Tener un huerto biointensivo que como su nombre lo dice implica tener más cultivos en menos espacio, no es sólo una forma en que las familias pueden producir muchos de los insumos para su alimentación, es una forma de modificar los hábitos alimenticios y también una nueva manera de relacionarse con la tierra y el mundo, entender que todo se trata de cooperar, comentó Agustín Medina Macías, biointensivista miembro de la organización Ecology Action y maestro capacitado.
Ellos tienen tres años ya con un huerto biointensivo de diez camas de cultivo de diez metros cuadrados y dos camas más de experimentación, es cien por ciento sustentable donde cultivan granos y hortalizas de temporada de invierno como alfalfa, trigo, ajo en diferentes variedades, algunas leguminosas, rábanos, cebollas, aunque obviamente se puede cultivar todo lo que pueda darse en la región y es por eso que este espacios se presta también para experimentar.
“Hay que cultivar para alimentarse la persona y también hay que alimentar al suelo (…) tienes que ser bueno con quien te alimenta, con quien te da todo y para nosotros el suelo como recurso natural es quien nos alimenta”.
Tanto Agustín como Marisol Tenorio que mantienen este huerto, son miembros de Ecology Action, organización internacional que promueve el cultivo biointensivo que tiene como finalidad propiciar que las personas cultive sus propios alimentos y desarrolle habilidades para hacerlo, para los miembros de esta organización el principal derecho humano es estar bien alimentado y hacerlo a través de un cultivo propio enseña otras cosas sobre el desarrollo natural de la vida.
Lo que ellos buscan como agricultores orgánicos o sustentables es que las semillas sean lo más natural posible y que tengan su propia experiencia genética por el contrario de las comerciales, transgénicas o híbridas que con el intercambio genético pierden toda su información propia, es por eso que ellos no están de acuerdo con el uso de los transgénicos. “Qué bueno que se experimente científicamente y se hagan cosas para beneficio de la humanidad, pero no para beneficiarse tanto comercialmente hablando”.
El cultivo biointensivo ayuda a recuperar suelo 60 veces más rápido que la naturaleza por los cuidados específicos que este requiere en el proceso de siembra siempre y cuando se cumpla con los requisitos básicos de cuidado de esta área.
Una persona con diez camas de cultivo que representan aproximadamente 100 metros cuadrados, un familia de siete y ocho personas no deben preocuparse por comprar verdura en todo el año, si se hablará de una dieta cien por ciento vegetariana serían 400 metros cuadrados por persona, diez veces menos que el espacio necesario para cubrir una dieta normal de alguien acostumbrado a ir al supermercado se requieren entre 4 mil 500 y 5 mil metros cuadrados por persona.
“Lo que no tomamos en cuenta es que la agricultura es un proceso que puede afectar mucho a la tierra cuando no se trabaja debidamente, la revolución verde nos trajo muchos beneficios, se alimentó a la humanidad pero ahora está pasando todo lo contrario, los suelos se están desgastando, el recurso principal después del agua es el suelo y cada día se está acabando”.
El cultivo biointensivo se basa en siete principios, uno de ellos es la doble excavación, ya que cuando van a sembrar cultivos de primavera-verano se debe excavar a una profundidad de 60 centímetros que es además una técnica para enseñar a las personas a desarrollar esta habilidad; debe elaborarse composta constantemente; deben rotarse los cultivos; el ahorro del agua al momento de regar; lo más adecuado es elegir cultivos que generen mayor cantidad de calorías y que en un espacio pequeño se genere una mayor cantidad de frutos; además del uso de semillas naturales y realizar todos estos procesos de manera integral y constante.
Además de ser una forma de obtener comestibles es también una terapia, un acto productivo. El cooperativismo es un valor que trae consigo el hecho de dedicarse al cuidado de un huerto biointensivo al ver como los mismos insectos y cada uno de los elementos que lo circundan forman parte de un todo; otro de ellos es practicar la voluntad, la paciencia, la observación que es una habilidad y un valor.
Como miembros de esta organización internacional tienen el compromiso de mantener su huerto biointensivo, entregar reportes de sus avances y también dar capacitación a otras personas tanto de la zona rural como quienes tienen algún terreno aunque nunca hayan tenido contacto con el trabajo agrícola.
Los cursos de desarrollo de habilidades prácticas, ellos los trabajan en el Centro de capacitación e investigación El Mezquite que es donde tienen su huerto biointensivo para cultivos de verano y de invierno, tienen contacto con la Universidad Autónoma de Aguascalientes para dar cursos en la carrera de ciencias ambientales, con algunas entidades de gobierno y han trabajo también en otros estados por estar conectados en una red nacional, han estado en Chihuahua, Veracruz, estado de México y han estado dando muchas capacitaciones en San Miguel de Allende con otras organizaciones civiles.
Hasta ahora todos los cursos de capacitación son para adultos y ahorita están pensando en trabajar algo para niños. Ellos por su cuenta le han dado seguimiento a quienes participan en los cursos para ver si le dieron continuidad a lo que aprendieron y hasta ahora la mayoría sí hicieron sus huertos.
“Ya comerte una lechuga que es de tu huerto es muy diferente a ir al supermercado, te cambia mucho la cosmovisión, la forma de cómo vivir; para nosotros fue empezar a no ir al supermercado o cuando íbamos y las veíamos decíamos ni saben igual, ni se ven igual”.




