Apreciación ciudadana de las autoridades de seguridad pública

Julio César Sánchez Muñoz

Como ciudadanos la corrupción nos agobia desde diversos ámbitos como lo son: el jurídico, político, médico, académico, cultural, financiero, etc., es decir, prácticamente este fenómeno social se encuentra presente en todas las dimensiones de la vida contemporánea. Sin embargo, el ámbito que nos ocupa y preocupa es el que corresponde a la seguridad pública debido a que las autoridades encargadas de procurar y administrar justicias están, desde ya algunas décadas, contaminadas por esta práctica, aunque cabe mencionar que no se puede generalizar y existen elementos honrados y comprometidos con su trabajo.

Si bien es cierto es complicado medir este fenómeno, existen algunas herramientas que buscan rescatar información desde la óptica ciudadana, por ser éstos los receptores principales del trabajo de las autoridades de seguridad pública.

La Encuesta Nacional de Victimización y Percepción sobre Seguridad Pública 2012(ENVIPE) define a la Corrupción como un Acto ilegal que ocurre cuando un servidor público abusa de sus funciones para obtener algún beneficio para sí, sus familiares o amigos. El siguiente cuadro muestra la Percepción de corrupción que tiene la población de 18 años y más que identificó a dichas autoridades a nivel nacional y en el estado de Aguascalientes.

Coincide que tanto a nivel nacional como en el estado de Aguascalientes la Policía Municipal es percibida como la más corrupta, mientras que el ejército y la marina como las menos corruptas. Esto pudiera explicarse debido a que el servicio y función que desarrollan las autoridades municipales son más cercanos con la ciudadanía, mientras que el ejército y la marina son instituciones más lejanas, a pesar de que ya tienen algunos años desarrollando tareas directas de seguridad pública, para las que no fueron creadas.

Cabe mencionar que con excepción del ejército y marina, todas las demás autoridades tanto en el ámbito nacional como en el estado de Aguascalientes son percibidas por la sociedad como corruptas, con más del 50 por ciento. Es un dato preocupante si tomamos en cuenta qué astas procuran y administran justicia de manera directa a la población. En este sentido la corrupción en las diversas corporaciones policiacas se debe a diversos factores, considero que algunos de los más determinantes son los bajos sueldos y una baja perspectiva laboral. Si consideramos que en 2011 el promedio nacional# de los sueldos de los Policías Estatales oscila entre los $9,250 y los $18,672 mientras que para los Policías Municipales oscilan entre los $4,603 y $14,949; y que sólo tres de cada 10 elementos# de las instituciones de seguridad pública consideran que los resultados de su desempeño son el principal criterio para otorgar ascensos, de igual forma tres de cada 10 elementos policiacos consideran que el favoritismo es el principal criterio para otorgar ascensos, mientras que en Aguascalientes casi cinco de cada 10 consideran esto como criterio de ascenso.

Lo anterior deja un escenario muy complicado, ya que mientras existan bajos sueldos, ineficientes formas de otorgar ascensos, favoritismos, uso indebido de bienes públicos, etc., será muy difícil erradicar la corrupción al interno de las instituciones de seguridad pero más difícil que los elementos que deben otorgar un servicio público lo hagan con honradez y disposición, ya que ellos en su mayoría pueden considerar que no pueden hacer otra cosa más que buscar arreglar las cosas de “otro modo”, esto es, sobornos a ciudadanos, “trabajos extras” para su jefes o para otros, es decir, buscar otros ingresos que les permitan subsistir o en su caso incrementar sus ingresos.

Es evidente el gran pendiente que hay para todas aquellas autoridades encargadas de procurar y administrar justicia en el país y nuestro estado, ya que tienen la dura tarea de erradicar la corrupción, pero será difícil sacarla de raíz mientras no exista realmente un pago justo, una dignificación del trabajo, una selección limpia del personal, líderes capaces al frente de las mismas, pero sobre todo convencernos a los ciudadanos de que el trabajo que hacen en torno a nuestra seguridad es el más indicado, viable, eficiente y que éste no responde a caprichos o conductas político-electoreras.