Estimado lector, como podrá darse cuenta por las noticias de este principio de semana, se reunió en la ciudad de San José del Cabo, en Baja California Sur, el grupo de los 20, el famoso G20. En realidad se pensaría que son los 20 países más industrializados del mundo los que están en este grupo, pero son muchos más. Para empezar, son los siete países más industrializados del mundo más Rusia (el famoso G8), lo cual nos da a Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón, Reino Unido y la ya citada Rusia. Además, se han incluido 11 países que se han industrializado en los últimos tiempos, que son: Arabia Saudita, Argentina, Australia, Brasil, China, Corea del Sur, India, Indonesia, México, Sudáfrica y Turquía. Este total nos da 19 países; el 20 es la región europea en su conjunto, la Unión Europea total, por lo que en realidad son muchos más países.
En esta ocasión, la reunión que en años anteriores era totalmente tersa y sólo un evento para tomarse la foto, se ha tornado difícil. Por un lado, un incidente “menor” entre Cristina Fernández, de Argentina, y James Cameron, de Reino Unido, por la propiedad de las Malvinas, o Islas Falkland para los británicos. Pero lo más difícil ha sido la exigencia a la Unión Europea para que ponga orden en las finanzas de este país. De hecho, esta exigencia pide una mayor centralización del Banco Central Europeo para todas las decisiones de los países que integran el bloque y por tanto, si esto ocurre, la desaparición “virtual” de todas las fronteras, ya que se tomarían decisiones, no tanto en los países, sino en el BCE.
Además, cada vez crece el tono exigente de Estados Unidos hacia China y Alemania, para que eleven su gasto, y lograr así un mayor dinamismo en las economías mundiales. La realidad es que quiere Estados Unidos que estos dos países pongan a funcionar la máquina de hacer dinero, como lo ha hecho él, cosa que no harán porque son muy previsores. La gran ventaja mundial actual la tiene tanto Alemania como China.
España y Portugal se quejan del maltrato que han hecho de ellos los otros países, y de que los están haciendo cada vez más parecer como intransigentes por un lado, y descuidados por el otro, que gracias a ellos la crisis se ha acentuado. Se niegan a acatar las disposiciones o recomendaciones que les están haciendo, debido principalmente a que son muy draconianas y que llevarán a hacer grandes sacrificios a su población, población que no está de acuerdo en ello.
El respiro que le dio al G20 y su reunión la elección griega y el triunfo mínimo de la derecha y defensora de rescate es como tal, mínimo. El tiempo se agota para lograr un gobierno de coalición; no han podido destrabar el asunto, y muy probablemente se tenga que volver a ir a las urnas. Y aunque sigue en la Zona Euro, después de la firma de los acuerdos del G20 y por todo lo que tendrá que hacer la Unión Europea para salvar a su moneda única, creo que terminará saliéndose tarde que temprano.
España no tiene con qué salir adelante; los 100 mil millones que se le están prestando es sólo para un respiro, un paliativo. De hecho, todos los bonos españoles los están comprando los mismos bancos españoles, lo cual nos da un círculo vicioso; tenemos entonces que el gobierno salva a los bancos y los bancos al gobierno, al comprar sus bonos que nadie, absolutamente nadie quiere comprar.
Y es por esto que el público inversionista está en una desazón total. Cuando en el año 2008 el gobierno de Bush anunció con bombo y platillo el rescate de sus instituciones financieras, la euforia en los mercados duró aproximadamente tres meses, hasta que se dieron cuenta que no bastaba con ese esfuerzo y que muy probablemente se necesitaría mucho más. Ahora, el rescate español no dio más que para medio día, mucho menos que el rescate griego que dio para una euforia de dos días. Las bolsas comenzaron el día al alza, pero para medio día ya estaban en terreno negativo, ya así terminaron.
Los mercados cada vez son más escépticos, ya no le creen a los políticos (ni yo, en lo personal, tampoco), y de hecho, buscan cada vez soluciones más radicales y reales, que tengan un impacto real en la economía y ya no creen en las fórmulas viejas.
Esta reunión del G20, si bien es cierto, está endureciendo sus fórmulas, por otro lado sigue siendo más de lo mismo, no puede seguir así. Es por eso que los inversionistas no pueden seguir creyendo en que ya se tocó fondo. Como bien decía Einstein, buscar tener resultados distintos haciendo lo mismo es locura. Pues bien, actualmente podemos bien decir que los mercados están locos.
Por último, y regresando después de un ayuno electoral de mucho tiempo, sólo una idea. Lo peor que le puede pasar al país es que las próximas elecciones se decidan por un margen menor a cuatro puntos porcentuales de diferencia, ya que entonces se judicializará el proceso. Todo indica que el PRI ganará, y no sólo eso, sino que tendrá la mayoría en las dos Cámaras. Mucho ha pedido su candidato que el país necesita esto para poder hacer las reformas. Si se le cumple, es necesario que lo haga y bien, sino el PRI perderá su última oportunidad de volver y quedarse en el poder; el país ha cambiado, y es imposible, bajo las circunstancias actuales, pensar en otros 70 años ininterrumpidos como en el pasado.
Estimado lector, hago esta reflexión ahora debido a la veda electoral que tendremos la siguiente semana, por lo que no me queda más que pedirle que vote, reflexione y se informe, pero que vote convencido. Eso es lo que México necesita.
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