Ya es lugar común leer en todos los medios deportivos el mal funcionamiento de la Selección Mexicana, inclusive en este espacio no hemos cesado de criticar a la Selección y en la semana pasada hasta la cabeza de José Manuel de la Torre. Para no variar, esta semana el seleccionado tricolor nos regaló el día sábado una exhibición para olvidar. Si bien es cierto el equipo tuvo más orden y llegada en el primer tiempo, la claridad, definición y precisión no se hicieron presentes. El partido parecía tener un rumbo desconocido para México, el de los tiempos extras frente a Trinidad y Tobago. Sin embargo, el mejor hombre de México en el torneo, Miguel Layún dio un pase de gol para que como dicen, de chiripa y feo Raúl Jiménez anotara el gol del gane que los impulsa a semifinales.
No hay duda de que México llegará a al final, por cuestión de suerte, de dinero o como le queramos llamar, México y Estados Unidos se enfrentarán en la final. Pero México está de más mal en peor, a lo contrario de los estadounidenses. México no tiene hombres destacados, Fabián en su eterna intermitencia, Montes en su sobrevalorado talento, Márquez Lugo en su pobreza goleadora, perdiendo y desapareciendo en la batalla por el puesto en el Mundial. La solución es que ya se acabe el torneo por favor. No por esta edición, para siempre, o que se haga de otra manera o que se inventen otra cosa para elegir al mejor de la confederación. Es sorprendente y risible que en los cuartos de final de un torneo de la FIFA se defina a los semifinalistas por golizas, como lo hizo Panamá y USA. Punto y aparte de la humillación que recibe México al no golear, es un mensaje claro que la confederación es de cuatro equipos, máximo cinco, los demás no tienen nivel.
Hemos escuchado muchas veces soluciones para subir de nivel la zona futbolística, desde hacer una eliminatoria de todo el continente o hasta desaparecerla. Sin embargo eso no pasará, el negocio es negocio, si hay voluntad de los empresarios y directivos de México deberían hacer lo que hizo Australia. Salirse de la confederación de Oceanía para calificarse en Asia. Pero por el momento esta Copa de rayas mal pintadas, campos en mal estado, entradas risibles, arbitraje de vergüenza, figuras grisáceas y autogoles debe pensar seriamente su existencia, porque así como va, desaparecerla hasta de nuestra memoria es la solución.
