- La mayoría de los indigentes en edad avanzada se rehúsan recibir ayuda en asilos o trabajos temporales
- La recomendación del DIF municipal es no darles dinero sino apoyo en especie
Después de que algunos locatarios de los mercados se quejaran de tener bajas ventas causado por indigentes que piden limosnas a las entradas, Elizabeth Martínez López, presidenta del DIF municipal, aclaró que el tema de los indigentes es un problema social difícil de erradicar pues no existe en ellos la voluntad de cambiar su condición de vida.
A lo largo de estos casi tres años de administración el DIF municipal ha encontrado una gran cantidad de casos de adultos mayores indigentes como el de la señora que vive afuera del Teatro Morelos, que la han llevado al asilo de ancianos de la ciudad de los niños pero se ha escapado en dos ocasiones, “es muy difícil cuando no existe la voluntad de las propias personas”.
Lo único que ha podido hacer el DIF municipal es darle seguimiento a su caso, si se alimenta, dónde duerme, cómo está su salud, saber por dónde deambula, sobre todo en las temporadas de lluvia y frío, que es cuando la dirección de protección civil realiza operativos especiales para ubicar a los indigentes.
En caso de estar en situación de vulnerabilidad son llevados al albergue municipal, sin embargo al día siguiente estas personas vuelven a la misma situación. Generalmente sólo se llegan a atender entre 10 y 15 personas durante toda la temporada en los albergues puesto que no todos los indigentes aceptan ser atendidos y moverse del lugar público.
El caso de indigencia es aún más complicado que el del adulto mayor abandonado, pues al menos éstos tienen un techo donde dormir mientras que los indigentes no. “Muchos de estos adultos que viven en la calle tienen hijos pero ni ellos pueden retenerlos en sus hogares”, están tan acostumbrados a estar en la calle pidiendo limosna que su terquedad llega a ser dañina para su vida; algunos de ellos tienen una deficiencia mental que, sumado a su condición indigente, complica aún más la situación.
En casos especiales, cuando el DIF municipal recibe la denuncia de niños que trabajan o piden limosnas, envía a una trabajadora social para que analice y canalice el caso, si así lo requiere. Pero cuando se trata de adultos es mucho más complicado, pues “son personas que están tan habituados y no les gusta trabajar que no podemos lograr que salgan de esa vida”.
Debido a que cada indigente cambia de lugar en tiempos determinados el DIF municipal no ha logrado tener una contabilidad del total de personas que se encuentran en estado indigente. En ocasiones cuando ya se tiene un número aproximado y sus puntos específicos, estas personas se sienten perseguidas y cambian de rumbo repentinamente, perdiendo rastro de ellos.
En cuanto a la cifra exacta de los menores, Martínez López aseguró ser el DIF estatal el que cuenta con los números ya que ellos son los directamente facultados para que en caso de que exista una situación de abuso al menor, puedan retirarlo del espacio público y llevarlo al albergue y trabajo social hasta que se ubiquen a los tutores.
En promedio son más adultos que niños pues éstos últimos son más recurrentes en vacaciones y en la época de la Feria de San Marcos, donde trabajan hasta altas horas de la noche.
La recomendación es no darles dinero, sobre todo a los menores de edad, pues generalmente se lo entregan a los padres, quienes lo utilizan para comprar sustancias nocivas. Exhortó a los ciudadanos a que si quieren ayudar en algo les proporciones apoyo en especie, ya sea alimentos, bebidas, dulces, ropa o juguetes pero dinero no. Aunque en el caso de los adultos mayores puede ser de gran ayuda alguna moneda pues son personas que, al llevar años en lo mismo, no tienen interés de cambiar su estado.
Foto: Roberto Guerra.
