Desde la perspectiva del escritor costarricense Leonardo Garnier, México comparado con la mayoría de los países latinoamericanos le ha dado una mayor importancia a la cultura, sin embargo eso no significa que esta automáticamente se traduzca en presupuesto destinado para la educación. En este país cultura y educación parecieran ser dos campos totalmente ajenos, sin embargo en el país existe la suficiente riqueza como para desarrollar un proyecto muy grande, ahí está el reto.
“Por un lado tengo el Museo metropolitano de Antropología que yo no he visto un museo igual en cualquier otro lugar del mundo, pero cómo conecto esa conciencia que tienen los mexicanos de su herencia cultural con su educación, ahí si hay un reto”.
Afortunada o desafortunadamente el vínculo entre educación y cultura
le corresponde no sólo a una sola persona o institución, sino que todos
los involucrados en el proceso deben contribuir para que esto sea
posible, por un lado los padres deben entender la importancia de una
educación integral, artística, ética y ciudadana, algunos directores o
encargados de los centros educativos consideran las materias de arte
para el tiempo que sobra e incluso tienen nombres como “especiales”,
“las marías”, depende de cada país.
Existe otro problema que se da en las diferencias de apreciación
entre los directivos y los docentes de la institución que en muchas
ocasiones propician que el profesor no cuente ni con el espacio, ni los
recursos mínimos indispensables para impartir una materia artística.
En este proceso, los medios de comunicación juegan también un papel
muy importante, pues en el caso de Costa Rica han sido un elemento
promotor del arte como una herramienta indispensable de la cultura.
Los estudiantes que son finalmente el objetivo primordial de la
educación deben sentirse integrados y para ello es importante
permitirles que se expresen a través de la manifestación artística y de
la manera que ellos consideren más adecuada para expresar lo que
quieren decir y no restringirlos, para Garnier con sólo decir eso no es
prohibido, la riqueza de las expresiones culturales entre los jóvenes
se vuelven impresionantes.
Para desarrollar la cultura en conjunto con la educación se requiere
de presupuesto y muchas veces esto no se ve reflejado porque los seres
humanos se guían más por sus creencias que por el conocimiento.
Generalmente están creencias son supersticiosas, equivocadas o
absurdas; mientras a través del conocimiento puede afirmarse que la
educación artística es rentable, indispensable y contribuye al mejor
rendimiento académico, las creencias pueden no reconocer esto. “El
problema es ideológico y no se da sólo en las sociedades
latinoamericanas sino también en Europa”.
Uno de los planteamientos fundamentales para Garnier dentro de la
cultura es la diversidad, que es una de las grandes discusiones de
estos tiempos debido a que en el momento de hablar de educación
artística hay mucha gente purista que considera que la enseñanza debe
darse sólo a partir de “nuestras raíces” o “lo nuestro” cuando eso no
es real del todo porque si se estudia música a partir de un trío y se
aborda un instrumento como la guitarra debe acotarse que llegó de
España y ellos la copiaron de los árabes.
Para Garnier, la música es nuestra por una razón histórica
importante que es la apropiación y que finalmente es un proceso que el
arte ha adoptado a lo largo del mundo y de la historia, se apropia de
formas artísticas de otros lugares y luego se hacen las propias.
Consideró a la educación y la cultura como malas mercancías porque
no tienen las características para dar buenos resultados en el mercado,
las catalogó más bien como servicios o bienes públicos, pero dado que
se ha buscado darles ese sentido de mercancía se requiere para que sean
exitosos la participación del estado para fomentarlas, estimularlas y
regularlas en un sentido positivo.
