¿En qué consiste el modelo occidental dependiente? En primer lugar pretende imitar y reproducir las condiciones económicas con las que arrancó el desarrollo capitalista en Europa y América del Norte. Parte de la visión clásica y neoclásica que aumentos de capital se traducen necesariamente en crecimiento económico.
Esta teoría basada en el ahorro y la acumulación de capital fue la fórmula que permitió la consolidación económica a occidente. Una vez que se genera capital originario, el crecimiento económico se determinará por la productividad de la mano de obra. Ésta, se desarrollará en un sector productivo dinámico. A su vez un sector productivo debe disponer de todas las tecnologías disponibles a nivel mundial.
Este modelo exitoso en occidente, en los casos de economías emergentes o de capitalismo tardío han fracasado estrepitosamente, México, Argentina y en la reconstrucción de los países comunistas pueden dar cuenta de ello.
La razón principal es que en el caso de economías emergentes los mismos fundamentos económicos que se aplican en estructuras institucionales distintas no obtienen los mismos resultados. El modelo de desarrollo occidental aplicado a un arreglo institucional distinto, está condenado al fracaso.
La ciencia económica contemporánea ha demostrado que los arreglos institucionales son decisivos en el crecimiento económico, por lo tanto necesitamos crear nuestro arreglo institucional competitivo identificando nuestras fortalezas.
Este modelo promueve el adelgazamiento del estado, es decir entre menos estado, mejor. Pero en el mundo real dice el autor, las instituciones cuentan y cuentan mucho. El problema del modelo es que al no contener instituciones, excluye por definición a las naciones, las culturas y las clases sociales. Por lo tanto el capital no se distribuye libremente a todas las naciones y se va a aquellos países que ofrecen arreglo institucional más idóneo a sus intereses como es el caso de Asia.
Los países asiáticos adoptaron un modelo de desarrollo dependiente basado en la fortaleza de sus instituciones históricas y creando un conjunto de nuevas instituciones concebidas para la recepción de capital internacional. No se trata de desaparecer nuestras instituciones, sino de aprovecharlas y transformarlas.
Castañeda y Aguilar Camín consideran que el modelo que debe seguir el país es a partir del ahorro y la inversión abriendo la economía a la inversión y la competencia global y nacional junto con tres elementos más; a) La deconstrucción de los monopolios estatales, 2) Enfrentando el sindicalismo particularmente el estatal, y 3) Regular a las empresas privadas para evitar las altas tasas de concentración monopólica.
Obregón considera que es transitar por el mismo camino que nos ha dejado saldos muy altos a la población de este país. La propuesta de Carlos Obregón, la cual comparto, consiste en desarrollar un modelo competitivo propio basado en nuestras instituciones históricas, crear un nuevo arreglo institucional que nos integre eficientemente al mercado mundial.
Generar en el corto plazo valor agregado nacional, dejar de ser un país de paso, desmitificando el éxito asiático. La calidad y la mano de obra mexicana son excelentes y compiten contra cualquiera, lo que está mal dice, es nuestro modelo competitivo. Los monopolios estatales al igual que en China deben ser rediseñados y en el caso de los monopolios privados deben ser regulados, pero sobre todo convencidos de participar en un nuevo modelo productivo.
No puede haber un modelo competitivo exitoso si no se integra a los empresarios. Por ejemplo en Japón, Corea y Singapur los gobiernos no se afanaron en desaparecer los monopolios privados, sino en reorientarlos a la competencia hacia afuera. En estos países los monopolios privados fueron esenciales para construir el nuevo modelo competitivo. Lula en Brasil, a pesar de ser un líder de izquierda, entendió la necesidad de convencer a los empresarios a que participen. El punto central dice Obregón, es que hay que partir de las instituciones que se tienen y usarlas para crear un nuevo arreglo institucional competitivo incluyendo incluso a los sindicatos.
No se observa que Peña Nieto esté pensando en modificar el modelo económico aplicado por sus antecesores. En su primera prueba vimos que ni siquiera tiene voluntad política por democratizar la vida sindical que obstruye en muchos sentidos el desarrollo económico del país. n
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