Sostengo que son evidentes la incapacidad, negligencia e ilegalidad en las cuales incurre el Instituto Federal Electoral al traspasar la responsabilidad de realizar el monitoreo y análisis de contenido de la programación de radio y televisión a una prestigiada institución como la UNAM.
Es también innegable que aún cuando quiera transferir el ejercicio de lo que el Código Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales le señala en el párrafo ocho del artículo 76, la responsabilidad última debe recaer en el IFE, en nadie más. El mencionado párrafo señala en su primera parte: “El Consejo General ordenará la realización de monitoreos de las transmisiones sobre las precampañas y campañas electorales en los programas en radio y televisión que difundan noticias”. De la lectura se desprende que el Consejo General ordenará a las instancias internas del instituto la realización del monitoreo, no se le está autorizando para realizar un convenio con ninguna otra institución para la ejecución del mismo, mucho menos es posible creer que el IFE le ordena nada a la UNAM. La interpretación que originó tal desatino descansa en el supuesto de que, a diferencia del párrafo siete, en el cual se menciona que el instituto dispondrá “en forma directa, de los medios necesarios para verificar el cumplimiento de las pautas de transmisión”, refiriéndose a las pautas de spots de los partidos políticos, en la verificación de los programas que difundan noticias no se agregó al texto legal la frase “en forma directa”. De ese tamaño son los “razonamientos” que el máximo órgano colegiado esgrime. Aún cuando del análisis e interpretación se determinara que tal decisión fuera válida, valgan otros antecedentes al respecto de la probabilidad amplia de fracaso en la tarea, los cuales además ilustrarían en su momento que a la Universidad Nacional no se le podría atribuir lo fallido del ejercicio.
A mediados de 2008, el Consejo General solicitó mil 354 millones de pesos al poder ejecutivo federal a través de la Secretaría de Hacienda. Tan solo para dar un ejemplo de la negligencia o perversión que impera en la toma de decisiones, valga decir que 600 millones de dicho monto los justificaba señalando que la mitad serían destinados para la grabación de programación que se utilizaría en la verificación de spots y los restantes 300 millones para la grabación que se utilizaría en el análisis de programas noticiosos. Se pretendía, según dicha justificación, realizar una doble grabación, equivalente a que quien comercializa productos “pirata” comprara y utilizara un CD o DVD original por cada copia que vende. Luego de que se comprobó la demencial desproporción entre lo solicitado y la justificación que se presentaba, se redujo la solicitud a 796 millones de pesos. Finalmente la SHCP otorgó al instituto poco más de 350 millones de pesos para cumplir con las “nuevas” funciones, de los cuales el instituto destinó casi la totalidad a la compra de equipamiento tecnológico a la empresa Grupo de Tecnología Cibernética SA de CV, la cual cobró 26 millones de dólares por el equipo, -los “fierros”, les llaman de forma no demasiado sofisticada los consejeros encabezados por Valdés Zurita-.
Luego del trance presupuestario, más pifias. La siguiente fue el establecimiento de los denominados Centros de Verificación y Monitoreo, desde los cuales se realizaría la grabación de la programación para los dos monitoreos y, además, se efectuaría la verificación de pautas publicitarias. Se pretendió en un inicio que se instalaran trescientos treinta y dos de dichos centros, uno por cada una de las juntas locales y distritales en el país.
Dicha lógica tampoco imperó, puesto que tan solo con la instalación de uno de ellos se podría cubrir la zona del DF y el Valle de México, que por sí misma concentra el cuarenta por ciento de estaciones de radio y TV en todo el país. Finalmente el número se redujo a 150 centros, cantidad que hasta la fecha no ha sido plenamente justificada. El retraso en su instalación fue tal que hasta el día primero de junio del año en curso, a tan solo un mes de conclusión de las campañas, no se había instalado la totalidad, y donde se ha logrado, la eficiencia en la operación es mínima. Son públicos los casos del estado de Puebla, en donde se realiza la verificación de pautas de forma manual, o del propio Aguascalientes, en donde, a pesar de que partidos políticos y consejeros electorales han solicitado al vocal de la Junta Local, -el Ing. Ignacio Ruelas Olvera-, un informe del estado que guarda la disposición y funcionamiento del equipo, éste se ha declarado incapaz de dar respuesta alguna, bajo el argumento de que él es tan solo una figura “auxiliar” y remite a comunicarse con la Dirección Ejecutiva de Prerrogativas y Partidos Políticos en oficinas centrales.
Independientemente de que, en efecto, el vocal Ruelas no tuviera atribuciones -y su tiempo lo dedique a reunirse un día sí y otro también con el secretario general de gobierno o a meditar acerca de la naturaleza metafísica de los papagayos siberianos y la relación de éstos con la reingeniería electoral-, la situación imperante en la Dirección Ejecutiva de Prerrogativas y Partidos Políticos es también crítica. El actual titular, Antonio Horacio Gamboa Chabán fue nombrado apenas a finales de 2008 tras la renuncia de Fernando Agíss, el anterior director ejecutivo. Gamboa, un abogado sin experiencia en el área, había ocupado cargos de tercer nivel al interior del IFE y su designación fue justificada por Leonardo Valdés por su “proclividad al orden” como virtud central para aprobar la designación. Tal cualidad al parecer no la ha reflejado aún en sus actuales funciones. Sumado a todo lo anterior, llega finalmente el traslado del ejercicio del seguimiento de medios a la UNAM, el cual fue decidido apenas el 31 de marzo pasado. De ello, de la estrambótica metodología del análisis de contenido que se utiliza y de las consecuencias políticas de los resultados de los monitoreos nos ocuparemos en la próxima entrega.
Posdatas preguntonas
1. Por supuesto celebro el foro de análisis convocado por La Jornada Aguascalientes. Tan solo me ha surgido una ligera duda: ¿Tendrá alguna idea en su cerebro más de uno de los dirigentes de los partidos? Digo, si nos aplicarán dos horas en forma de prosa de los “jingles” o tonadas bobas con que horrorizan al ciudadano, mejor organizamos para la próxima una función de hormigas cantoras de la Atlántida. Ya lo comprobaremos.
2. Por cierto, y a propósito de la acertada reflexión de un alumno: ¿Para Raúl Cuadra el respeto a la dignidad de la “persona humana” pasa por rostizar a sus brigadistas bajo los rayos del sol mientras agitan banderas, intentan infructuosamente colocar engomados y sirven como saltimbanquis y botargas en los cruceros?
