El pasado 25 de noviembre los integrantes de la Comisión de Seguridad Pública tuvimos una reunión con el secretario de la Defensa Nacional y ahí tuvimos una plática interesante con el secretario, General Guillermo Galván Galván para comentar primordialmente los temas inherentes del informe del presidente de la República así como otros asuntos de trascendencia. De lo ahí tratado hay tramas que sin duda, de concretarse, serán trascendentales ya que le dará un vuelco al sector castrense para situarlo donde estuvo en tiempos de la Secretaría de Guerra y Marina, a cuya cabeza estuvieron generales de la talla de Álvaro Obregón, Plutarco Elías Calles, Manuel Ávila Camacho, Joaquín Amaro, entre otros destacados caudillos de la Revolución.
En dicha reunión se trataron asuntos importantes para la vida del país. Por ejemplo, que el Ejército no saldrá de las calles en el combate al narcotráfico, en tanto los gobiernos estatales y municipales no depuren y profesionalicen sus cuerpos policíacos.
Para el General Galván Galván el asunto es muy concreto: “no depende
de los militares la salida de las calles, sino de que las policías se
hagan cargo de la seguridad”.
En la reunión que tuvimos con el secretario de la Defensa tocamos
muchos tópicos. Estuvimos así mismo analizando los resultados que ha
habido en el combate al crimen, en la voluntad que hay de que esto siga
hasta las últimas consecuencias. Y dentro de eso se empezó a tratar, de
una manera comparativa, la forma en que en otros países manejan sus
áreas de la Armada. Países que inclusive tienen civiles como
secretarios de Defensa, etc.; los pros y contras que podría traer el
fusionar estas dos secretarías de lo cual debo aclarar que de esto no
hay todavía ninguna iniciativa ni por parte del ejecutivo ni por parte
de la Secretaría de la Defensa Nacional, tampoco sé de ningún
legislador que esté ahorita en esa tesitura. Lo que sí quedó claro es
que son temas que no debemos de rehuir, al contrario debemos con toda
la seriedad del mundo tratarlos pensando en el país.
Del proyecto anterior no veo ninguna gravedad en la pretendida
fusión. Se entiende que en tiempos del régimen presidencialista, la
fusión bajo un solo mando, pudiera haber presentado una sombra de
inquietud para la fuerza del primer mandatario, pero estos son otros
tiempos.
Hay una democracia, hay una Constitución que hace posible que exista una separación de poderes.
Si en el pasado existió una Secretaría de Guerra y Marina, ¿por qué
en tiempos de la democracia no podría existir bajo el mando supremo del
presidente de la República y con un secretario civil? A fin de cuentas,
si este proyecto prospera, habría un comandante del Ejército y uno de
la Marina.
Hubo otros temas interesantes que tratamos como los resultados del
ataque al crimen, así como de todas las hectáreas de cultivo de
enervantes que se han destruido. Algo interesante y merecido va a ser
el homenaje al escuadrón 201 conocido como las Águilas Aztecas y que
fue una unidad mexicana de combate aéreo que participó en la Segunda
Guerra Mundial. El escuadrón voló como anexo al Grupo 58 de combate de
la 5a Fuerza Aérea del Ejército de los EE.UU. en la liberación de la
isla madre de Luzón, Filipinas, durante el verano de 1945. Esta es la
única unidad militar mexicana que ha combatido fuera del territorio
nacional.
Por el ejército mexicano tengo un gran respeto y admiración pues sus
hombres encaran con franqueza y decisión, con lealtad y con valor la
seguridad nacional. Siempre han mantenido firme la brújula de su
objetivo. El ejército través de los años ha cumplido con sus objetivos
en cada momento y ahora está demostrando su solidez en perjuicio de la
creciente inseguridad que trata de enseñorearse de nuestra nación, en
donde la violencia y la civilización no se avienen; se repudian. Los
integrantes de las fuerzas castrenses toman su bandera de defender al
país con decisión y valor; no temen a los ríos que se desbordan y al
monte que parece multiplicarse por las noches para cerrarle el
horizonte. Por el contrario: Luchan con honestidad, con espíritu de
sacrificio sin nada que temer porque están sostenidos siempre por el
apoyo inconmovible del pueblo.
