El sevillano Antonio Barrera regaló con el sexto una faena de entendimiento y mucha hondura con la que logró cortar la única peluda de la larga tarde de toros en la Monumental de Aguascalientes.
El torero definitivamente no vino de vacaciones a la Feria y se encontró con sus astados al grado de dotar de las mejores faenas de la tarde, mezclando valor, entrega y arte, gozando además con la suerte de haber tenido el mejor lote de los de San Isidro.
En lo que respecta al primer espada, Rafael Ortega, de nueva cuenta se fue en blanco en su tercera aparición en serial, a pesar de estar insistente, buscando y entregado, poco consiguió al final, banderilleó a todos sus toros, se metió en la cuna de los pitones, sobre todo con el segundo de su lote al que exprimió, conectando con los tendidos, pero cosa rara pinchando.
Fabián Barba por su parte estuvo en torero de verdad, con mucha honestidad en su quehacer en el que derrochó una voluntad sensacional, tanto con capa como con la muleta, sin embargo y para su mala fortuna encontró hueso con los aceros y debió olvidarse de trofeos, sobre todo en el séptimo con el que sudó sangre al pisar los terrenos del toro al grado de sufrir un achuchón que le rompió la taleguilla pero no le aflojó los machos y se puso en la cara metiéndose en el sitio del peligro, al final dio la meritoria vuelta al redondel.
El más joven del cartel, Joselito Adame, que entró en sustitución de José Mari Manzanarez, tenía la posibilidad de cortar más orejas en la Feria y ser el máximo triunfador, aun cuando en el momento lo es con las cuatro orejas ya cortadas, el obstáculo sin duda fue la espada, ya que por entrega y determinación no quedo en el torero de casa, que estuvo exigente consigo mismo logrando manifestar que quiere ser la próxima figura de la torería nacional.
