¿Que los jóvenes son el futuro?, ése es el gastado discurso que se ha empeñado en transmitir la clase política ante la sociedad como mecanismo de supuesto acercamiento a un sector más amplio. Pero la juventud no es cuestión de tiempos ni fundamento especial de una retórica trillada. Los jóvenes fuimos el pasado, somos el presente y seremos el futuro, claramente el comportamiento de los individuos está determinado por los grupos de edad a los que pertenece, la juventud desde tiempos pasados se convirtió en esa vanguardia de lucha social ante los arrebatados y arbitrarios comportamientos del Estado. Los movimientos sociales han estado altamente influenciados por la participación de los jóvenes; en su mayoría estudiantes universitarios. El caso de México resulta excepcional por el impacto que han causado las movilizaciones de los jóvenes, generando un mayor eco que las manifestaciones de sindicatos y agrupaciones alternas. En nuestro país resulta interesante remontarnos al caso del 68 y aun cuando existe un variado número de versiones, lo cierto es que los jóvenes dieron respuesta a un régimen autoritario y represor, convirtiéndose en un parteaguas para la lucha estudiantil y en fomento a la participación de los jóvenes en el reclamo social fuera de las aulas. Esa mítica generación del 68 se vio resurgir en el nacimiento esporádico de un movimiento como el #YoSoy132 que logró agrupar a universidades privadas y públicas con la finalidad de manifestar el reclamo a la ineficiente clase política, al posible vuelco de un sistema autoritario así como a la extensa manipulación mediática reflejada en la televisión. La participación de los jóvenes en gran medida contribuyó al fortalecimiento coyuntural de las elecciones de 2012. Por un lado aquella generación de estudiantes universitarios que dejaron la apatía a un lado para manifestarse en las calles ante el descontento y hartazgo de los actores políticos y por el otro los jóvenes que se sumaron a los partidos políticos en la contienda. Ante dicho fenómeno encontramos un alto grado de debate entre los jóvenes que se sumaban ante las dos claras causas su participación elevada en el proceso se vio reflejado en las urnas aquel 1 de Julio de 2012. Las elecciones pasaron, los resultados se presentaron y la presencia de los jóvenes respondió a la coyuntura electoral sumado al descontento del triunfo del abanderado del PRI/PVEM. La lucha siguió pero la efervescencia se perdió. Los comités locales del movimiento comenzaron a desintegrarse aún con la semilla en cada mente de aquellos individuos partícipes, con ese espíritu de lucha sediento de continuar pero con la incertidumbre de saber el rumbo o el camino. Ante dicha eventualidad el surgimiento de un movimiento esporádico como éste se convierte en el antecedente más próximo a luchas que demanda la sociedad ante la incongruencia de acción del gobierno. Fuimos el pasado, somos el presente y seremos el futuro; así es, arraigada en lo más profundo de las universidades se está cocinando una conciencia libre que elimina y deja tras de sí cada vez más los prejuicios heredados del pasado, la intolerancia ante ideas diversas a la suya entre otras cuestiones de raza, sexo y religión. No es de extrañarse que los jóvenes universitarios se sumen cada vez más a asociaciones en las que pretenden participar y poner de sí para beneficio de la población sin dejar de lado el claro interés individual innato del ser humano. Sumado a dicha participación encontramos el acoplamiento de los estudiantes a las demandas de la sociedad y la participación en servicios sociales cercanos a los sectores más desprotegidos, así como la idea de agruparse para el desarrollo de diversas actividades deportivas y culturales haciendo partícipes a un mayor número de personas y en una que otra ocasión realizando el trabajo que el Estado no puede garantizar.
