Toros / Puyazos - LJA Aguascalientes
31/03/2023

Que no fue subsidio

Mesurado, correcto, cualidades que le distinguen, Juan Carlos López de los Reyes, gerente operativo de ETMSA (Espectáculos Taurinos de México, Sociedad Anónima) hizo la mecánica del diálogo con el que esta cuartilla firma; todo el objeto fue aclarar acerca de la nota que en el rotativo La Jornada de Aguascalientes saliera impresa, dando razón de que el cabildo, oficialmente, había subsidiado la licencia de operaciones a las plazas de toros locales, San Marcos y Monumental, propiedad que son de Alberto Bailleres.

Según López de los Reyes el cabildo lo que hizo fue solamente un ajuste en los emolumentos que estaban cobrando, ya que era idéntica cantidad  la que se pagaba por ambos cosos, lo que, por supuesto, no manifestaba congruencia en leyes de economía ya que una y otra finca difieren notoriamente en dimensiones y, consecuentemente, en circulación de dinero.

Otra página

De las notas últimas del año a lamentarse está el óbito de Humberto Ávila quien iniciara su eterno y divino desmayo el domingo, día de toros, faltaba más, 23 del mes de diciembre. Por la madrugada le visitó la muerte.

Una tarde-noche en el subterráneo bien iluminado que hacía redacción del Sol del Centro, en la capital de las aguas termales, lo encontré con su cámara colgando del cuello. Sí, era él, a quien había visto, nadando en las olas del taurinismo, en revistas, periódicos y videos. La relación la inicié de inmediato y pude tasar a un hombre sencillo, tratable y cordial. Era la feria abrileña de San Marcos y cubría la fuente gráfica para el ESTO, diario hermano del ya mencionado. Ahí queda su tarjeta, adornada con una gráfica de Manolo Martínez, en los anaqueles de la agenda de quien esto firma, y el recuerdo breve pero afectuoso de este hombre de arte gráfico. Y su herencia seguramente archivada en sus aposentos; negativos miles que tienen imágenes fantasmagóricas, espectrales, generosas a la hora de entregarse para de ellas producir una imagen clara, una fotografía que tiene pedazos de una historia  taurina que jamás retornará y que vivirá solamente cuando se le recuerde. Legado que ojalá sea justipreciado y que algún día enriquezca la vasta cultura taurómaca pero que es tan desairada por gobiernos e instituciones, siempre renuentes, aquéllos, a apoyar todo lo que ennoblece a la fiesta pero prestos a catalizar acciones de pillos que se burlan de ella y de la afición, el sector más desprotegido en lo que va quedando de espectáculo taurino.

Hoy se están cumpliendo siete años de la partida de uno de los personajes más importantes en la historia del coso de la “Ciudad de los Deportes”.

A la edad de 94 años y por medio de un paro cardiaco, inicia su celestial desmayo en la Ciudad de México el Dr. Alfonso Gaona, hombre que por varios periodos tensara las riendas de este viejo circo que lamentablemente en los últimos 20 años se ha devaluado de modos alarmantes.

Gaona, sorteando los vicios de cada momento, supo mantener cautiva a una cantidad de público que en cada fin de campaña mantenía un excelente promedio de entradas.


En sus inicios en la México se dio el caso de los “Tres Mosqueteros” –Rafael Rodríguez, Jesús Córdoba y Manuel Capetillo con el Dartagnan, Paquito Ortiz, primer novillero en agotar los talones en los estanquillos del edificio taurómaco-, lo que puede rayarse como su triunfal entrada  a la extraña rama de los empresarios taurinos en tratándose de la plaza México, ya que sus experiencias en el ramo las había hecho en el Toreo. Fue sin duda la primera generación importante de novilleros que luego llegaron a producir utilidades como matadores de toros.

Esa primera etapa la terminó Gaona con la sentimental despedida del maestro potosino, Fermín Rivera; posteriormente retornaría a las oficinas de la gran monumental en 1960 cerrando un lustro en el 65, y ausentándose hasta 1977, año en que retoma el timón, no soltándolo hasta 1988.

A dos décadas y más de que Gaona se retirara de la profesión, se extraña su dinamismo, su estilo, su concepto, su pericia y su conjunto de ideas que, es un hecho comprobable, provocaron que este gigantesco escenario funcionara extraordinariamente. Sí, hoy que cada tarde se nota que la afición se ha salido de la fiesta y que al cerrar las cortinas de cada temporada queda en el libro de anotaciones, la ausencia de un lleno… uno solo…


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