- Aumentos a gasolinas parecen afectar a los más pobres, pero no es así
- Piden a la Auditoría Superior de la Federación revisar el gasto público en gasolinas
El trote de los aumentos a las gasolinas, que parece pegar tanto a los más pobres, como a los 3.2 millones surgidos en la crisis del 2008, es tan dicotómico como el sistema político; bueno para unos, malo para otros; pero debe seguir su galope.
Al analizar el último informe presidencial, la Auditoría Superior de la Federación (ASF) reconoció que ante el crecimiento de la pobreza, “el gasto público debe elevar su calidad”; y en esa dirección precisamente, organizaciones civiles le piden a esa instancia federal que vaya y que audite ese gasto público, porque el subsidio a las gasolinas tiene algunos mitos.
Es curioso que los ajustes al peso y a los precios de las gasolinas son importantes factores que conforman el subsidio a las gasolinas, “a favor de los consumidores internos”, opinó Reyes Tépach Marcial, investigador parlamentario y maestro en Economía.
En este trabajo podremos ver que no es difícil entender un tema aparentemente complejo, como los aumentos mensuales a las gasolinas, que algunos piden que desaparezcan porque dañan a la pobreza, cuando lo que ocurre con el subsidio es peor.
Empecemos:
En el documento Consideraciones de la Auditoría Superior de la Federación acerca del Quinto Informe de Gobierno, aspectos relacionados con la situación económica, las finanzas públicas y la deuda pública, se afirma que: “de 2008 a 2010 el número de pobres se incrementó en 3.2 millones de personas, al pasar de 48.8 a 52 millones”.
La ASF asentó que “la población en situación de pobreza se incrementó en el país como uno de los efectos de la disminución de las oportunidades de empleo e ingreso, motivo por el que el gasto público debe elevar su calidad y capacidad para incentivar las actividades productivas, las fuentes de trabajo y un mejor nivel de ingreso para las familias de los menores estratos de ingreso”.
Precisamente es aquí donde impactan los aumentos a las gasolinas, y para investigar a fondo qué está pasando con el gasto público fue que surgieron escenarios como el siguiente:
Liberalizar las gasolinas
En junio del año pasado, Juan Pardinas, del Instituto Mexicano para la Competitividad (Imco); Marco Cancino, del Centro de Investigación para el Desarrollo (CIDAC); Alejandro González, de Gestión Social y Cooperación (GESOC); Eréndira Avendaño, de México Evalúa, Centro de Análisis de Políticas Públicas; y Eduardo Bohórquez, de Transparencia Mexicana, con base en el Artículo 8 constitucional y 1 de la Ley Federal de Fiscalización y Rendición de Cuentas, pidieron a Juan Manuel Portal Martínez, auditor superior de la Federación, auditar el impacto del subsidio a las gasolinas en el gasto público.
En su documento entregado a la ASF, titulado El alto precio de la energía barata, las citadas organizaciones hablan de algunos mitos del subsidio a la gasolina, como que liberalizar el precio de las gasolinas desemboque en crisis inflacionaria.
Señalan que el resto del mundo tiene gasolinas más caras, con diferencias respecto de México, como en Turquía 187%, Brasil 126%, China 50%, Estados Unidos 50%, Rusia 33% y Chile 17%; “es otro mito que la pobreza se reduce vía gasolinas más baratas”: con un precio de gasolina 126% superior al de México entre 2003 y 2011, bajo el gobierno de Lula en Brasil, 40 millones de personas dejaron las condiciones de pobreza para ingresar a la clase media.
En consecuencia, los mayores precios a las gasolinas no implican mayor inflación
En Inglaterra el litro de gasolina está en 27.4 pesos y tiene una inflación hasta febrero pasado de 3.4%; en Chile, 19.7 por 4.4%, Estados Unidos 12.3 por 2.9%, México 9.64 a noviembre 2011 (el documento no cita la inflación); Turquía 27.7 por 10.4%, Rusia 12.8 por 6.4% y Venezuela 2.85 pesos el litro por 25.3% de inflación.
“La evidencia muestra que en México los aumentos en precios de gasolinas no se traducen en crisis inflacionarias”, afirman las organizaciones.
Al contrario, descobija a pobres
La población afectada por tipo de carencia, con resultados datados al 2010 de la Medición Multidimensional de Pobreza de Coneval, es:
68.3 millones carecían de seguridad social, 35.8 de acceso a servicios de salud, 23.2 en rezago educativo, 28 millones acceso a la alimentación, 18.5 millones sin acceso a los servicios básicos en la vivienda, 17.1 millones sin acceso a la calidad y espacios de la vivienda, 84.3 padecían al menos una carencia social y 34.1 millones de personas padecían al menos tres carencias sociales.
Al cuestionar la utilidad pública de los subsidios a las gasolinas, se señaló que es un alto costo para el erario público, con efecto negativo y desigual para la población, porque un hogar que pertenece al 10% más rico recibe por subsidio de gasolina y diesel 20 veces más de lo que obtuvo un hogar del 10% más pobre.
¿Hacia dónde debe México dirigir su modelo de incentivos? Si se eliminaran los subsidios al consumo de combustibles en el mundo hasta 2020, se reduciría el crecimiento de la demanda global de energía en 4.1% y la demanda global de petróleo en 3.7 mil billones de dólares, lo mismo que las emisiones globales de CO2 en 1.7 gigatoneladas, consideran las citadas organizaciones.
