La injustificada y arbitraria determinación administrativa del titular de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social, Javier Lozano Alarcón al denegar la constancia de Toma de Nota al secretario general del Sindicato Mexicano de Electricistas (SME), Martín Esparza Flores representó una insultante injerencia del gobierno calderonista en la vida interna de ese sindicato que a lo largo de su historia ha sufrido una escalada de hostilidad en su contra a la que no permanecieron ajenas la Secretaría de Gobernación y de Seguridad Pública Federal, quienes operaron diversas agresiones y provocaciones administrativas, declarativas y operativas con el propósito de crear incidentes para pretextar una abierta represión contra el SME presentándolos ante la opinión pública como un problema de “seguridad nacional”, distorsionando la imagen pública de los trabajadores para mostrarlos como irresponsables, violentos y transgresores de la ley que la mayoría de los medios informativos nacionales difundió como parte de una campaña de linchamiento propagandístico que logró hostigar, amedrentar y minar su autonomía sindical.
El gobierno usurpador, fiel a su origen espurio, se empeñó en transitar por el camino irreversible de la traición a la Patria y de manera clandestina, como lo hacen los delincuentes, declaró la madrugada del domingo 11 de octubre la quiebra de Luz y Fuerza del Centro, luego de que la Policía Federal Preventiva tomara todas sus instalaciones por haberse “comprobado la ineficiencia operativa y financiera del organismo descentralizado y concluir de que, siguiendo el principio de ejercicio eficiente del gasto público, Luz y Fuerza del Centro se extingue porque su funcionamiento ya no resulta conveniente desde el punto de vista de la economía nacional y del interés público». Estos argumentos son los mismos que utilizó el PRI hace años para rematar las empresas públicas más rentables a sus socios neoliberales. Con ello, la “toma de nota” sólo fue un burdo pretexto para liquidar a dicha empresa y mostrar su “quiebra” cuando ya el gobierno usurpador había pactado su venta a empresas transnacionales que además de la energía eléctrica les ofertaron el agua, gas y petróleo, tales como la Conoco-Phillips, Royal-Dutch/Shell, Chevron-Texaco, Petrobrás, Mitsubishi, Iberdrola, Unión FENOSA y Gas Natural de España, entre otras. Con la misma lógica con que el “gran espurio” decreta la desaparición de Luz y Fuerza del Centro, el pueblo mexicano, debe desaparecer por inoperante, ineficiente y a un altísimo costo al gobierno calderonista, quien desde la usurpación ha agudizado la pobreza de millones de mexicanos exprimiendo las arcas publicas y generando la peor violencia jamás vivida en México por así convenir a los intereses de la mafia minoritaria, vividora y apátrida que le patrocinó su ascenso al poder. Con el caos y la miseria instaladas en territorio nacional, la privatización de la energía el eléctrica se impuso a espaldas de la nación con la complacencia de un Poder Legislativo Fallido que nada ha hecho en la defensa de la soberanía y el patrimonio nacionales tal como lo mandata la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos en sus artículos 27 y 28, párrafos sexto y cuarto, respectivamente.
Ante este negro panorama cuántos trabajadores serán capaces de ponerse de pie y gritar ¡YA BASTA! a esta indignante venta de nuestra soberanía que denigra e insulta la historia del movimiento obrero mexicano que en su momento luchó por heredarnos una Carta Magna que nos permitió tener mejores condiciones de vida y de trabajo, hoy deshonrada por un sindicalismo antidemocrático entregado al poder y al dinero. Llegó el momento de movilizarnos para frenar la rapiña neoliberal y luchar contra el despojo capitalista del patrimonio nacional que no es otra cosa más que la defensa de nuestra soberanía y sus derechos colectivos en donde todas las mexicanas y los mexicanos tenemos un lugar en esta lucha. ¿Qué esperamos entonces para derrocar al gobierno usurpador ?




