¡Adiós mundo cruel! / Ricardo Serrano en LJA - LJA Aguascalientes
04/12/2023

Crónicas previas al fin de la humanidad.

Hoy es 21 de diciembre. Si los mayas tenían razón, este comentario ya no será leído por nadie. Pero si seguimos vivos, entonces démosle una miradita al tema del fin del mundo.

Durante la historia, la humanidad se ha enfrentado a preguntas que no han tenido aún, una respuesta satisfactoria. Preguntas como la de saber cuándo se acabará mundo  a algunos los intriga de tal modo que se basan en suposiciones imaginarias, o en profecías, quizás  en creencias que todas ellas dependen de un tercero. Es decir, que le hemos buscado respuestas a nuestro destino como si ellas las fuera a generar otro ajeno a nosotros mismos.

Hay ciertamente, agentes exógenos que no se pueden descartar. No está demás considerar que al planeta un día le caiga un asteroide —continuamos con la imaginación estilo Hollywood— o que de pronto surja del universo una plaga de extraterrestres que comen humanos. Hay también esa tendencia a creer que el destino está dado —al mero estilo de Sartre— y que hagas lo que hagas la catástrofe es inminente.

Por otro lado, debido a la insistencia de un gran sector de la humanidad  sobre ciertos posibles causales del final humano y mundial, los mayas, esta civilización “científica” que abarcó partes de México, Guatemala, Honduras, Belice y el Salvador,   y cuyas aportaciones a las artes y a la ciencia  son notables, han  dejado intrigados a propios y extraños con sus profecías. Ajeno a lo que la gente piensa como cataclismos, terremotos, huracanes, asteroides cayendo del cielo, como la gran catástrofe que durante siglos las mentes más ingeniosas han creado al respecto. Estos seres inteligentes —los mayas— se han referido más bien a la necesidad de un reencuentro del ser humano consigo, se han referido a encontrar  el “halach uinic” es decir, el “hombre verdadero”. En palabras de los filósofos occidentales, quizá se refieran a la urgencia de una rehumanización mundial, la cual sin ser profeta, es necesaria y urgente. Para ello las muestras bastan.

Para cualquiera que no haya estado en el planeta los últimos 2 mil años, llegar y ver el desorden, le parecería una clara señal del fin del mundo y su humanidad. Las guerras, el egoísmo, la pobreza, la delincuencia, las adicciones, la violencia, aunado a las catástrofes que provoca la naturaleza —unas provocadas por el descuido humano sobre el medio ambiente— y otras porque al ser un ente dinámico —no olvidemos que el planeta sigue en movilidad siempre— podrían ser síntomas inequívocos de lo que dicen las profecías mayas e incluso las apocalípticas, es más, en todo caso, todos creemos que el fin del mundo sería en un corto tiempo, es decir, en pocas horas o días se iría destruyendo poco a poco, pero, ¿quién no le dice que el fin ha empezado desde hace cientos de años? Así como las enfermedades súbitas en que un paro cardiaco acaba con la vida humana en cuestión de minutos, así también hay enfermedades crónico degenerativas que poco a poco van reduciendo la calidad de vida de quien las padece, hasta que un día inminentemente muere. Quizás ese  fin silencioso sea el más peligroso, porque no se acaba de manifestar pero va generando una gran destrucción. Ese fin del mundo entonces, no surgió de alguna profecía, sino más bien de un buen pronóstico, de quien sabiendo que el ser humano es un ente lleno de fortalezas pero también  debilidades como el egoísmo y la soberbia, es capaz de matar a otros y matarse con tal de conseguir falsos triunfos.

Quiero pensar que los mayas buscaban en cada uno un reencuentro con su esencia humana. Y si es así, que sea bienvenido ese fin del ciclo en que los humanos se autodestruyen y a su paso destruyen a otros. Qué mejor que estas fechas decembrinas, en que muchos celebramos la Navidad y otros celebran el fin del año para que el nuevo sea mejor, en que viene este fin del ciclo maya.

En estos tiempos de renovación  sea  maya o no, le deseo unas felices fiestas, y que sea el fin de su otro yo, con la esperanza de que el nuevo  sea mejor.

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@comandanteserra


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