botellas, tachones y balones. Hacen un “arriate” alrededor del árbol para que conserve la humedad, le limpian la base para evitar incendios y le cortan las ramas pequeñas.
A Jonathan antes no le importaba tirar basura en cualquier lugar, pero ahora, cuando ve a alguien que ensucia, le dice que ya no lo haga. Él recuerda qué, entre la maleza del lecho del arroyo, encontraron la casita de un indigente.
Fidel y Héctor hacen un trabajo más minucioso. Uno de ellos quita las ramas de la base del árbol y el otro, con unas tijeras, busca ramas que están creciendo hacia los lados y las corta.
Los maestros de la institución generalmente no hacen monitoreo del trabajo de los chicos, porque la mayoría están en oficinas de gobierno, pero este caso es distinto y Michelle García Campos, encargado de vinculación y apoyo en servicio social, está al pendiente del desarrollo de las tarea ecológicas en el parque.
Él agregó que el CONALEP ha buscado inculcar en los jóvenes el cuidado del medio ambiente. Se tiene un convenio con el Instituto del Medio Ambiente del Estado (IMAE), la Procuraduría Estatal de Protección al Ambiente (PROESPA), la Fundación Abuelo y algunos otros proyectos alternativos.
Él mismo ha visto el progreso de los jóvenes qué, poco a poco, además del trabajo que realizan en el arroyo, son más conscientes y por cuenta propia protegen su espacio y realizan más acciones de cuidado del medio ambiente y recursos naturales fuera de su actividad de los sábados.
