Ahora que ya pasó el torrente de información que significó la pasada campaña electoral, empiezan los jaloneos internos en los tres principales partidos políticos en el espectro nacional. En el caso del Partido Acción Nacional, la renuncia de Germán Martínez Cázares, a la dirigencia nacional de ese partido, después del fracaso que le significó su campaña de confrontación, se realiza más en el ánimo de mostrarse vivos y latentes, para no permitir que el panismo entre en un marasmo, que les repercuta en los retos electorales del próximo año, que no son asunto menor; que en una firme idea de renovación que los haga retomar un camino que no han podido diseñar, ya que se siguen mostrando como un partido de oposición, sin entender que están a la mitad del segundo sexenio consecutivo al frente del ejecutivo federal.
El Partido Revolucionario Institucional también empieza a sentir los acomodos naturales de un partido ganador como lo fue en esta reciente jornada electoral, donde los diferentes liderazgos a lo interno de este instituto político, querrán hacer valer sus votos del pasado 5 de julio. El primer asunto a dirimir, será cómo resolver el asunto de la coordinación de su fracción en la próxima LXI legislatura federal, y definir cuál será el rol que jugará en ese escenario la actual dirigente nacional Beatriz Paredes Rangel, si permanece en la presidencia del PRI o si será la coordinadora de los diputados federales priistas a partir del próximo 1 de septiembre.
En el caso del Partido de la Revolución Democrática, son varios los asuntos a tratar, ya que el retroceso que tuvieron en este proceso electoral, los llevó a que después de haber sido la segunda fracción en número de diputados en la aún LX legislatura federal ahora serán la tercera fracción en número de diputados en la LXI legislatura, pero muy alejado de los dos primeros lugares (el PRI tendrá 237 diputados, el PAN 143 y el PRD 71).
El PAN tiene muchos asuntos que atender en su vida interna, pero lo que más les preocupa es el hecho de que si bien ya tienen sobre la mesa la renuncia de su aún dirigente nacional; el verdadero perdedor del pasado 5 de julio fue Calderón Hinojosa, y esto será un argumento muy fuerte que esgrimirán los grupos adversos al jefe del ejecutivo federal, para tratar de impedir que les vuelva a imponer al próximo presidente nacional de su partido, con todo y que el primero en registrarse para ese cargo haya sido el diputado federal electo César Nava Vázquez, uno de los panistas más cercanos a Calderón. Varios grupos a lo interno del PAN, sienten que se les ha marginado de la toma de decisiones, de la administración pública federal y de los cargos de elección, y tratarán de forzar al grupo calderonista, a que tenga acuerdos con ellos, para poder afrontar al priísmo, que a partir del 1 de septiembre mostrará su fuerza desde la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión.
El Partido Revolucionario Institucional parece ser el partido que en principio tiene más capacidad para llegar a acuerdos internos, lo cual se exhibió de forma contundente en el pasado proceso electoral, ya que con la sabiduría que da la experiencia, supo consensar la estrategia entre su dirigencia nacional y los gobernadores priistas, algunos de los cuales ganaron todas las diputaciones federales en sus estados o tuvieron recuperaciones asombrosas como la del Estado de México. Parece ser que al fin los priístas aprendieron de sus errores del pasado, en que las definiciones internas se convertían en rupturas o asuntos de imposible solución.
El PRD tiene que resolver con carácter urgente, dos asuntos, y estos son, qué va a pasar con respecto a Andrés Manuel López Obrador, que en el pasado proceso apoyó a candidatos no perredistas, lo cual le valió graves críticas a lo interno de este partido, y algunas voces que pidieron su expulsión; y el otro tema de pronta solución, es qué van a hacer ahora que el líder moral del perredismo, Cuauhtémoc Cárdenas pidió la renuncia de la dirigencia nacional del PRD.
Todo parece indicar que por primera vez en mucho tiempo, la ciudadanía con su decisión en las urnas, incidirá de manera determinante en la vida interna de los partidos políticos, ya que parte importante de la dinámica que deberán imponer estos institutos políticos, será resultado de la voluntad popular expresada en las urnas
