Los payasos en el escenario con la mirada atónita y minuciosa, observaban con extremo detalle a esos adultos que durante poco más de una hora habían permanecido sentados, dejando ir una risa de vez en cuando; pero cuando aparecieron las pelotas gigantes todos se pusieron de pie, querían tocarlas, empujarlas, eran unos niños, en eso los convirtió el Slava´s Snowshow.
En el proceso se convirtieron, fueron los payasos, el amarillo y sus acompañantes de sombreros alargados y grandes sacos verdes los que tocaron el alma de los asistentes, narraron una historia sin palabras, aventuras donde cambiaron los parajes con sólo incluir elementos sencillos: una base de cama con una escoba y una enorme tela transparente era un barco que transportaba no sólo a los personajes del escenario sino también a la gente desde sus butacas.
El show fue totalmente incluyente, la intención es hacer sentir, no sólo a través de las expresiones y movimientos, sino también con otras acciones propias del clown como irrumpir entre los asientos, tocar a los asistentes, sentarse encima de ellos, jalarlos por el cabello. Este es uno de los grandes atributos del espectáculo que vino por primera ocasión a Aguascalientes: la sencillez con la que emociona.
El primer atisbo de que el público era parte del show fue cuando una enorme tela de araña que seguro salió de alguna de las puertas o ventanas de la casa de alguno de los payasos invadió por completo al público, sólo se veían filas de brazos levantados que se enredaban en las manos, el cabello, había que hacerla pasar hasta el final y seguro el payaso amarillo con su escoba no alcanzaría a limpiarlo todo.
Los payasos caminaban lentos, gesticulaban, observaban, de una de las bolsas de su saco sacaron de pronto un puño de papeles blancos recortados para vaciarlos en la cabeza de cualquiera, el “susodicho” se limitaba a levantar los brazos, cerrar los ojos y disfrutar de la sensación, de eso no se escapó ni el hombre de mayor edad, ni el presidente municipal, ni cualquiera de los niños.
La lluvia tomó por sorpresa a los payasos en el intermedio, casi todos sacaron sus paraguas y algunos de los que estaban sentados a su alrededor pudieron cubrirse, pero la verdad es que los demás se mojaron indiscutiblemente, por fortuna fue corta y eso hizo que los asistentes no buscaran un espacio donde guarecerse.
Después de los viajes hubo también amor, despedidas, una llamada por teléfono, abrazos largos, una carta de despedida leída desde la distancia y pensando en el ser amado que se dejó a la distancia y después de eso fue que llegó el invierno con toda la fuerza, que en buena parte de México se desconoce porque generalmente no nieva, pero a través del Snowshow hubo quien incluso sintió frío al caer la nieve.
La parte final del show y poco antes del momento del conjuro en que grandes y chicos se vuelven niños fue impresionante la luz, la música, el aire, el efecto visual, la distancia, la esperanza. Un espectáculo que vale la pena ver para olvidar el ser adulto y recordar el ser infantil que todas las personas llevan dentro, pero tratan de no sacar porque generalmente no son correctos o amables, simplemente son.




