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viernes, diciembre 5, 2025

Toda la sangre, historias cruzadas y homenaje a la nota roja / Entrevista a Bernardo Esquinca

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¿Qué pasaría si un asesino aventara corazones a este templo porque quiere que los antiguos dioses aztecas regresen?

 

Toda la Sangre (Almadía, 2013) es la segunda novela de la saga del periodista de nota roja Casasola, que trabaja para el Semanario Sensacional, nos invita ahora a resolver el misterio del “Asesino Ritual”, quien aterra a la ciudad de México con sus terribles y sangrientos asesinatos que buscan replicar los sacrificios humanos de los aztecas para despertar a los antiguos dioses. Casasola empezará a buscar junto al Griego y con la ayuda de los espíritus del “Club de los periodistas de nota roja muertos” y de la arqueóloga Elisa Matos, detener los asesinatos que azotan a la ciudad. Nota roja, crónica periodística, las catacumbas ocultas de la ciudad, los indigentes que pueblan las calles del centro histórico, conforman el entramado de una historia ágil, cruda y sumamente interesante que conforma la segunda novela de la saga que el escritor Bernardo Esquinca (Guadalajara, 1972) inició con La Octava plaga (Ediciones B, 2011).

“Llegue en el 2003 a vivir a la Ciudad de México de Guadalajara, venía de un divorcio y tenía muchos problemas sentimentales y personales; me costó mucho trabajo adaptarme a la ciudad, trabajaba y vivía en La Condesa, que era un búnker personal, entonces cuando entré a trabajar en el MUNAL en el 2007, empecé a salir y hubo dos momentos claves: Talía, mi pareja y el MUNAL. Me empecé a meter al metro, empecé a caminar el centro y mi pareja vivía en el centro, y caminábamos por ahí, entonces terminé de hacer la ciudad mía y sobre todo el Centro Histórico, después ya no quise regresarme a Guadalajara y ahora estoy muy contento y muy enamorado de la ciudad y eso fue parte importante de la novela, pues ahora recuerdo mucho esas caminatas que dábamos por el centro, por la calle de Seminario en donde podías ver las ruinas sin meterte al templo, antes de las remodelaciones que están haciendo ahora, y ahí se empezó a gestar esta idea en mí ¿Qué pasaría si un asesino aventara corazones a este templo porque quiere que los antiguos dioses aztecas regresen? También un libro de Sergio González Rodríguez fue importante, De sangre y de sol, que habla de la importancia simbólica de la sangre, y por eso lo metí como un personaje, con un pequeño cameo que es un homenaje a Sergio. Entonces son cosas que se van acumulando y bueno, además ya tenía la primer novela de Casasola, La octava plaga, y cuando la terminé me di cuenta de que me gustaban los personajes de Casasola y Griego, el fotógrafo y pensé que me gustaría hacer otra novela con ellos, empecé a pensar en esta novela de los corazones y los sacrificios humanos aztecas, pensé que podía ser una novela de Casasola, y cuando todo cuadró en mi cabeza y cuando decidí que lo haría empecé a hacer una investigación, leer los libros de Matos Moctezuma, de López Luján, pero sobre todo caminar mucho más para encontrar locaciones, meterme al metro Zócalo para ver cómo fue cambiando, buscar la casa de Humboldt en República de Uruguay, buscar la Antigua Universidad, meterme al Museo de la Antropología, ver las placas, ir al Templo Mayor, en fin toda esa parte fue muy gozosa por poder conocer, meterme al centro.”

Javier Moro Hernández (JMH): De muchas maneras Toda la sangre representa un homenaje al centro de la ciudad. El centro es uno de los personajes centrales de la novela.

Bernardo Esquinca (BE): Nunca antes en una novela mía la ciudad tenía nombre, ya en La octava plaga muchas personas me han dicho que obviamente es la Ciudad de México, pero yo no me atreví a ponerle un nombre; para empezar mi intención es que el personaje principal fuera el centro de la Ciudad de México, rendirle un homenaje a ese lugar que amo, vivo y trabajo, pero también era un reto para mí decir: es la primera vez que voy a poner una ciudad con su nombre, yo soy de los escritores que cree que si le vas a poner un nombre a tu ciudad, sea en cuento o en una novela, tiene que estar justificado, tiene que ser porque no puede ocurrir en ninguna otra parte del mundo, y en ningún otro lugar puedes convivir con las pirámides, con los edificios coloniales, los edificios modernos, y además, por otra parte creo que no sólo hay que poner un escenario sino que hay que sacarle jugo a ese escenario, por lo que también quería reflexionar sobre la ciudad, sobre lo que significa vivirla, sobre el amor-odio que le tenemos a esta ciudad, sobre el peso histórico de esta ciudad, pero no quería excederme en eso, porque no quería que lo histórico ni la reflexión estorbara en la fluidez de la historia que también es algo que me interesa mucho como narrador, estoy contando una historia, estoy contando un misterio y también tiene que avanzar a la par de estas reflexiones, esta profundidad que le doy a la novela también me interesa, darle cierta profundidad a los enigmas, a los misterios.

