- Inaplazable el pulimiento intelectual y moral de las nuevas bancadas: Isidoro Armendáriz
- Los últimos gobernantes han hecho de México una caricatura, añade
Con toda puntualidad, incluso minutos antes de la hora pactada para entrevistarse con La Jornada Aguascalientes, Isidoro Armendáriz García se presentó en el lugar de la cita.
No trae asesores o equipo de campaña; sólo lo siguen sus dos hijos. No lleva traje sino jeans, una playera blanca que lo marca como candidato al Senado por el Revolucionario Institucional y una cachucha gris que hace lo propio. Las botas cafés denotan limpieza.
Mientras todos se acomodan en los sillones de la oficina, el aspirante dice venir de hacer proselitismo en uno de los tianguis capitalinos, si bien, añade, las palmas abiertas predominan durante los recorridos, también hay miradas frías y desconfianza ciudadana.
En breve el político se va a la yugular.
México, imbuido y conducido hasta la extrema pobreza gracias a un “capitalismo desenfrenado y salvaje”, precisa que los próximos integrantes de su Congreso de la Unión, ostenten madurez intelectual.
“Creo que debemos comenzar una nueva etapa de rescate del sentido de la mexicanidad, necesitamos querer más a México”, dice, tras anotar que algunos de los productos que los partidos compran para hacer campaña son importados desde China.
El llamado de la conciencia y el de la razón debe prevalecer en la labor legislativa, comenta Armendáriz, una vez que se le cuestiona sobre el papel de la bancada tricolor en la aprobación de los gasolinazos.
Si bien reconoce la existencia de un sistema corporativo de votación al interior de cada fracción camaral, lo cual provoca fricciones entre las reglas del juego que cada una pretende imponer, indica que “muchas veces es necesario levantar la voz cuando se está en la disyuntiva de ir (a favor) de una decisión impertinente de la bancada de tu partido”.
Mientras la cachucha pasa de su puño a su rodilla y viceversa, enfatiza el respeto que los servidores públicos deben mostrar tanto a los estatutos de su partido como a la plataforma electoral registrada.
“No podemos caer en el pragmatismo puro; en decir: está de moda la privatización, o la modernización del sector energético so pretexto de la privatización, y traicionar esos principios (doctrinales)”.
En este sentido, opina, habrá de prevalecer una rectoría económica estatal.
Frente a la propuesta peñista relativa a abrir las puertas de Petróleos Mexicanos al capital particular, el aspirante a la Cámara Alta refiere le sería sencillo mostrarse en desacuerdo, pues lo avalarían los estatutos de su partido.
“Yo voy a estar bien al preservar esos principios, quienes van a estar mal son los que se salgan de los principios del partido… (El PRI) es un partido que necesita abundar más en su vida doctrinaria e ideológica, sus militantes necesitan respetar más estos principios”.
A esta altura citó un “delirio de la ideología del PRI”, el cual lleva a que algunas de sus figuras se muevan sin respaldo en el ambiente profesional. Un político tiene que hacer valer sus ideales, sostiene.
Más adelante el candidato expuso sus ideas a cerca del potencial nacional en materia de recursos humanos y naturales.
Señaló que 8 millones de jóvenes mexicanos que en este momento ni trabajan ni estudian, los cuales, de modo urgente, deben ser instalados en algún área productiva para evitar que los generalizados traumas sociales se agudicen.
Horacio y Margarita escuchan a su padre. Se refrescan de la caminata previa.
En “la debacle económica”, anota, incidió el factor interno y el externo. En este se conjugó la desatención gubernamental vertida sobre las micro, pequeñas y medianas empresas (quienes en su conjunto aportan más al país que las compañías transnacionales) y sobre el campo. En aquel la pérdida de peso específico en las relaciones internacionales resultó perjudicial.
“Entramos a una etapa de decadencia, de conflictos, de falta de respeto a nuestro país… nuestro últimos gobernantes han hecho de México una caricatura… vamos a revisar todo el tema de la diplomacia, de los acuerdos, de los tratados internacionales a partir de las facultades que tiene el Senado de la República en su Artículo 76”.
A su vez, Isidoro Armendáriz destacó que las políticas neoliberales no dan lugar para que los productores nacionales se consoliden.
Auguró que dentro de un par de décadas el principal punto de conflicto será la alimentación de los pueblos, tanto por el abasto como por el costo de los productos. Dado dicho supuesto, sería natural pensar que la población desarrolle un cuadro básico de enfermedades debido a la desnutrición.
“El sector energético es estratégico, el sector alimentario es estratégico, el sector de las comunicaciones es estratégico. Me parece que son sectores sagrados que deben ser tutelados, vigilados y controlados por el gobierno. Son asuntos de seguridad nacional”.
Asimismo, con las piernas permanentemente cruzadas y con ademanes recios, mencionó que en Aguascalientes más de 250 mil personas aún no han concluido con su educación básica. El Tratado de Libre Comercio, sentencia, ha desplazado a los expertos nacionales por los extranjeros.
Al visualizar una desatención gubernamental para con el campo, el entrevistado cita que, antaño, podía echarse mano de personal que asesoraba al agricultor, que le hacía llegar la semilla indicada en el momento indicado.
Sin embargo en la actualidad, lamenta, los dados están cargados hacia las principales potencias, hacia los países donde las grandes factorías y la barata producción de millones de piezas en periodos cortos relega a quienes no han sido capaces de seriar su actividad industrial.
La desaparición de los profesionales comentados, cierra Armendáriz García, “es parte de los golpes dados al corazón del sector agropecuario por la política neoliberal”.
