Corresponderá al Primer Ministro italiano, Mario Monti inaugurar en Davos, Suiza la 43 Reunión Anual del Foro Económico Mundial (WEF, por sus siglas en inglés), en la que se tiene prevista la participación de más de 40 jefes de Estado o de gobierno así como de cerca de mil 500 líderes de las principales empresas globales. Durante los próximos cuatro días este encuentro –al que tradicionalmente acude el ghota de la política y las finanzas internacionales- discutirá una extensa agenda que incluye entre otros temas, la competitividad en la Zona Euro, el futuro de la economía rusa, el papel de la sociedad civil, la seguridad alimentaria en África, así como la situación en Siria y en Mali. El evento concluirá el sábado 27 con una recepción (Soirée on the Magic Mountain) que evocará que en este resort alpino Thomas Mann escribió y ambientó a principios del siglo XX una de las principales obras de la literatura alemana: La Montaña Mágica.
No obstante lo amplio y complejo de los programas que suelen caracterizar a los encuentros del WEF -y que son abordados en una diversidad de formatos que incluyen sesiones interactivas, de trabajo y plenarias- para cada edición se selecciona un tema, que en esta ocasión será Resilient Dynamism, literalmente “dinamismo resiliente”. El concepto resiliencia, desarrollado apenas en la década de los 90 por las investigadoras estadounidenses Emmy Werner y Ruth Smith, refiere la capacidad de algunas personas para asimilar de manera constructiva experiencias y situaciones extremadamente difíciles; el término se ha incorporado a diversos campos del conocimiento, en particular a la Psicología.
Ahora, el WEF hace suyo este concepto y lo integra al lenguaje económico, con una connotación de “superar desafíos extremadamente adversos”. Klaus Schwab, Presidente y Fundador del Foro explica: “ser resiliente es adaptarse a contextos cambiantes; tener la capacidad para resistir y superar situaciones de shock que se presentan cuando se busca alcanzar un objetivo clave. En el contexto económico actual, con frecuencia debemos hacer frente a situaciones extremadamente difíciles y a crisis prolongadas… así, en el futuro, el crecimiento económico demandará dinamismo pero también resiliencia”.
Las turbulencias que vivieron las finanzas y la economía global durante 2012, a la luz de crisis de la Zona Euro y la guerra de divisas que escenificaron varios países, dan la razón a Schwab. En varios aspectos, el escenario económico internacional se vuelve cada vez más impredecible: basta considerar que ni la crisis en Eurolandia ni el denominado precipicio fiscal estadounidense están resueltos, además de las interrogantes que lanza la desaceleración de la economía china.
Es en este contexto en el que las grandes empresas deberán definir sus estrategias y tomar decisiones. Por ello el WEF ha planteado el dinamismo resiliente como tema central de esta edición basado en tres pilares: A) un liderazgo que sepa dirigir en situaciones adversas a través de la creación de instituciones y de personal que puedan enfrentar estos retos; B) restablecer el dinamismo económico logrando una prosperidad inclusiva y reconstruyendo la confianza económica y C) fortaleciendo la resiliencia social, vía la sostenibilidad de los recursos naturales y el establecimiento de normas compartidas.
Seguramente el término resiliencia tenderá a popularizarse en siguientes años, perdiendo eventualmente su contundencia: Una de las obras más emblemáticas con la que los expertos tienden a explicar este concepto es El Hombre en busca de sentido en la que el neurólogo y psiquiatra vienés, Viktor E. Frankl, narra desde su perspectiva profesional y humana las terribles experiencias que enfrentaron millones de prisioneros judíos en los campos de concentración nazi. En uno de los pasajes de este estremecedor libro, Frankl dice: …al hombre se le puede arrebatar todo salvo una cosa, la última de las libertades humanas: la elección personal para decidir su propio camino… es esa libertad lo que hace que la vida tenga sentido y propósito”.
Berna, Suiza, enero de 2013