Apenas hace poco más de un mes comenzaba la contienda por la Federación de Estudiantes de la Universidad Autónoma de Aguascalientes, un bastión indispensable para los partidos políticos el cual lograron afianzar. No era de extrañar que aun cuando anteriormente mencioné el caso de los movimientos sociales que rompieron con la apatía, para el caso de la FEUAA las planillas contendientes estaban encabezadas únicamente por alumnos pertenecientes al Centro de Ciencias Sociales y Humanidades, ello responde a dos planteamientos principales a mi parecer, el alto nivel crítico con el que se forman los estudiantes por su cercanía a los fenómenos sociales y políticos así como su formación teórica y académica y por otro lado el alto grado de cooptación por parte de los partidos políticos para carreras de dicha extracción, específicamente la Lic. Ciencias Políticas y Administración Pública así como la Lic. Derecho, fundamentales semilleros de las clases políticas. Independientemente de dicho fenómeno las planillas contendientes lograron armar equipos de jóvenes de casi todas las carreras tratando de garantizar con ello la cobertura ante toda la comunidad universitaria. El cierre de la contienda se convirtió en un claro espejo del sistema político mexicano y la contienda electoral de 2012, un excesivo uso de recursos en las campañas por parte de algunas planillas, los dimes y diretes de vínculos con partidos y con familiares entre otras cosas. La participación de los universitarios fue positiva al generarse un clima tranquilo el día de la elección, pero no suficientemente representativa de la comunidad estudiantil, del total de 15 mil 907 estudiantes entre posgrados, licenciatura y educación media, sólo ejercieron su voto 10 mil 381 y la planilla ganadora obtuvo el triunfo con 4 mil 510 votos del total de la elección, menos de la tercera parte del total de los alumnos. El presente fenómeno da cuenta de la falta de interés y apatía de una parte de los universitarios y la necesidad de una cultura política participativa aunada a la deficiente organización que garantice la cobertura a la totalidad de estudiantes en la votación. Fuera de los números el estudiantado está obligado a presionar y exigir resultados ante la nueva mesa directiva, a proponer y exigir la aplicabilidad de proyectos viables y beneficiosos para el alumnado aun cuando no estuvieran en su plan de trabajo o se extrajeran de alguna de las planillas no triunfadoras, es necesaria la participación de los jóvenes de todas las carreras dentro y fuera de la universidad, el caso de la FEUAA es un ejemplo más de la necesaria politización mas no partidización de la población y de los jóvenes. Los jóvenes deben involucrarse más en las cuestiones que les atañen a ellos mismos y a la sociedad en general, preocuparse por el rumbo de la situación del municipio, del estado y del país y no únicamente por la fiesta del próximo fin de semana. La juventud ha despertado de un gran letargo auspiciado por el gobierno que pretende el orden y la estabilidad del país.
Aguascalientes será partícipe de elecciones locales, 11 alcaldías y los 18 diputados locales que por el principio de mayoría han comenzado a orquestar su pretensión de arribo al poder, hacia dicha circunstancia, podemos decir que es tarea de los jóvenes encargarse de vigilar que el arribo de dichos actores sea basado en la legalidad y el respeto así como una vez en el cargo, den respuesta a las demandas de la sociedad y a las problemáticas presentes en los distintos municipios y la ciudad capital. Según datos del IEE existen 266 mil 507 jóvenes entre los 18 y los 29 años lo cual representa el 32.21 por ciento del padrón electoral, números que pueden pesar en la elección si la apatía no se hace presente tal y como pretendemos que no lo haga.
Podemos Cambiar pretende continuar con el respaldo juvenil y universitario como formas de debate imparcial y dejando de lado a los partidos políticos que no han sabido dar respuesta a las demandas ciudadanas y con ello garantizar el reclamo ante el incumplimiento de las autoridades, la demanda de un ejercicio electoral transparente y conforme a derecho así como la ampliación participativa de la población y de los jóvenes en los procesos políticos entre otras prerrogativas que fortalecen el camino de transición hacia la democracia por el que pasa nuestro país.
Ante la presente exposición del importante papel del joven y específicamente del universitario, el proyecto del “Parlamento Universitario” se ha convertido en una realidad, la necesidad de reunir a 27 jóvenes de las universidades del estado para debatir temas de relevancia local y nacional, eliminar las cuestiones partidistas para constituirse como un órgano de presión, de disenso y consenso como ejemplo ante el Congreso Local así como la garantía de elevar la participación de los mismos en la toma de decisiones y hacer cada vez menos presente la apatía en las mentalidades de los jóvenes y de la población en general.