Hoy varios políticos de diversos partidos se escandalizan ante el por qué México se mueve muy lentamente hacia la recuperación económica, lo que ha originado la pérdida de competitividad; de 48 países analizados perdimos 2 lugares luego de haber estado en el tercer lugar.
Yo pregunto: ¿Acaso no se acuerdan que ellos han sido los principales encargados para empeorar nuestros problemas?
Veamos por qué: Uno de los factores por lo que hemos perdido confiabilidad a nivel internacional fue la toma de la tribuna del Congreso de la Unión, lo cual mandó una señal a todo el mundo de que somos un país en anarquía, con legisladores ajenos a su trabajo; y es que han olvidado que legislar, aparte de hacer leyes, es el promover que estas se cumplan.
La cruda realidad es que en lugar de eso es que quienes deberían de poner el ejemplo respetando las leyes las violan, atacando impunemente a quienes quieran cumplir con sus obligaciones los cuales han sido agredidos y bloqueados para que no lo hagan.
Después hemos sido testigos cómo el chantaje político se hizo presente al no dejar pasar las reformas constitucionales que permitirían la modernización para nuestro país o bien sólo permitieron reformas marginales o superficiales haciendo caso a los intereses partidarios o de grupos de poder y no a los intereses de la nación. Recordemos: Pemex, Reforma Hacendaria, Ley Federal del Trabajo, Elección de Embajadores, Ministros, Magistrados, Funcionarios de Hacienda en el reparto de posiciones así como el obligar a estados y municipios a la rendición de cuentas y la transparencia.
Presente en la memoria de la población está como los grupos políticos han negado el apoyo al presidente para combatir la corrupción y la elusión, sin embargo sí les ha venido bien, poner en duda la Pandemia A H1N1, que hay que decirlo, México supo enfrentar gracias a la solidaridad de los mexicanos, y el aceptar de facto un gobierno en la Ciudad de México que vemos hasta con incredulidad que solapa vilmente la impunidad.
De ahí que la petición más sentida es que deben aceptar su responsabilidad frente a la sociedad, sin ambages. Ya basta que ante la opinión pública se rasguen las vestiduras sin hablar con la verdad. Asimismo qué grave es que varios de los gobiernos estatales sigan dilapidando la riqueza nacional y luego ponen el grito en el cielo porque no hay. Lo que ayer tiraron o malgastaron hoy les hace falta.
Soy un convencido que no debemos creer en la política como medro, como lucro, como conjunto de pasiones malsanas; no debemos considerarla como intriga y doblez; creo -y por eso estoy trabajando en ello-, en la política como posición de servicio al pueblo, como cauce a las inquietudes de la época, como limpia actitud de trabajo para nuestra patria. La política es toda voluntad la de ser recto y la voluntad es toda fin: el de ser útil. Un político es bueno o malo en la medida en que atiende y resuelve los problemas colectivos. Ir tras el poder para satisfacer vanidades o en busca de ventajas sobre el ciudadano, constituye un notorio complejo de inferioridad, pues no son los cargos públicos los que los hacen superiores a los hombres; son los hombres los que deben darle categoría a los cargos públicos.




