Ejercitarse con regularidad y comer de manera saludable es beneficioso para la salud, sin embargo existen personas que llevan esto al extremo, convirtiéndose en una obsesión por el culto al cuerpo perfecto, originando trastornos emocionales relacionados con la alimentación como: la vigorexia y la ortorexia, destacó Magali García Gómez, responsable estatal del área de nutrición del Instituto de Salud del Estado de Aguascalientes (ISEA) para La Jornada Aguascalientes.
Explicó que la vigorexia es el trastorno alimenticio y emocional en el que la persona está obsesionada por el aspecto físico, tanto por realizar ejercicio de manera exagerada, como por el desmedido de alimentos con alto grado de proteínas, restringiéndose a consumir solamente productos que ayuden aumentar la masa corporal, naturales o sustancias como los anabólicos y esteroides.
García Gómez enfatizó que ingerir proteínas en exceso puede derivar en daños en el hígado o riñones, estos órganos son los encargados de procesar y eliminar los desechos de las proteínas, amoniaco, urea y el ácido úrico; su ingesta en grandes cantidades puede saturar el organismo. Además apuntó que las proteínas se obtienen de alimentos con altos niveles de grasa saturadas, que fomentan el colesterol alto y por tanto problemas cardiovasculares por arterias tapadas.
Pasar largas horas en el gimnasio, mirarse de manera continua en espejo contemplando el aspecto físico, realizar dietas constantemente y dar gran importancia a la apariencia al grado de que eso es lo más importante de una persona, son síntomas de que se puede padecer vigorexia.
Respecto a la ortorexia la especialista manifestó, que es la obsesión patológica por una alimentación sana, al grado de consumir solamente frutas o verduras, “o aquello que ellos consideran como buena alimentación”, sin embargo en esta obsesión, se excluye el consumo de otros grupos alimenticios que son parte de una dieta balanceada, como las carnes, el pescado y los lácteos por considerar que contienen grasas o sustancias que pueden ser nocivas para la salud, restringiendo la alimentación a unos cuantos productos, privándose de todos los nutrimentos necesarios para el organismo.
Indicó que un síntoma clásico de este trastorno es dedicarle muchas horas a planear lo que se van consumir, “pasan de dos a tres horas pensando qué se van a comer”, también señaló que se prioriza comprar los alimentos más naturales no importando el costo o lo que se tenga que hacer para obtenerlos. La obsesión es tal que llega al grado de cuidar como se parten los alimentos, “siempre en cuadros o triángulos”, si no, no se consumen.
Magali García Gómez precisó que este tipo de padecimientos son escasos, sin embargo se tiene una tendencia al crecimiento de casos, por la sobrevaloración que la sociedad actual le da a estar extremadamente delgados o con un cuerpo musculoso, sobre todo promovido por la televisión, donde el que vale es el que está agradable físicamente. Agregó que estos trastornos son propios de las clases altas, por el grado de exigencias económicas que requieren, ir al gimnasio, comprar suplementos alimenticios, en el caso de la vigorexia; o comprar solamente productos orgánicos que son de precio elevado.




