Trajes a la medida que después aprietan / Jorge Izquierdo en LJA - LJA Aguascalientes
09/11/2024

 

 

 

Un gobierno nacional se integra con hombres de verdadera estatura moral, capaces de llegar al acuerdo de la mejor solución, pero capaces también de disentir, de analizar con libertad, de resolver con patriotismo.

Carlos Alberto Madrazo Becerra

 

Apenas habían pasado casi dos semanas desde que los priístas habíamos celebrado nuestras asambleas estatales hacia la XXI Asamblea Nacional, en donde realizamos un ejercicio interesante en cuatro mesas deliberativas sobre temas como: declaración de principios, programa de acción, estatutos y programas y estrategias; cuando el dirigente nacional del PRI, César Camacho Quiroz, en una actitud de incomprensible prontitud, hizo una serie de aseveraciones que denotan una sospechosa  forma, denostando los que a su parecer son principios ideológicos, que se han convertido en  “corsé” que impide enfrentar los grandes retos del país, y atender con eficacia y eficiencia las demandas de bienestar social de la población.

Como casi siempre sucede con los dirigentes del PRI cuando este partido es gobierno federal, terminan siendo “más papistas que el Papa”, porque en el caso particular de Camacho Quiroz, todo indica que tiene una memoria muy corta, ya que hace tan sólo siete años que fue diputado federal, y cuando el PRI era oposición al gobierno calderonista, se le llenaba la boca diciendo que los documentos básicos de su partido eran la piedra angular en la que los priístas tomaban soporte para evitar que Calderón hiciera lo que quisiera con el país, y ahora los mismos documentos básicos le son inapropiados, para “acompañar y respaldar  las propuestas e iniciativas de gobierno de Peña Nieto, siempre en un ¿diálogo republicano?

Y no sólo hizo esta absurda declaración, sino que además anunció que se “reducen los días en las mesas deliberativas previstas de los estados, e incluso para la XXI Asamblea Nacional. Con una  intervención ante los dirigentes estatales de su partido, se atrevió a decir que debido a la “madurez y gran participación” que se había tenido un día antes en las cuatro mesas temáticas, “no hay necesidad de dedicar mayor tiempo a la discusión”, con lo cual restringió el tiempo que originalmente se iba a dedicar a este ejercicio.


A fuerza de ser sincero me preocupa mucho el que la dirigencia nacional del PRI actúe de esa manera, dado que la experiencia de mi militancia por más de 37 años en ese partido, me dice que nada bueno pueden estar preparando las élites priístas, para asumir estas actitudes que mucho se parecen al PRI de los 60 (después de Carlos Alberto Madrazo Becerra) 70 y 80, donde la sinrazón trató de ser la característica principal, y por lo cual nunca pudimos forjar una imagen de ser un partido democrático, que tuviera un respeto irrestricto a su base militante.

Al presidente nacional del PRI se le olvida que en reiteradas ocasiones en que el partido se entregó irracionalmente a los mandatos del jefe del ejecutivo federal, las condiciones en que quedamos ante la ciudadanía nos hicieron altamente vulnerables. Se puede entender que en aras de darle viabilidad a la nación en algunas coyunturas tenemos que impulsar decisiones impopulares, pero hacerlo sin razonamientos y argumentaciones sólidas nos puede costar muy caro, y más al pueblo mexicano.

Ocioso puede ser citar incontables ocasiones en que el PRI dejó de lado su función primordial, y se ubicó sólo como un apéndice del gobierno federal, sin pensar que quien mejor pudiera haber fiscalizado las acciones de esos ejecutivos era el mismo partido. Ya no son los tiempos en que se pueda tener al partido como aquel famoso “jala aplausos” de los programas en vivo de la televisión, los priístas hemos transitado por espacios muy reducidos e incómodos, que debieron habernos hecho madurar, entonces no podemos seguir permitiendo que se nos hable con medias palabras.

Quienes ponderamos que las ideas sean la piedra angular de la política, queremos escuchar argumentos y no conclusiones que nunca se sabe de dónde  fueron resultado. Decía Carlos Alberto Madrazo Becerra que “no debemos ser indiferentes ni aceptar el silencio como consigna o la supresión del diálogo y el juego de valores, ni el culto a la mediocridad y al servilismo”.

Espero que las y los priístas tengamos claridad en lo que vayamos a definir en esta Asamblea Nacional, porque indiscutiblemente que derivado de lo que ahí suceda, nos va a afectar en pro o en contra en los 14 procesos electorales a realizarse este año.

Cuando la XXI Asamblea Nacional del PRI haya terminado, sería oportuno recordarle a las y los priístas que debemos unirnos. “Lograr la unidad antes de que sea tarde. No la unidad con criterio de pandilla, sino la unidad real, la que agrupa a los hombres que piensan igual. No la unidad de la manada, sino la unidad de quienes quieren el bien de la República”.


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