- Que la Reforma Fiscal haga justicia en la redistribución de la riqueza
- Los impuestos castigan más a los pobres y benefician más a las clases altas
El objetivo de la Reforma Fiscal debe lograr una sociedad menos desigual, dijo el economista Ricardo Rodríguez Vargas, al subrayar la importancia de las reformas estructurales en energía, telecomunicaciones y fiscal.
Entrevistado por La Jornada Aguascalientes, comentó Rodríguez Vargas, ex presidente de la Liga de Economistas de Aguascalientes, con respecto a aquella última, que la Organización para el Desarrollo y la Cooperación (OCDE, por sus siglas en inglés) presentó un estudio para evaluar la efectividad de los regímenes fiscales y reducir la desigualdad social.
“Los resultados son los esperados: en Europa, la arquitectura fiscal sí contribuye a tal objetivo; en cambio, en Latinoamérica, concretamente en México, los resultados son muy pobres y ponen de manifiesto la ineficiencia de la estructura fiscal del país”.
Añadió el especialista que tal estudio destaca “el carácter altamente regresivo de las transferencias en América Latina, donde los sectores de más alto ingreso son quienes en realidad se benefician del gasto en salud, educación, por mencionar sólo algunos rubros; a diferencia de Europa, donde las transferencias tienen un carácter netamente progresivo, puesto que los sectores de menores ingresos obtienen un mayor beneficio fiscal.
Considera Rodríguez Vargas que para el caso concreto de México, resulta necesario incluir estos elementos en el análisis y discusión de cualquier propuesta de Reforma Fiscal, ya que los resultados históricamente pobres mostrados en materia de redistribución del ingreso reflejan la urgente necesidad de no sólo elevar la recaudación y replantear el actual sistema impositivo, sino de rediseñar el esquema de transferencias, de modo que el gasto esté bien encauzado y cumpla con una de sus funciones fundamentales: lograr una sociedad más justa y equitativa.
De hecho, precisó, es aquí donde nuestro sistema fiscal enfrenta su principal reto: lograr la implementación de una política de gasto eficiente, toda vez que los esfuerzos que se han realizado en nuestro país para incrementar la recaudación se han enfrentado -de manera permanente- con una fuerte oposición derivada de la percepción, no necesariamente infundada, de que en nuestro país los ingresos tributarios son sujeto de un uso francamente cuestionable.
Puntualizó el experto que la Reforma Fiscal no debe tener como único objetivo el simple incremento de la recaudación per se, y menos a costa de los que ya pagan cumplidamente sus impuestos; “se debe hacer un esfuerzo de racionalización del gasto corriente”, reiteró.
Mencionó que es sabido que un buen sistema fiscal es fundamental para la asignación óptima de recursos, condición sine qua non para lograr el crecimiento económico sostenido. Cualquier reforma fiscal, por lo tanto, debe traducirse en un beneficio para todos los mexicanos; “es tiempo [de] que el crecimiento económico genere mayor movilidad social y que la estabilidad económica se traduzca en mejores ingresos para la mayoría de la población”.
Estimó Rodríguez Vargas que puede medirse la efectividad de una administración pública en el cumplimiento o no de sus propuestas de gobierno y en el avance de sus programas. “Un gobierno que cumple con su cometido es un gobierno que entregará cuentas claras y resultados efectivos a sus gobernados, en un marco de estabilidad política y crecimiento económico”, dijo.
Y concluyó que, en concordancia con el Pacto por México, de nueva cuenta se ha puesto sobre la agenda política nacional la aprobación e instrumentación de las denominadas “reformas estructurales” que son necesarias para dotar a la economía nacional de la competitividad y el crecimiento necesarios.
Foto: Gilberto Barrón




