Primera Feria Estatal de Arte - LJA Aguascalientes
05/12/2024

 

Del lunes 18 al domingo 23 de julio se realizó la Primera Feria Estatal de Arte de Aguascalientes. La iniciativa nació como respuesta de la comunidad artística al desafortunado desplome de la vivienda de Zenaido Muñoz, que lo dejó sin techo y afectó su archivo, consistente en carteles, fotografías y un valioso acervo documental que abarca buena parte del siglo pasado y lo que va del presente. Una vez más, la desgracia ha servido para establecer vínculos solidarios y mostrar lo mejor de quienes comparten oficio, vocación y pasión, pues lo recaudado será donado al conocido promotor cultural. Por supuesto, el impulso de organizar un festival artístico para apoyar al amigo y compañero vino de artistas, promotores y espacios independientes. En cuanto al ICA, además de cumplir con su deber, o sea brindar apoyo a las iniciativas de este tipo, permitiendo el acceso a sus instalaciones, hizo grandes promesas, más por mostrar apego a las instrucciones del señor gobernador que por considerarlo entre sus deberes, claro, después de un cuidadoso diagnóstico de la realidad cultural y todo ese cuento fantástico del plan sexenal, al menos en lo tocante a cultura.

Esta respuesta a un evento nefasto pone en evidencia las miserias de un aparato cultural que descansa en el trabajo de muchos para el lucimiento de muy pocos, al lado de algo que sólo puede ser descrito como las excelencias de los artistas de Aguascalientes: contribuir con su trabajo al mejoramiento en las condiciones de vida de un compañero de ruta muy especial. En pocos días, una comunidad a la que la exigencia artística no divorcia de su realidad organizó un programa de espectáculos de calidad, diversificados y sumamente accesibles; por $50 se podía entrar a tres funciones. Esto revela una solidaridad entre artistas que hacen a un lado la disputa por el público  para darle más relevancia al propósito altruista del festival; los grupos que participaron tienen públicos diferentes pero no incompatibles. Al mismo tiempo, el episodio exhibe la escasa capacidad de respuesta ante lo imprevisto de un organismo que trabaja de acuerdo con una programación establecida mucho tiempo antes, en un sistema para el cual es más fácil cancelar que incluir actividades no programadas, generalmente de grupos independientes que solicitan apoyo institucional para sus propuestas, como en este caso.

Ciertamente, el fin primordial del ICA no consiste en rescatar artistas o instalaciones en riesgo, pero eso no justifica la indiferencia ni la simulación ante la situación vulnerable de alguien que ha prestado sus servicios durante prácticamente toda su vida, de manera completamente desinteresada. Tampoco puede negarse la calidad de la oferta cultural institucional; la Feria Estatal de Arte coincidió con el Festival de Música de Cámara, auspiciado por el propio Instituto, la Universidad Panamericana y el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes. La cuestión estriba en lo estrecho de las puertas de acceso a los recursos públicos para los artistas locales, consecuencia de lo inadecuado del modelo institucional para atender una demanda de servicios culturales que lo rebasa con mucho. Y en la tenacidad, digna de mejores propósitos, con que se conserva dicho modelo, pese a su ineficacia para alcanzar los objetivos de “una cultura para todos”, y su ineficiencia para obtener el máximo beneficio de los recursos disponibles. Sigue faltando una evaluación rigurosa del desempeño institucional, ajena a complacencias y servilismos, que permita aprovechar lo valioso y deshacerse de lastres innecesarios.

Mientras llega ese día luminoso, los artistas independientes salen al paso de contingencias como la que dio origen a la Primera Feria Estatal de Arte. La hazaña consistió en organizar, en apenas unos cuantos días, 24 actividades (13 funciones de teatro, 7 audiciones musicales, 1 proyección de cortometrajes, 1 función de danza, 1 exposición de artes visuales y 1 recital poético) con 200 artistas que se presentaron en 12 espacios distintos: 6 institucionales (Teatro Morelos, Teatro Antonio Leal y Romero, Teatro Víctor Sandoval, Centro Cultural Los Arquitos, Museo José Guadalupe Posada, Escuela Manuel M. Ponce), 4 independientes (Casa Muluk, Centro Cultural Tercera Llamada, Zoo Bar, Ummagumma Pub) y 2 espacios públicos (Plaza Fundadores, Jardín de Los Palacios), a los que acudieron aproximadamente 2 mil personas. Más aún, después de cada función se rifaron entre el público cerca de 60 obras donadas por artistas plásticos, literatos, músicos y gestores (litografías, discos, libros, audiolibros, cuadros, grabados etc.). A reserva de lo que arrojen los reportes finales, se estima que la cantidad recaudada ascienda a cerca de 35 mil pesos.

Detrás de este logro hay trabajo disciplinado y estudios de muchos años. En el ruedo del arte ya no bastan las buenas intenciones. Pero cuando el altruismo y la inspiración coinciden con el profesionalismo, los resultados son positivos y permiten sustentar el reclamo de políticas públicas que reconozcan la importancia del trabajo artístico en Aguascalientes.

conlavara [email protected]


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