- La Concepción fue un “Puerto” para la nevada del frente número 23
- La última tormenta de nieve que les abatió fue hace doce años, dicen los vecinos
Puerto de la Concepción es quizá el poblado más remoto de Aguascalientes. Si no lo es, la nevada de ayer viernes lo convirtió al menos en uno de los peor comunicados. Los habitantes de esta comunidad llaman a las colinas que lo rodean la cerro verde o el cerro pelado. Sin embargo, puede que sean denominaciones autóctonas.
Este poblado, perteneciente al municipio Tepezalá en el nororiente del Estado, está compuesto de casitas con techos de lámina y puertas que, en muchos casos, están hechas de tablas sujetas con clavos. La construcción que más abrigada se ve, es la iglesia a la cual va un párroco cada dos semanas para dar misa.
Los vecinos cuentan que viven unos 400 habitantes, muchos de ellos niños. Lo cierto es que por las calles apenas se veía algún que otro viandante presto a resguardarse del frío. Los más, estaban quitando la nieve de los tejados con palas.
Desde Gobierno del Estado afirmaron que “hasta el municipio más remoto” estaba cubierto y preparado para recibir el frío. Pero en Puerto de la Concepción había toda una comunidad muy poco preparada. Los vecinos clamaban por cobertores y afirmaban que la última ayuda la trajeron hace dos meses.
María del Refugio Carbajal Gómez nació en Puerto de la Concepción y tiene ocho años habitando una casa que mide unos 15 metros cuadrados, de los cuales menos de la mitad los ocupa un cuarto al que se entra por una cortina y que aloja a la vez cocina y una única recámara, y el resto una letrina y una especie de patio cubierto por un tejaban de madera que la tarde ayer (viernes) goteaba la nieve derretida de la primera nevada que cayó en Tepezalá después de 12 años.
Su vivienda es una de las más pobres de la comunidad y con la caída de nieve de este viernes, dice, muy probablemente perderá el huerto de nopales que tiene atrás y del que, cuando no era uno de los cuatro meses que a veces dura sin gas para cocinar, alimenta a su esposo y sus cuatro hijos. Lo mismo sucedió después del 12 de diciembre de 1997, cuando los nopales, los árboles y cultivos de los habitantes se quemaron con la nevada de ese año.
María del Refugio contó que fue alrededor de las 11 de la mañana, cuando la nieve empezó a caer y un poco más tarde cuando un contingente del DIF municipal de Tepezalá comenzó a circular, repartiendo cobijas a quienes se daban cuenta de su presencia.
“Yo me asomé y vi que iban pasando y pues caminé”, platica; a tres meses del desempleo de su marido y su hijo mayor, afirma, “yo, la mera verdad
lo que nos den, nos sirve, pero yo la verdad preferiría como una despensa o algo así”.
Lo mismo dice Nely Jáuregui Mesa, mujer que e al vulnerable grupo de los “adultos mayores” y que en su cuarto de lámina tampoco tiene gas ni un techo firme. Como la leña que usa para cocinar se mojó, ella, su esposo y sus familiares que habitan el cuarto de en frente comieron “un taco de chile”.
Ella dice que sí les dieron cobijas y que desde hace como un mes habían ido ya; “yo les pedí otra (cobija) pero me dijeron que no, porque traían muy poquitas”. Añade: “más bien yo necesito una despensita”, pero ese tipo de apoyo no fue el que llevaron ayer.
Juan Medina, comisario ejidal de la comunidad de Puerto de la Concepción, cuenta que los pobladores subsisten de la agricultura de temporal. Plantan frijol y maíz a principios de junio cuando comienzan las lluvias, y que cosechan en septiembre.
Actualmente comentó el señor Medina sólo hay unos cultivos de maguey, que aseguró no se vieron afectados por la nieve que cayó en el poblado, al contrario dijo, que la nieve era algo positivo pese al frío, pues ayudaría humedecer las tierras, explicó que es el hielo de las heladas lo que ocasiona que se quemen las plantas, cultivos y árboles de la zona, pues tarda más en derretirse a diferencia de la nieve.
La nieve no cae con agrado en comunidades abandonadas
En el Puerto de la Concepción la nevada no trajo tanta alegría a las familias como las que arribaban a las faldas de los cerros cercanos al municipio de Tepezalá, esto porque la gente que habitan en la comunidad no cuenta con las condiciones suficientes para soportar un frío por debajo de los cero grados centígrados, quedando abandonados por las autoridades municipales y estatales que únicamente mandaron cobijas que no alcanzaron para todos los hogares.
Llegar al lugar es complicado, debido a que está ubicado a cerca de 20 minutos de Tepezalá, en el habitan alrededor de 400 personas según cuentan los pobladores. La gran mayoría son personas de la tercera edad, quienes dan la bienvenida y aseguran que el presidente municipal panista, Cándido Loza Loza en pocas ocasiones acude a conocer de primera mano las necesidades.
Ni porque la nevada que tenía cerca de 12 años de presentarse, tampoco la asistencia de protección civil acudió al llamado de estas personas, mismas que tienen la mayoría de sus ingresos a través de la parcelas, que con esta temporada invernal vieron afectadas todas sus cosechas, según nos cuenta con lamentaciones la señora Pascuala Jáuregui González.
Sin chamarra gruesa y con ropa ligera la señora con más de 60 años desnudaba su cara de la bufanda que lo cubría y contaba que el comisario ejidal repartió los pocos apoyos de cobijas que enviaron desde la presidencia municipal, quedándole la duda de que hayan tenido como fin último el uso por parte de los más allegados a la autoridad de la comunidad.
Estas familias sufren del aire que también circula en un lugar rodeado por cerros tupidos de color blanco, más porque aunque algunos hogares presumen tener piso firme gracias al gobierno federal, cuentan con un techo de lámina que también gotea, relata otra vecina.
Aprovecha y se queja del desempleo que sufren tanto ella como su marido, pide permiso para atender su modesta tienda de abarrotes mientras que Angelina Bernal López, una señora de entre 75 y 80 años corrobora un frío que se cuela por todos lados a su casa. Ella vive sola y únicamente recibe 2 mil 700 pesos bimestrales de los apoyos del gobierno federal, este es su único ingreso ya que aunque cuenta con hijos, estos no acuden a visitarla.
Aunque la mayoría de la nieve sobre los automóviles y en las banquetas comienza a derretirse aún neva un poco, pero la señora apenas cuenta con un reboso que cubre parte de su rostro, un ves.mallas de un color más fuerte que a simple vista revelan el mínimo calor que estas pueden generar.
