Alerta, alerta que camina la espada de Bolívar / Jorge Izquierdo Bustamante en LJA - LJA Aguascalientes
09/11/2024

 

 

A raíz de los funerales del presidente Hugo Chávez, regresó a mi mente una de las situaciones que siendo muy joven, me atraían de una manera muy especial, y que llenaron un gran espacio en mis preocupaciones académicas de aquellos años, y ésa era el destino de América Latina. Debo decir que en esos tiempos los discursos y los posicionamientos de algunos de los actores políticos del subcontinente, me inspiraban a creer que esta región debía tener un mejor futuro, y que eso sucedería muy a pesar del Tío Sam, y que no obstante que en cada ocasión que se acrecentaba en mi pecho la idea de la Gran Latinoamérica, siempre surgían golpistas y testaferros del “guardián democrático del mundo”, que me hacían volver a poner los pies en la tierra.

En aquellos años sentía un orgullo juvenil por todo lo que dijeran Torrijos, Allende (el mejor de todos), Fidel Castro, y otros más, que me permitían con sus actitudes nacionalistas y latinoamericanistas, pensar en un mejor mañana para todos los que vivimos en esta región del mundo.

Pero así como todo pareciera ser motivo de orgullo, y que el mismo se alimentaba escuchando la música de los Folkloristas, los Calchakis, los Chalchaleros y otros grupos musicales que me hacían vibrar con sus letras musicales; siempre resurgía en mí la idea de que estando tan cerca de los vecinos del norte, sería casi imposible que el espíritu bolivariano transitara hasta hacer realidad un sueño romántico de ese alcance.

Al paso del tiempo surgió ante mí la URNG, el Frente Sandinista de Liberación Nacional, el Frente Farabundo Martí (FMLN), y volví a creer que algo se podría hacer para dejar de ser una región donde la miseria, el analfabetismo y la violencia generada por la falta de expectativas, fueran las características de nuestras sociedades.

Ni qué decir lo que en mí sucedió con el golpe a Salvador Allende, el patrocinio del gobierno de Estados Unidos a la contra nicaragüense, y el comenzar a relacionar a los países de Sudamérica en función de sus golpistas y dictadores: Pinochet, Galtieri, Videla, Stroessner, Efraín Ríos Montt, etc.

Hace unos días en el funeral de Hugo Chávez, vi con detenimiento una guardia de honor que montaron algunos jefes de estado, con los cuales Chávez hizo una gran amistad, pude ver a Raúl Castro, Evo Morales, Daniel Ortega,  Rafael Correa  y la verdad no les encontré la misma estatura de quienes en mi juventud me inspiraban a sentirme orgulloso de ser latinoamericano.

Mucho de mi latinoamericanismo se volvió cenizas cuando en su momento colaboré en la Conferencia Permanente de Partidos Políticos de América Latina sección juvenil, cuando tuve la oportunidad de conocer a muchos distinguidos cuadros de la izquierda latinoamericana, que con sus actitudes me hicieron entender, que “vivían como hombres de izquierda, pero que cobraban con la derecha”, ya que eran verdaderos burócratas aburguesados de sus partidos políticos, y que se sentían unas verdaderas vedettes de la política, y quien más me impactó por su incongruencia fue Tomás Borge, que por cierto escribió un libro ensalzando la figura de Carlos Salinas de Gortari, bueno con esto lo digo todo.


Ahora que ya tengo la oportunidad de ser un poco más mesurado en mi latinoamericanismo, distingo que la situación nunca ha sido fácil, y que lamentablemente aquí cabe aquella frase de Porfirio Díaz, claro con una pequeña modificación “Pobre de América Latina tan lejos de Dios y tan cerca de los Estados Unidos”. Pero si bien nunca ha sido fácil librar la batalla diplomática con los sempiternos halcones de la Casa Blanca, el Pentágono y la CIA, algo tendrían que hacer los presidentes de la región para medianamente dignificar sus relaciones bilaterales con los Estados Unidos de América.

No pueden darse el lujo de seguir siendo vilipendiados e ignorados de la manera tan clara y cínica como lo han hecho los últimos presidentes de esa nación, que pareciera que el único momento en que América Latina existió para ellos, fue en la Guerra Fría, cuando los estadounidenses estaban cuidando su traspatio, como dijera un ¿intelectual mexicano?, y no querían que se colara cualquier idea de tener una buena relación de algún país de la región con la hoy extinta URSS, ya que había sido muy desagradable la “crisis de los misiles”, y no querían volverse  a sentirse amenazados tan cerca de sus fronteras.

Si ellos se van a quedar sentados esperando una actitud diferente de parte de los EE.UU., terminarán sus periodos presidenciales sin que nadie haya ido a tocarles  la puerta; y si creen algunos de estos países que cuando menos la reforma migratoria en Estados Unidos, les evitará el problema de ver regresar a sus conciudadanos a los que no han sido capaces de generarles  expectativas en sus propios países, de nuevo se equivocan ya que ésta nunca llegará, y si no vean que ahora con los recortes al presupuesto que le impusieron los republicanos a Obama, el tema desapareció y jamás volverá a regresar. El mensaje es muy claro de parte de los republicanos a Obama, primero preocúpate de los problemas propios y después tratas de congratularte  con los demás.

Espero que en algún momento pueda ser posible que exista la posibilidad de hacer algo en forma conjunta de parte de los gobiernos latinoamericanos, pero lamentablemente siempre será más fácil para los gobiernos de Estados Unidos encontrar esquiroles en la región, que anulen la oportunidad de hacer frente común, y si no recordemos a Menem, Fox o Calderón; que los presidentes latinoamericanos hagan  un esfuerzo por salir adelante de manera conjunta.

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