En el “centro hospitalario” que está cerca del centro de la ciudad, en esos baños característicos de los nosocomios, con fuerte olor a cloro y medicamentos todo en una mezcla rara, que en cuestiones de tufos, existe una diferencia enorme a la primera “fosa séptica” de aquel año 1882, y que fue creada por el abad Moignon, y más atrás, hace unos diez mil años, que fue cuando inició el control de los malos olores, resultados estos por los desechos humanos.
Encontramos que los habitantes de las islas Oreadas, —que se encuentran de cara a la costa de Escocia—, construyeron los primeros sistemas tipo letrina para alejar de sus hogares los desechos, allí es donde se han encontrado vestigios de toscas conducciones, que iban desde las viviendas de piedra hasta los torrentes, lo que permitía satisfacer las necesidades en el interior en vez de tener que salir al exterior.
En los baños públicos del hospital mencionado y con la certidumbre de saber que ya se sale ese lugar con la esperanza de no volver. Dos hombres conversaban aunque uno de los dos era el que más hablaba, mientras en recepción una numerosa familia estaba a la espera de que llegarán para salir de allí, no sólo del lugar, sino de la temporada de desvelos y preocupaciones de un periodo largo de estar en un edificio hospitalario.
“Mis dos hijos están allá por las “Carolinas”, y desde hace más de dos meses que no tienen trabajo, y por pudieron mandarme algo de dinero, muy poco… le están batallando por eso de la crisis y como ellos trabajan en la pintura de casas, se les acabó “el jale”, pero no quieren regresarse, tienen la esperanza de pronto agarrar algo….”
“Y pos´ con los ahorros que alcanzamos a juntar de lo que nos mandaban, nos dimos un aliviane. Un pariente que tenemos en Nueva York trabajando en los “caballos”: el tío Miguel ¿te acuerdas de él? Se fue hace como 30 años y ya no ha regresado desde entonces, ya hasta tiene otra familia allá, pero sigue de ilegal… —Sí, él si tiene trabajo, cuando menos se avienta seis horas al día, dice que es poco pero no le ha faltado la chamba…, —Él siempre ha estado trabajando en eso de los caballos…” —“Pos´, nos mandó algo, para ajustar la cuenta del hospital, “nos faltaban sólo 5,000” le dijimos, y nos los mandó luego, luego. Ya lo fuimos a cobrar a Electra, pero lo que nos dieron fue menos, porque nos rebajaron que una comisión, —eso sí, nos dieron que un vale pa´ cambiarlo por una licuadora—, y tuvimos que vender una becerra y sólo así completamos, ya solamente nos falta comprar la medicina, pero eso será luego hasta que juntemos más dinero”.
¿Con lo de Procampo? No compadre, no alcanza para eso, además no quiero que luego me quiten la poca ayuda por hacer algo que no se debe, acuérdese lo que nos dijo la licenciada, que era nada más para ayudarnos en lo de la labranza de la tierra, ¡ya ve a don Tomás, sólo porque compró un becerro lleno de sarna, todo el “borlote” que hicieron, y lo del Seguro Popular, nos dijeron que la enfermedad que tiene la mujer, que no lo cubría y pos´ por eso llegamos aquí.
¿Qué cómo está la mujer? Ya mejor compadre, pero buen susto que nos pegó, aunque ya no va estar bien, dicen los doctores que el tumor estaba muy grande y que no se explican cómo es que pudo estar tanto tiempo con ese malestar. Lo bueno fue, como dijo una enfermera, que no era maligno, ¡cáncer pues!
Lo que nos da mucho ánimo eso, porque ya ve compadre que eso del cáncer es rete malo…
Buscando algo con qué secarse las manos; y al no encontrar nada que pudiera quitar el exceso de agua, sacudiendo las manos y pasarlas de manera acompasada por las corvas para secarlas en los pantalones de mezclilla, los compadres se retiraron rumbo a la caja del hospital.
La conversación fue de una persona que por su indumentaria, parecía que recién había llegado de sus labores en el campo, su interlocutor aparentaba la misma edad y solamente asentía con la cabeza o se quedaba en silencio con la mirada en un punto indefinido.
Serían casi las doce del día, donde el sol no calentaba y sólo el frío se podía torear afuera con bufandas y chamarras. El edificio era gélido por estar resguardado con sombras abrumadoras por los inmuebles más altos lo que impedía que se filtraran algunos destellos solares.




