- Pretenden adaptarla para recorridos por museos, escuelas y sitios públicos
- Reducir a la mitad su precio en el mercado, con el plus de una cámara, la meta
Continuando con lo que podría estar convirtiéndose en una tradición dentro de las escuelas de ingeniería en la Universidad Panamericana campus Bonaterra a favor de las personas con discapacidad, Benjamín Romero y Adrián Camacho, estudiantes de la maestría en robótica, concluyeron hace poco junto con el investigador Ramiro Velázquez Guerrero una silla de ruedas inteligente que además de darles mayor independencia, podría aplicarse para recorridos en museos.
En entrevista con La Jornada Aguascalientes, el coordinador de este proyecto dio algunos detalles del proyecto que trabajan desde hace cerca de un año.
“No inventamos el hilo negro”, dijo Velázquez Guerrero; “lo que nosotros hicimos fue comprar una silla de ruedas normal y adaptarla a otras necesidades” y volverla un instrumento económicamente más accesible, pues mientras las sillas eléctricas que utilizan las personas que no tienen fuerza suficiente para moverla por sí mismas cuestan en el mercado incluso 3 mil dólares, la que los estudiantes aguascalentenses empezaron en octubre de 2008 cuesta 15 mil pesos.
Hasta aquí, de una silla de ruedas comercial “hicimos una silla de ruedas con motores, con sus pilas arriba y con el joystick” y que en lo general es idéntica a una eléctrica; sin embargo, como parte de la investigación teórica que respalda este proyecto se detectó que incluso las sillas eléctricas más modernas disponibles en el marcado no pueden ser operadas por gente que padece tetraplegia o tiene temblores, espasmos, traumatismos craneoencefálicos que le impiden el movimiento de sus extremidades
Así, los ingenieros y su coordinador decidieron añadirle un mecanismo que ya utilizaron para ya en algunos robots para el mapeo y en los lentes para personas invidentes: la silla de la UP cuenta con “una cámara que va detectando el terreno: detecta los bodes del camino o una línea pintada en la pared o en el suelo”, lo que permite que sea el dispositivo el que traslade a la persona que no tiene movimiento en brazos y pies.
“Los principios de visión por computadora son los mismos, la aplicación es esa”, sostuvo el investigador.
El prototipo de investigación o académico, apoyado por el Instituto Panamericano de Alta Dirección de Empresas (IPADE) de la propia universidad, ya cuesta la mitad de lo que el instrumento cuesta en el mercado con el plus de la cámara; producido en serie, ese costo pudiera reducirse aún más. Fue publicado en una revista especializada en ciencias de Korea y presentado en Kenia ante investigadores de todo el mundo como parte de la conferencia internacional Africon 2010, entre otras conferencias en el mundo.
“Ahora, de ideas que tenemos, creemos que es interesante para hacer los museos accesibles a las personas severamente discapacitadas; por ejemplo, imagina que el Descubre tiene unas sillas de ruedas autónomas donde la gente severamente discapacitada se pone y éstas le dan el tour por las salas”, comentó sobre las posibilidades de uso.
Ramiro Velázquez visualizó que “cada vez que la silla de ruedas se aproxima a un lugar de interés, se detiene; unas bocinas le explican a la persona qué es y una vez terminado, prosigue su camino”. Para ello, existen las opciones de que el museo pinte las líneas que la cámara reconozca o que los ingenieros incluyan en la programación algoritmos para que la cámara detecte la pared por sí sola.
Sobre esa utilización, todavía no hay un acercamiento concreto con el museo, que pudiera extenderse a escuelas o cualquier otro sitio público.