JMH: ¿Qué pasa con el proceso creativo cuando tienes todo ese escenario tan rico, tan impactante?

BE: Es un proceso muy interesante porque obviamente no puedes meter todo lo que te pasa, ni todo lo que ves, tienes que escoger lo que crees que es interesante, pero también te puede pasar que se te olvidan cosas que son muy buenas, por ejemplo ahora que estoy en otra novela de Casasola pero en el siglo XIX, que es con el abuelo de Casasola, es como una precuela, fui a la Plaza de la Concepción, que claro que ya había visto, claro que sabía que está llena de indigentes porque hay un comedor ahí y me dije cómo no metí esto, como no hable de ese lugar pues Casasola debería haberla conocido. Pero bueno ahora en esta nueva novela ya aparece la Plaza de la Concepción porque el Siglo XIX siempre fue un lugar así, entonces así pasa, existe la decantación pero a veces hay demasiada información y se te va, porque yo no soy de tomar notas, tengo esa superstición, siempre que he tomado notas se me arruina el tema, lo repaso mentalmente pero a veces se te van cosas.

JMH: La historia se va desarrollando en forma de capas que se van quitando, se van resolviendo ¿Cómo fue el proceso de decisión de escribir la novela de esta manera?

BE: Me interesaba que la novela se desarrollara en 2011, cuando fue la que le escribí, pero también era muy importante para mí dar esta idea de estas capas de historia; por ejemplo cuando leí en el libro de Matos Moctezuma, Las piedras negadas, la historia de Humboldt y que le desentierran a Coatlicue varias veces, cómo se la enseñaban y en cuanto se descuida tantito la vuelven a enterrar en veinte minutos, me pareció importante hacer ese flashback para después regresar a este presente en donde quería hacer el tejido de homenaje a la nota roja, que empecé a ensayar en La octava plaga, aunque aquí ya exploté mucho más el potencial de ese recurso; pero como es una saga también tiene un estilo y una serie de eventos que se repiten, como los sueños de Casasola con el “Club de los periodistas de nota roja muertos” que le dan claves, también mezclo los datos importantes que se dan en el relato con estas notas ficticias que supuestamente aparecen en los periódicos de nota roja y que le rinden homenaje. Para mí sí era importante esta estructura para ir combinando la narrativa.

JMH: Me da la impresión de que en esta novela te atreviste a desarrollar aún más a los personajes que están alrededor de Casasola, conocemos más datos, más detalles de la personalidad, de la misión del “Asesino ritual” por ejemplo, o de Elisa Matos, la arqueóloga.

BE: Nunca había hecho una saga pero me di cuenta que te permite que tus personajes se transformen y me pareció muy interesante porque cuando tienes más libros sobre esos personajes sí ocurre una transformación de los personajes, también fue deliberado buscar un desarrollo psicológico de los personajes, no sólo de los personajes que ya existían sino también de los que introduzco en esta novela.

JMH: Aquí ya vemos a un Casasola completamente entregado a su trabajo como periodista de nota roja, vemos su reportaje sobre los indigentes que viven por la estación del metro Juárez, a la que se refiere como la “Comunidad George Romero”, o sea ya vemos parte de su trabajo como periodista.

BE: Además podemos ver por primera vez cómo escribe a él, podemos leer una pequeña crónica de ese personaje que llaman El Evenflo, que son pequeños cuentitos que me gusta meter, pequeñas historias-crónicas sobre este personaje del metro, que se convierten en leyendas urbanas, que además me servía por mostrar el trabajo de Casasola, y que es algo que me gusta hacer, es como una pequeña caja china, que me permite además describir el centro o ciertas partes de la ciudad, eso es como un personaje también y jugar con este asunto de que Casasola está escribiendo su personaje y después el trauma lo lleva hacia otro lado, aunque los indigentes jamás desaparecen pues son como un motivo que está ahí y que forma parte de la historia del “Asesino ritual”. Esta novela le debe mucho a los dos años que viví en un departamento en la calle de Ayuntamientos, entre Bucareli y Enrico Martínez, en donde era vecino de la Ciudadela y vecino de Artículo 123 justo en donde estaba, ya no está, la “Comunidad George Romero”, lugar en donde yo pasaba para ver cómo estaba ahí el rollo, en donde pasaban cosas muy raras, momentos en que la ciudad te revela un secreto, en donde no sabes si alegrarte o sentir escalofríos, entonces sí hay cosas de mi vivencia en ese entorno y sobre todo mucho de la atmósfera, pero que todo ocurre mucho en esa zona porque yo viví muy intensamente ahí; yo creo que la gran riqueza de vivir en el centro es que ya te da todo, todas las atmósferas, todas las imágenes, todas las historias, los recovecos, entonces yo trato de usar todo eso en mi literatura, de aprovecharlo.

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