Se repite el fin de semana más barato del año, eslogan con el cual se habla y se publicita el proyecto del Buen Fin, mismo que viera su primera edición apenas el año pasado en lo que resulta ser un esfuerzo tanto de Gobierno Federal como de los diversos comercios, cámaras y organizaciones comerciales para activar la economía nacional, pero ¿qué de bueno tiene el Buen Fin?
Como lo mencioné, este programa busca reavivar el flujo económico entre los mexicanos, fomentando el consumo, pero sobre todo, dicen en su página oficial (elbuenfin.org) “buscan mejorar la calidad de vida de todas las familias mexicanas”, ¿será?
“Se le llama Buen Fin”, dicen, “no sólo por ser un fin de semana de descuentos espectaculares, sino también porque al hacerlo perseguimos un buen fin: queremos usar el poder del consumo para reactivar nuestra economía al mismo tiempo que tú”. Ésa es la idea que puede leerse en el sitio dedicado a lo que se vivirá en los próximos días 16, 17, 18 y 19 de noviembre.
Se argumenta que son cuatro días en lo que puede pasar de todo y vaya que en base a experiencias recabadas del propio Buen Fin del año pasado, así será, estoy seguro.
La mercadotecnia o mejor dicho el mercadeo, palabra aplicada de manera correcta al español, entre muchas definiciones, unas más propias y precisas que otras, se define como el arte de vender un producto que no se necesita, a un precio que no corresponde, en otras palabras aplicaría para las personas, de la siguiente forma: comprar lo que no se requiere con dinero que no se tiene.
Desde el año pasado, cuando dicho periodo de descuentos correspondió al fin de semana ocurrido entre el 18 y el 21 de noviembre, fuimos prácticamente bombardeados por publicidad, información, imágenes, noticias, todo al respecto del Buen Fin, por lo cual muchas personas, ya sea por curiosidad o porque realmente esperaban y creyeron encontrar productos más baratos que en cualquier otro fin de semana o día normal, compraron, compraron y se endeudaron, claro quienes pudieron lo hicieron a pagos chiquitos y otros de plano se fueron con la oferta del momento, sin pensar en nada más. Dicho comportamiento en muchos casos, ahora que llega el nuevo Buen Fin, sigue arrastrando las consecuencias de hace un año, hay quienes aún no terminan de pagar los abonos convenidos por la súper promoción.
Las ventas totales del pasado Buen Fin superaron los 140 mil millones de pesos en todo México, algo así como un 15 por ciento más de lo que se gasta y consume en un fin de semana normal; en el caso de Aguascalientes el flujo económico estuvo en el orden de los mil 450 millones, nada mal para la primera edición. En este año 2012, ya con conocimiento de causa se espera aumentar a los mil 600 millones, es decir, unos 150 millones de pesos más.
Sin embargo, antes de que llegue el día en el que los más de 800 establecimientos, tiendas y centros comerciales de la entidad pongan ofertas que van desde el 10 hasta el 70 por ciento de descuento y que las personas corran a gastar su adelanto del aguinaldo o la quincena que les acaba de llegar, es necesario hacer una pausa de manera responsable y analítica para saber si acudir o no al llamado de este Buen Fin. Hay que meditar si en verdad se necesita comprar ciertas cosas, si se puede solventar el gasto y si no pone en entredicho el gasto común y corriente que se tiene día a día.
Se trata de ayudar y ayudarse, no de adelantar la famosa cuesta de enero al mes de diciembre. El Buen Fin se hizo para apoyar en todos los sentidos; la idea, por sí misma no es mala, incluso soy enemigo de tomarla como estandarte político para atacar a diestra y siniestra un algo más de la administración Federal, la cual por cierto está a punto de llegar a su fin, sea usted quien la califique de buena o mala.
En este fin de semana y siempre, claro está, se debe aplicar la estrategia de comprar de la manera más informada posible, se deben cotejar precios en diversos establecimientos, incluso resulta importantísimo preguntar por las condiciones de pago y por supuesto, ser sinceros con uno mismo así como con la familia, al respecto de si se pueden o no, adquirir ciertos productos. Se deben saber identificar las necesidades por encima de los gustos y comprar lo que hace falta, dentro del rango de lo que se tiene capacidad de pagar.
Quizá la economía personal no está para derrochar en los centros comerciales este próximo viernes, sábado, domingo y lunes, aprovechando el Buen Fin; lo cual, quiero ser claro, no hace ni más ni menos a ninguna persona. Para mí un buen fin será llegar a casa y estar con la familia, sin importar quizá la cantidad de productos nuevos y costosos que se hayan adquirido, considero más valioso saber aprovechar lo que hay a nuestro alrededor para pasarla bien.
Que el buen fin esté acompañado de buenas decisiones y buenas acciones.




