En febrero del 2007 el Gobierno Federal lanzó el primer operativo militar en Michoacán, la finalidad de aquella incursión masiva de soldados y agentes federales era la erradicación de los zetas, brazo armado del cártel del Golfo, que mantenía el control de esa zona. Esa operación de “seguridad” mal planeada, generó el temido efecto cucaracha, enviando a los gatilleros de Oziel Cárdenas Guillén a Zacatecas y Aguascalientes, desatando una ola de narco-ejecuciones, secuestros y extorsiones nunca antes vista en nuestro estado.
Hoy nuevamente se despliega un operativo similar en Michoacán, con la incursión de 3 mil 500 soldados, su objetivo es frenar las operaciones de grupo delictivo denominado La Familia Michoacana, quienes obtienen el adjetivo de “cártel” apenas hace un par de años por parte del gobierno de Estados Unidos. Cabe señalar que el año pasado la extinta Agencia Federal de Investigaciones (AFI) alertaba sobre la posible presencia de ese grupo en Aguascalientes, mediante su operador logístico Quito Armas, alias “El Cobra”, quien ha sido señalado por la Procuraduría General de la República como el lugarteniente en nuestro estado de este cártel de la droga.
Luego de la detención de Arnoldo Rueda Medina, alias “la Minsa”, La Familia Michoacana ha emprendido una sangrienta lucha con el Gobierno Federal, que ante su incapacidad de combatir el narcotráfico de raíz, mediante la persecución del lavado de dinero y con programas de prevención de la drogadicción, ha optado por crear del centro-sur del país una zona de guerra más violenta que en Irak.
En el 2008 la presencia del grupo michoacano en nuestra entidad fue confirmada por la Subprocuraduría de Investigación Especializada en Delincuencia Organizada (SIEDO) y por la Procuraduría General de la República, quienes conocían de la estructura de esta organización criminal y advertían de la presencia de “El Cobra”, quien ya se encargaba de operar en Aguascalientes, sin embargo ninguna dependencia local o federal emprendió acción alguna para perseguirlo y capturarlo.
El 15 de febrero del 2007, con la ejecución de 4 policías preventivos, se desató una ola de violencia en Aguascalientes que no ha podido ser frenada, aunque vivimos tiempos de tensa calma, el problema no ha sido resuelto, incluso la SIEDO colocó a nuestra entidad dentro del mapa de operaciones del cártel del Golfo, al revelar que somos un estado de paso, bodega y centro de distribución de droga de ese grupo criminal en el centro del país.
También la SIEDO ha señalado que Aguascalientes es ya uno de los principales puntos de operación del cártel de Colima, con la distribución de más de 50 mil dosis de drogas sintéticas semanalmente en el estado, lo que genera ganancias superiores a los 5 millones de pesos semanales para los hermanos Amezcua Contreras, los reyes de las metanfetaminas. Está información se confirma con el estudio que revelara la directora general de los Centro de Integración Juvenil, Carmen Fernández, al señalar que en Aguascalientes se ha disparado el consumo de metanfetaminas y se ha acortado la edad de consumo.
El mismo Gobernador Luis Armando Reynoso dio a conocer el 18 de febrero del 2007 que también el cártel de Juárez estaba en Aguascalientes, incluso en aquella ocasión dijo: “el cártel del Golfo y el de Juárez habían estado operando con mucha tranquilidad y creo que fueron víctimas de sus propios errores, este suceso fue casuístico, el asesinato de cuatro policías, que se dio por un accidente provocado por ellos”. Por lo que no queda duda de que tenemos los más grandes grupos de la droga en nuestra entidad.
Es obvio que estamos a punto de experimentar en Aguascalientes un reacomodo de los grupos criminales, el efecto cucaracha por el actual operativo en Michoacán traerá indudablemente grupos delictivos que comenzarán en los próximos días una lucha por la plaza, luego de que nuestro estado vecino, Zacatecas, es controlado por Zetas, nuevos Zetas y Kaibiles, que operan en los grupos denominados la Oficina, la Compañía y la Última Letra, todos ellos pertenecientes al cártel del Golfo, sin embargo la Familia Michoacana se ha proclamado anti-zetas, por lo que las ejecuciones, secuestros, extorsiones, balaceras, levantados y el clima de psicosis se volverá a sentir en nuestro Estado, ante una política pasiva y conformista que tiene en materia de seguridad pública hacia Aguascalientes el gobierno de Felipe Calderón.




