Y continuando con el ser o no ser, retomemos esto del ser no asertivo. La forma de ser es un aprendizaje, por ende dejar de serlo es transitar por un nuevo proceso de aprendizaje tendiente a descubrir nuevas potencialidades inclusive con uno mismo.
Todo inicia en el autoconocimiento y la autoaceptación, pero vamos definiendo, ¿qué implica ser asertivo?, entre muchas otras cosas es:
o Tener una comunicación intrapersonal muy efectiva (consigo mismo): ser conscientes de nuestros pensamientos, sentimientos, motivaciones, necesidades y deseos sin juzgarlos; administrar nuestras emociones y asumir las situaciones de manera responsable.
o Encontrar el valor que se tiene por quien se es; la conciencia de ser tan importantes como cualquier persona en este planeta; ni el mejor ni el peor, todos igual de importantes.
o Saberse y sentirse bien por los talentos recibidos y por las cualidades desarrolladas; es reconocer que nuestra inteligencia es suficiente para valorar nuestras situaciones y tomar decisiones sin necesidad de la aprobación de otros.
Algunos de nuestros derechos asertivos son:
El derecho a ser tratado con respeto.
El derecho de tener y expresar nuestros sentimientos y opiniones.
El derecho de ser los únicos jueces de nuestra conducta privada.
El derecho de escoger y actuar de acuerdo a nuestras prioridades.
El derecho de decir NO, sin sentirnos culpables.
El derecho de pedir lo que queremos.
El derecho de cometer errores.
El derecho de cambiar de opinión.
El derecho de sentirnos independientes de la buena voluntad de los demás.
El derecho de tomar el tiempo necesario para decidir.
El derecho de cuestionar lo que nos afecta.
El derecho de sentirnos responsables sólo de nosotros mismos.
E inclusive, el derecho de no ser asertivos en algunas ocasiones.
Por otro lado el siguiente listado brinda algunas características de la persona asertiva:
Se siente libre de manifestarse tal como es.
Puede comunicarse con las personas de cualquier nivel.
Se orienta activamente en la vida.
Actúa en forma que se respeta a sí misma.
Se vuelve dueña de su tiempo y de su vida.
Acepta o rechaza de su mundo emocional a las personas.
Es emocionalmente libre para expresar sus sentimientos.
Se anima a ejercer poder sin necesidad de volverse impositiva.
Reconoce los derechos básicos de la persona y los respeta en él y en los demás.
Y la pregunta obligada es ¿cómo sabré si soy asertivo?, pues acá va una lluvia de ideas para este autoexamen.
1. ¿Expresas generalmente lo que piensas?
2. ¿Te resulta difícil tomar decisiones?
3. ¿Protestas cuando alguien toma tu lugar en la fila?
4. ¿Evitas gente o situaciones por vergüenza?
5. ¿Te resistes a participar en una discusión aunque sientas que tienes razón?
6. Cuando una persona te debe dinero, libros, etc. ¿te resulta difícil mencionarlo o exigirlo?
7. ¿En un restaurante pides al mesero que te cambie tu carne mal cocida o el platillo mal servido?
8. ¿Expresas tus muestras de afecto, cariño o amor con libertad?
9. Cuando un amigo te pide un favor irrazonable ¿dices NO?
10. Cuando alguien muestra afecto o reconocimiento por lo que tú has hecho ¿te resulta difícil recibir el halago?
Cada respuesta positiva implica un avance más hacia la asertividad
En resumen, ser asertivo es tener el control emocional independiente de la opinión ajena y es hacerse responsable de su actuar, sentir y pensar. Las habilidades comunicativas que conlleva esta situación lleva a las personas asertivas por ejemplo a:
Expresar con claridad sus deseos o sentimientos; lo mismo si son positivos o negativos.
Resolver los problemas mostrando más confianza en sus criterios internos, que en criterios externos.
Repetir su deseo tantas veces como sea preciso.
Decir “no” cuando desean; sin poner excusas.
No mentir.
Nunca discutir.
Aceptar críticas.
Comprender la postura del otro.
Llegar a acuerdos, negociar, ofrecer alternativas.
Pedir información.
Dar información.
Hacer confidencias personales.
Y no está de más aclarar que la persona asertiva se provee de un escudo perfecto contra el chantaje emocional y por otro lado puede comprender al otro dejando riqueza en la interrelación. La aseritividad funciona para pulir aristas y violencia, por ejemplo casi todos sabemos que algunas personas se enfadan con razón, pero otras, sólo para conseguir que las cosas se hagan como pretenden. Estas dos clases de enfado no deben tratarse del mismo modo y, por ello, vamos a observarlas por separado:
-El enfado justificado: rara vez es un buen método para lograr un objetivo, pero los humanos cometemos errores. La cuestión es cómo controlar y diluir el enfado lo antes posible.
La persona asertiva escucha lo que el otro tenga que decir, muestra que entiende su punto de vista y demuestra que toma en cuenta sus sentimientos. Una persona que se enfada sólo quiere una cosa: resultados. Así pues, el paso siguiente es llegar a un acuerdo que lo satisfaga.
-El enfado táctico: en este caso, lo peor que se puede hacer es permitir que se salgan con la suya, puesto que entonces emplearían la táctica una y otra vez contigo y con otras personas. Así la solución asertiva sería mostrarse seguro de ti mismo y no permitir que nadie grite o despotrique delante de ti; y abandonar la conversación con esa persona si se ve que no se calma, inclusive abandonar la habitación si no remite. Al reaccionar de igual modo ante futuros enfados, esa persona aprenderá a comunicarse contigo de forma racional y educada.
Y ya para terminar con esta desbandada, no está demás recordar que un asertivo es una persona segura de sí misma. Tener más confianza es un tema de elección. Si nuestros
pensamientos determinan en gran medida nuestras emociones, ¿por qué no tratamos de dirigirlos positivamente, en lugar de lo contrario?