Desde el año pasado, hospitales particulares de esta entidad se han acercado al instituto de salud del estado (ISEA) para regularizar su licencia sanitaria, ya que debido a la crisis económica y la aparición del seguro popular, su clientela se ha visto disminuida y ante ello han decidido cambiar de giro o ampliar su catálogo de servicios.
Así lo informó el director de regulación y fomento sanitario de la dependencia, Armando González Pérez, atribuyendo esa preocupación también a la intención de ingresar a los programas de subrogación que han lanzado instituciones de seguridad social, como el IMSS o el ISSSTE, entre cuyos requisitos se tiene el contar con una licencia vigente.
Señaló que actualmente buscan la regularización alrededor de ocho nosocomios: dos de Rincón de Romos, uno de Calvillo y el resto del municipio capital, aunque admitió que hay hospitales públicos y privados que por cuestiones como éstas o hasta por un cambio en el nombre operan con licencias que ya no son válidas.
El funcionario explicó que, si bien el documento no tiene una vigencia definida, “la licencia se otorga muy específicamente para el tipo de servicio que van a ofrecer”; al modificar dichos servicios, “la licencia no lo dice; entonces, necesariamente las estructuras del hospital tendrán que modificarse”.
Precisó que su trabajo en cuanto a regulación consiste en vigilar “estructuras, mobiliario y personas”; es decir que, para obtener la acreditación, la construcción del inmueble coincida con el programa médico (especialidad) bajo el cual se pretende operar la clínica, pues debe contar con el tamaño y la distribución adecuada de las diferentes áreas, así como con el mobiliario suficiente y el personal debidamente capacitado para garantizar la buena atención del paciente.
Del personal se revisa el grado de especialidad, a través de su cédula profesional; de las instalaciones, principalmente que las áreas estén distribuidas de modo que no se junten sitios de alta contaminación, como salas de espera, con otras completa asepsia, como son los quirófanos.
Ejemplificó con el supuesto de que una unidad materno-infantil deseara convertirse en un hospital general, debería realizar adaptaciones físicas, como contar con un área de urgencias con área choque, además de tener los espacios para las cuatro ramas básicas de le medicina: pediatría, gineco-obstetricia, medicina interna y cirugía, lo que implicaría un crecimiento de las instalaciones al triple del tamaño actual. Además de ello, deberá aumentar el personal, las camas (mobiliario) y los servicios para cubrir la demanda que atenderá.
González Pérez enfatizó que son las clínicas quienes tienen la obligación de solicitar la licencia y concluyó que no solamente debe modificarse en caso de un cambio de nombre, giro o servicio, sino también en caso de existir la necesidad de realizar cualquier adaptación al lugar.
