Hace 13 años, un grupo de activistas y dirigentes sociales en Guanajuato tomaron la decisión de recuperar la historia y el gusto por la música mexicana y poder dejar un testimonio a las nuevas generaciones de la música de José Alfredo Jiménez.
Conformaron un grupo que denominaron “La Caja” que significa La comunidad de amigos de José Alfredo. Al principio fue una serie de actividades muy modestas en donde participaba el núcleo fundador junto con el hijo de José Alfredo y algunos amigos más.
La idea inicial es que en el aniversario de la muerte de José Alfredo Jiménez, se juntara un grupo de bohemios para cantar y recordar sus canciones y con ello transmitir el gusto y cariño por este tipo de música a las nuevas generaciones.
Con el tiempo se fueron sumando cada vez más y más personas a la celebración del aniversario de su muerte. El domingo pasado se celebró la número 39.
Hoy ya se cuenta con un Museo de José Alfredo. Su hijo donó sus discos, notas donde anotaba las canciones que componía, hasta una serie de objetos de uso personal que José Alfredo utilizó en vida. La casa ubicada en Dolores Hidalgo, donde vivió y nació, fue convertida en un museo donde se cuenta la historia de su vida.
En la actualidad, ya no son sólo las actividades desarrolladas por un grupo de amigos provenientes de la sociedad civil y del mundo de la política, también la parte gubernamental se incorporó con actividades diversas que se convirtieron desde hace tres años en jornadas artísticas en donde distintos cantantes de la actualidad le rinden tributo a sus canciones en la plaza principal.
Pero en lo que se refiere a las actividades de “La caja”, son las más consolidadas porque no solamente los visitantes y amigos de la comunidad llegan, hoy están incorporados actores y compositores que llegan a la celebración. Junto con ellos personajes del medio artístico, intelectual y de la política.
Primero se inicia con un recorrido al museo donde se le deja un arreglo floral. En el evento estaban Erick del Castillo, Emanuel, y algunas artistas y cantantes de la nueva trova que no reconocí.
Después se hace presencia en la tumba de José Alfredo en donde se construyó un mausoleo con forma de sombrero con el epitafio de “la vida no vale nada”. Cada año se acercan amigos a donar el tequila y la cerveza que se ofrece en el panteón, además de algunos grupos de mariachis que tocan de manera voluntaria para que las personas que lo quieran hacer, interpreten una canción de José Alfredo en un templete que se coloca frente a su tumba.
Finaliza la celebración anual con una gran comida mexicana que se sirve en alguna de las haciendas de la región, y que es el marco perfecto para concluir la gran jornada bohemia que se organiza año con año.
El domingo 24, a pesar de que la comida se realizó en domingo y en un lugar bastante alejado, “La hacienda de la garrapata”, casi a una hora de Dolores, fue increíble la cantidad de personas y personalidades que llegaron a la comida. Fue una asistencia calculada entre 500 y 700 personas a pesar de lo alejado del lugar.
Éste es mi cuarto año que asisto y en verdad que vale mucho la pena observar todo lo que un grupo de amigos pudo lograr, y cómo fueron consolidando poco a poco una gran convocatoria.
He llegado a ver a Diego Fernández de Ceballos, a Manlio Fabio Beltrones, a Leonel Godoy cuando era Gobernador de Michoacán, a Graco Ramírez. Del medio artístico principalmente cantantes como Napoleón, Martín Urieta, Joshio, María Rojo entre muchos otros que de momento no recuerdo. No sé si fue al evento porque de verdad había mucha gente, pero el Premio Nobel 2010 en literatura, Vargas Llosa, andaba caminando por las calles de Dolores. En verdad celebro que mis amigos de la izquierda; Carlos Navarrete, Miguel Alonso Raya, y los dirigentes del PRD en Guanajuato, realicen cada vez con mayor éxito esta celebración que nos dignifica como mexicanos. Nos veremos el año que entra.
Mi correo: nagonza@correo.uaa.mx