Aumentos históricos
Reyes Tépach Marcial, maestro en Economía e investigador parlamentario, describe en su estudio Análisis de los precios y de los subsidios a las gasolinas y el Diesel en México, 2007-2010, cómo empezó todo:
–En México, de enero 2007 a julio 2008, los precios de las gasolinas estaban subsidiados. A partir de agosto y hasta diciembre del 2008, el Gobierno Federal instrumentó eliminar el subsidio, cuidando los precios internos: aplicó 18 deslizamientos semanales de estos precios hasta igualarlos con los que pagaban los consumidores en Estados Unidos.
En agosto del 2008, cuando inició la política de desplazamientos graduales de los precios de las gasolinas y el Diesel, el subsidio a la Premium era de 1.84 pesos por litro, porque en Estados Unidos se vendía en 10.97 y en México en 9.13. La Magna tenía un subsidio de casi 3 el litro, porque en Estados Unidos se vendía en 10.31 y en México en 7.33.
Tépach señaló que el mecanismo para determinar los precios de las gasolinas y el Diesel empleado en México y en Estados Unidos, junto con la devaluación cambiaria, son los factores más importantes que explican la conformación del subsidio en favor de los consumidores internos.
“En México, dado nuestro sistema rígido de precios, hemos sufrido incrementos o congelamientos en moneda nacional, aun cuando los precios internacionales de los hidrocarburos, de las gasolinas y del Diesel están a la baja”.
Una idea del subsidio la ofrece el investigador al señalar que en febrero 2010, el monto total fue de 5 mil 713.36 millones de pesos, distribuido así: Magna, 3 mil 851.53, Premium 56 millones 54 mil pesos y Diesel, mil 805.29 millones de pesos.
Debe desaparecer
Para David Hernández Vallín, diputado federal del PRI, en opinión para La Jornada Aguascalientes, el Gobierno Federal requiere de estos recursos para poder distribuir a los estados recursos adicionales. “Yo creo que es parte de la reforma fiscal que tiene sin duda que checar el próximo presidente, Enrique Peña, porque se da ese incremento mensual a las gasolinas y está pegando en las clases medias y bajas, y son los más afectados”.
Dijo el legislador priísta que los aumentos a las gasolinas podrían desaparecer si se le pone un alto a la evasión y la elusión fiscales, así como incorporar más contribuyentes a la base causante; “se obtendrían ingresos muy importantes para poder de alguna manera solucionar el problema de los aumentos”.
Se tiene que valorar la desaparición de estos aumentos –dijo– “hay manera de jalar recursos de otros lados, como la evasión y la elusión fiscal, ahí hay recursos importantes que puede jalar el Gobierno Federal y no tendría más que valorar el tema de los aumentos a las gasolinas, es decir, reconsiderar”.
No debe desaparecer
En contraste, Antonio Arámbula López, también diputado federal del PAN, explicó que el precio de la gasolina se fija en el Presupuesto de Ingresos de la Federación cada año.
Hizo notar que el cálculo del precio estimado del barril de petróleo va emparejado con el deslizamiento mensual, “porque a fin de cuentas la gasolina está subsidiada, no tanto porque a nosotros no nos cueste el petróleo, sino porque no somos autosuficientes. Mucho de este petróleo lo mandamos al exterior y lo regresamos como gasolina. Importamos cerca del 40%”.
Por eso es que la gasolina cuesta cara y el gobierno la subsidia, con alrededor de 150 mil millones de pesos cada año, y eso se contempla en el Presupuesto de Egresos de la Federación. “Para que este subsidio cada año no vaya aumentando, pues se le va aumentando gradualmente a la gasolina. Es algo aprobado en el presupuesto, el aumento gradual, y pensamos que es lo menos malo para la economía de México”.
Admitió, sin embargo, el legislador blanquiazul que a final de cuentas sí pega a los mexicanos, aunque “el aumento de ocho centavos no es tan gravoso como aumentarlo de golpe o como también, no aumentarlo. Al no aumentar la gasolina parecería que estamos beneficiando al pueblo de México, pero en realidad estaríamos metiéndole un subsidio con el impuesto de todos los mexicanos”.
Comentó que los estudios que se han hecho indican que los más ricos son los beneficiados porque tienen más carros, por eso es que en la bancada del PAN se aceptó el aumento gradual de la gasolina, dijo.
“Creo que el aumento gradual es correcto porque se le da un subsidio. Sin embargo, el presidente electo en su plataforma ofreció que no iba a haber estos aumentos. Si hace eso yo espero que sea solamente invirtiendo o haciendo una reforma energética porque si lo hace pidiendo prestado, como se decía ahora que estuve en el Congreso, el PRI decía que en lugar de ponerle el aumento a la gasolina se pidiera prestado, aumentando el déficit, y eso es muy, muy peligroso, porque eso es lo que vimos que se llevó a muchos países de Europa a la crisis monetaria que ahora tienen”.
Consideró que fue correcta la posición de México de no endeudarse, y mejor ir subiendo gradualmente la gasolina. “Si quitan el impuesto creo que no sería lo correcto, pero si lo hacen, bueno hay qué ver cómo lo hacen; no nomás es no aumentar la gasolina, hay que ver de dónde van a sacar el dinero para el subsidio. Si lo hacen de un préstamo, realmente sería eso reprobable”, dijo.
Concluyó que va a estar al pendiente con este tema ahora que entre la nueva administración, “porque son de las cosas que aunque sí son impopulares, a la gente le pega psicológicamente y en el bolsillo, son de las decisiones tomadas responsablemente por el PAN y que son de las que nos tienen ahorita en una posición bastante estable y bastante buena a nivel mundial”.




