Por primera ocasión, el Centro de Investigaciones y Estudios Literarios (CIELA) impartió talleres para niños menores de 15 años de edad, el ejercicio fue muy provechoso e interesante, el poder que ellos tienen para imaginar, cerraron el ciclo con la presentación de una obra de teatro. Este centro es de manera natural un foro que incluso ha servido también para otros grupos que han visto en este espacio un escenario natural para el teatro.
Esta iniciativa de los talleres para niños menores de quince años fue una idea a la que le estuvieron dando forma y en un inicio desconocían si iba o no a funcionar esta oferta y de qué manera por ser esta la primera ocasión y afortunadamente la respuesta fue muy buena, de hecho hubo quienes se quedaron sin poder asistir porque los cupos estaban limitados a quince niños para darles una mejor atención. Se abrieron talleres para pequeños, desde los cuatro a los quince años.
Los talleristas fueron Carolina Castro, Francisco Martínez Farfán y Juan Manuel Rodríguez; el trabajo en general fue muy placentero, pero sobre todo el que realizaron con los niños más pequeños por la capacidad que ellos tienen para imaginar con pocos elementos que les proporcionaron en los ejercicios que realizaban, donde incluso realizaron varias actividades plásticas relacionadas con la literatura, fue seguramente una forma de sembrarles el interés por la lectura, aunque el objetivo principal fue tener un primer encuentro cercano con las letras.
A manera de clausura de los talleres organizaron en conjunto con el foro Al Trote la realización de una obra de teatro apta para los niños y que de alguna manera estuviera vinculada con la actividad que durante cinco semanas del período vacacional realizaron en el CIELA. La obra que eligieron se llama El gato engatuzado, una puesta en escena que combina proyección multimedia, títeres y la actuación de una actriz y esa combinación fue interesante para los niños, además de que la historia central tenía una propuesta de valores en torno al cuidado del medio ambiente.
Durante los talleres desarrollaron temas como mi casa, la ciudad, el universo cósmico, el bosque y el desierto y en torno a ellos, los pequeños crearon una serie de historias y para los niños de mayor edad abrieron un sitio en Internet para mantener contacto con su profesor de taller y de alguna manera crear a través de esta nueva herramienta para publicar.
El CIELA se ha quedado un poco al margen de la realización de actividades para niños porque hay otros programas como el de Alas y Raíces para los niños y las mismas salas de lectura que son quienes cubren esta demanda, aún así la experiencia fue tan buena que sí tienen contemplado hacer de nuevo estos talleres de verano, pero no en los tiempos escolares porque eso sería más complicado. Para el próximo ciclo lo que harán será abrir más grupos para cubrir la demanda y que no haya niños que se queden fuera.
Además han buscado hacer presentaciones de obras para el público en general, la ubicación del CIELA también propicia que los vecinos y la gente que viva en el centro pueda ver como una opción al centro para asistir a otro tipo de actividades que no tienen que ver propiamente con cuestiones literarias.
Claudia Santa Ana consideró que el espacio del CIELA es muy generoso para la representación de obras de teatro, su propia riqueza arquitectónica le concede atributos de acústica, el espacio desde donde todas las personas tienen buena visibilidad; ella ha puesto a disposición de los grupos tanto de teatro como de danza este foro pero hasta ahora no se han hecho temporadas.
