
El jueves 3 de mayo falleció a causa de un paro cardiorrespiratorio y tras mes y medio de padecer cáncer en el páncreas Juan Pablo de Ávila Amador. Sus amigos, alumnos y compañeros lo velaron durante el viernes en su casa (Talamantes 614) durante el viernes, hasta las 15 horas, para posteriormente ser trasladado al crematorio donde fue incinerado.
Juan Pablo de Ávila egresó de la carrera de Investigación Educativa de la Universidad Autónoma de Aguascalientes y fue Profesor de educación secundaria y medio superior en Historia. En 1997 recibió el Premio de Poesía “Ramón López Velarde” de la Universidad Autónoma de Zacatecas y el Instituto Zacatecano.
Entre sus publicaciones destacan Estos ojos que maúllan debajo de la cama, colectivo de poesía (junto con Jesús Rasgado Gómez, Netzahualcóyotl Álvarez Cardona y Óscar Romero) editado por la Casa de la Cultura de Juchitán, Oaxaca en 1992; Ciudad en los ojos, colección Voces abiertas del Instituto Cultural de Aguascalientes; A hielo abierto, Palabras prestadas. Editorial hispanos Publishing Toronto, Ontario, Canadá, 1994; Corazón en el ojo, colección lírica Editorial el Perro sin mecate, 1998; Iba por ahí con los ojos metidos en las miradas rotas, colección contemporáneos del Instituto Cultural de Aguascalientes, 2000.
Como profesor de Historia en Secundaria Técnica N° 5 será recordado por sus alumnos y compañeros por el ímpetu que siempre empeñó en la enseñanza de esta materia, sobre la que opinaba que los jóvenes debían desarrollar una visión crítica del mundo y de su nación a partir de la Historia, “La Historia no explica el pasado, explica el presente y nos lanza al futuro. No podemos comprender el pasado sin ir construyendo nuestro futuro. La impartición de la Historia debe impactar a la historia, influir al momento del alumno y del maestro, al tiempo en que se vive, a sus condiciones y aspiraciones. La enseñanza de la Historia no está en un caldo de cultivo inocuo; por el contrario, va dirigida a seres en gran efervescencia político-histórica. La Historia es un ente vivo, y es la única ciencia que estudia al ser que la construye: la propia humanidad”
A finales de la década de los ochenta editó la revista Proletra junto con Netzahualcóyotl Álvarez Cardona y Óscar Romero. Fue miembro del consejo editorial de la revista Tierra baldía y participó intensamente en los colectivos que hicieron posibles los suplementos culturales “Bien Mucho” de La Jornada Aguascalientes y “La caja de arena”, además de ser miembro del Colectivo Gata Negra. De Ávila Amador fue un reconocido y querido activista social, constantemente formaba parte de las más diversas iniciativas. Quienes lo conocieron recordarán siempre su entusiasmo y la forma que contagiaba a los más jóvenes tanto el placer de la lectura como el involucrarse en la defensa de las causas sociales.
Sobre el trabajo poético de Juan Pablo de Ávila, el volumen 100 años de Poesía en Aguascalientes. 50 poetas (UAA, 1999) señala: “La poesía de Juan Pablo rezuma angustia, dolor, un dolor físico que se transforma en imágenes de vidrios cortantes, de ojos lacerados; sobre todo de ojos, de llanto, de obscuridad, todo para significar el dolor de la creación poética en una ciudad cerrada. Y a veces es tanta la angustia que no puede ni siquiera gritar”. Estaba programa su participación el miércoles 9 de mayo en la cuarta mesa de lectura de las Jornadas de Poesía que se realizan en esta ciudad con motivo de la entrega del Premio de Poesía Aguascalientes.
En la edición más reciente del Programa de Estímulo a la Creación y al Desarrollo Artístico de Aguascalientes, obtuvo el apoyo para la publicación de la novela histórica Golpes de recuerdo, que sigue pendiente.
De acuerdo a su voluntad, las cenizas de Juan Pablo de Ávila serán depositadas en el Cerro del Muerto.




