a crítica es la actitud intelectual que aspira a definir valores y elevar el nivel de sensibilidad colectiva”. Alejandro Laborie, crítico de teatro
Al enfrentarnos a una obra teatral en todos sus procesos, desde que estás en taquilla para comprar el boleto, recibes el programa de mano, eliges tu butaca preferida, esperas impaciente a que den la tercera llamada, escuchas la música de fondo que te da el parámetro para saber qué tipo de montaje vas a presenciar, observas al público (algunos platicando, otros leyendo la sinopsis de la obra, otros mensajeando con su celular, en fin), hasta que apagan las luces y ahora sí todos los sentidos al cien por ciento porque empieza la función.
Ningún arte es tan desvalorizado como el oficio del crítico, los que
están en escena lo consideran como un individuo inepto, que carece de
experiencia, aquel que no estuvo involucrado en el proceso creativo
cómo se atreve a opinar sobre su trabajo o mejor dicho de su obra
maestra. Quizá este sea el precio que el teatro debe pagar por hablar
el lenguaje del hombre común y por ser el arte más democrático.
Este trabajo es tan importante y necesario para documentar la
actividad escénica, por este ejercicio periodístico sabemos si el
teatro del siglo XIX tuvo sus momentos de gloria, si el público estaba
satisfecho de lo que se presentaba, esto a través de la visión de un
cronista o un crítico, aunque hay que aclarar que si no se tienen los
elementos suficientes como falta de conocimientos, carencia de
comprensión o sensibilidad puede caer en críticas improvisadas.
Algunos requisitos indispensables que se debe llevar consigo cuando
se va al teatro, es un constante respeto a este arte, conocer los
géneros y técnicas teatrales, reconocer el talento creador para
distinguir entre genio y mediocridad y un conocimiento cabal de los
propios prejuicios de quien escribe.
La opinión de un crítico no es objetiva sino subjetiva y en palabras
de la crítica Carmen Zavaleta debe estar avalada por el estudio y la
investigación y no solamente por impresiones de la propuesta escénica
que observa (en este sentido no debe caer en juicios de valor, ni de
descalificación frente al hecho escénico); y lo ideal es evaluar el
hecho teatral considerando cada producción como un objeto único, con
sistemas y medios de producción delimitados y considerando a cada obra
en su contexto, para evitar las comparaciones.
Pero ¿cómo valorar una buena crítica y descartar la mala? El maestro
Fernando de Ita comenta que no se debe ser crítico de butaca, sino que
se debe conocer el proceso de creativo de una puesta en escena desde la
dirección, dramaturgia, actuación, producción, etcétera, aunque el
crítico francés René Solís considera que hay que tomarlo en cuenta pero
a veces no siempre es posible acercarse al proceso. De acuerdo, lo más
óptimo es estar en algunos ensayos, ver el trabajo y aquí surge la
cuestión de que no todos los grupos están dispuestos a de que se
observen sus trabajos preliminares y prefieren dar a conocer su obra
en una temporada.
Otro de los requisitos indispensables para tener una visión integral
de la puesta, es leer la dramaturgia ya sea antes o después de verla,
sobre todo si se trata de adaptaciones de cuento, novela o película. Si
es dramaturgia local, entrevistar al autor y tener su propia versión.
Algunos críticos se basan en la obra escrita y ponen más acento en el
libreto que en la producción otros más les interesa los aspectos
filosóficos o sociológicos de la pieza teatral y se preocupan por su
influencia y aportaciones a la vida individual y la mayoría se va por
los aspectos del libreto: la forma, el estilo, la estructura, el
lenguaje, la originalidad y la técnica usada.
Y a todo esto ¿para qué escribir crítica?, ¿para los involucrados en
la puesta?, o ¿para el público interesado en conocer algo más de la
obra vista? La razón de hacer crítica teatral es sencillamente para
orientar al público, al asistir a una obra en particular. El crítico no
debe caer en la pretensión de que es un maestro que va a “educar” al
público, porque estará sobrepasando la función que en estricto sentido
le corresponde. Alejandro Laborie (crítico teatro)
Lo que sí es un hecho, la mayor dificultad a las que se enfrenta un
crítico no es al público sino a los propios creadores que les
representa un gran problema aceptar una crítica constructiva y la toman
de manera personal. Me he topado con teatristas que piensan que si uno
utiliza un lenguaje llano y sencillo no es un buen crítico. Hablar de
intenciones histriónicas, géneros dramáticos, catarsis y énfasis
retenidos no es precisamente la mejor manera de acercarse al lector de
un diario, cuando se supone que uno busca invitarlo a ver determinada
puesta en escena y no confundirlo con términos que no comprende.
Alejandra Tello (promotora teatral y crítica).
Estos son algunas opiniones y reglas de los expertos que a lo largo
de su vida profesional han hecho crítica, guste o no a los creativos.
En nuestro estado, ¿se merece hacer crítica?, y ¿quiénes son los más
aptos para hacerla?, de primera instancia aquellos que amen el teatro y
que tengan el carácter para enfrentar los egos de los creadores, es
una muy buena oportunidad de formar públicos y termino con la palabras
del maestro Jorge Dubatti “el crítico es un constructor de lectores”.
Fuentes consultada: El público, Revista Máscara, Escenologia.
Entrevistas con los críticos Carmen Zavaleta, Alejandro Laborie y
Alejandra Tello, críticos teatrales. n
