La canción oficial del Bicentenario, El futuro es milenario, ya circulaba desde hace tiempo en internet, sin embargo esta semana fue la presentación oficial, a cargo del secretario de Educación Pública, Alonso Lujambio, quien además tuvo que salir a explicar lo que Felipe Calderón quiso decir cuando escribió: “México es una gran Nación con una gran historia. Por supuesto que tenemos mucho que celebrar y lo vamos a hacer. El que no quiera no lo haga”, el también encargado de los festejos en una muestra de talento sintetizó: “al que no le guste festejar, que no lo haga”.
Es sencillo explicar la brevedad y sintaxis del mensaje, basta imaginar a Calderón al mediodía del 17 de agosto preguntándose ¿qué escribiré hoy en el Twitter?, enseguida, ceja levantada y pulso firme acometer con decisión ejecutiva el teclado de la Blackberry presidencial y voilà!, expresada la opinión sobre los festejos, ahí que se hagan cargo de las letras que faltan, de las explicaciones, de la justificación. También es simple imaginar a Lujambio revisando su discurso, ensayando la declaración que disuelve cualquier incertidumbre: “si algo nos falta en México, es unidad para enfrentar los problemas”. Es posible que haya considerado cómo se vería en letras de oro “Ser mexicanos todos juntos y estar en aptitud, de exitosamente, enfrentar nuestros problemas como lo hemos enfrentado toda nuestra historia y como el resto de nuestra historia milenaria nos va a retar”, quizá pensó que era una frase demasiado larga, entornados los ojos recordó el título de la canción oficial. El futuro es milenario, ah, esa sí que está a la altura de La Patria es Primero.
Lo que nos regresa a la canción de Jaime López y Aleks Syntek, que estará disponible en versiones pop, bolero, mariachi, cha cha cha, danzón, cumbia y son. Siete ritmos a elegir para entonar que nacimos para cantar, para bailar, en el lugar del Cielito Lindo, para el amor, el color y de una canción, que eso es orgullo que se comparte (sí, como el lema de Bacardí) y subrayar orgullosos: Shalalalala el futuro es milenario.
Sin embargo, no todos parecen estar de acuerdo en este canto, a unos días de su presentación, El futuro es milenario ha sido objeto de múltiples críticas, al grado que Aleks Syntek se retiró temporalmente del Twitter por “la controversia que en esta red social se ha generado con el tema musical del Bicentenario que se usará en los festejos del 15 y por la actitud de algunos que están decididos a armar su gran campaña de desprestigio y que de paso se han tomado esto, como algo personal conmigo”, mientras que Jaime López, responsable de la letra, afirmó categórico “cada quien tiene el gobierno que se merece y la música que se merece”, insistió en que no se trata de un himno ni nada parecido, que es una simple canción.
Tiene razón el compositor, sólo es una canción, nadie debería desgarrarse las vestiduras por ese motivo, ¿que es fea, que es mala, que no tiene sentido?, cierto, sin embargo no creo que sea el motivo principal de las críticas, el asunto es que la pieza representa fielmente en lo que ha transformado el gobierno la celebración de la Independencia y la Revolución: la oportunidad de hacer una pachanga, sólo eso.
Ante la posibilidad de realizar una reflexión acerca de la identidad mexicana, de estudiar el pasado con el propósito de conocernos mejor, de propiciar el análisis y la discusión sobre aquellos que consideramos héroes, los motivos que determinan la mexicanidad, lo que hace saltar el orgullo nacional, el gobierno prefirió el papel del papá de la quinceañera, ese al que sólo le preocupa el grupo versátil que animará la fiesta, en un salón con hartas lucecitas, mucho papel picado y vapores de hielo seco.
Es tan evidente la forma en que el discurso gubernamental evade los conceptos de Independencia y Revolución, cómo oculta los motivos del festejo para centrar la atención en la pachanga misma, cómo todo se transforma en bicentenario y pierde contacto con el origen de la celebración que no es descabellado elaborar una teoría de la conspiración: un gobierno conservador incómodo por la obligación de realizar un homenaje a los personajes e ideas que no respeta, antes de otorgar el mínimo reconocimiento a la diferencia, al otro, a los otros con quienes no comparte su visión del mundo prefiere lamparearlos con abstractos monumentos gigantescos (Estela de luz, obra programada para inaugurarse el 16 de septiembre de 2010 y que se ha pospuesto para finales de 2011 y que tendrá un costo de 690 millones de pesos, aunque la cotización inicial era de 200) o bien, difumina su presencia haciendo que se pierdan en el sinsentido eufónico.
¿Discusión, reflexión, reconocimiento, ideología? Shalalalala. ¿Qué el narco, la inseguridad, la economía, el empleo, la migración? Shalalalala. Diga adiós al pensamiento, bienvenida la jitanjáfora: Shalalalala el futuro es milenario, allá vamos paso a paso.
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