- Carlos Reyes Sahagún, primer coordinador del Consejo de la Crónica
- El cronista debe ofrecer un testimonio de algo que vivió o supo de primera mano
Generalmente existe una gran confusión entre historia y crónica que Carlos Reyes Sahagún, prominente arista de la sociología política y la cultura de Aguascalientes, expresó ser dos cosas distintas aunque con un parentesco cercano; la historia, es la disciplina científica y el estudio, “para ser cronista no se requiere ser historiador”, esto en términos de academia, de estudio profesional; según Reyes Sahagún, se requiere de una serie de habilidades como una despierta capacidad de observación, escritura y de fácil plática. “Desde luego que son parientas, una crónica aspira en convertirse en historia”.
Este politólogo indicó que la tarea del cronista es más que la historia, es el cómo pasaron las cosas, por qué sucedieron, cuáles eran los sucesos que se tenían en determinado lugar, por ejemplo, en el caso de su libro El órgano Ruffatti de la catedral de Aguascalientes, relata todo acerca de la instalación del nuevo órgano de catedral, éste tiene la probabilidad de convertirse en historia en un futuro pues cuando alguien quisiera trabajar algo relacionado con el inmueble tendrá información de primera mano sobre el órgano.
“Quizá habría que pensar las circunstancias en las que Alejandro Topete del Valle (de 1944 y 1999) se convierte en cronista de la ciudad”, en su época no dejaba de ser apostólico, como lo llamó Carlos Reyes Sahagún, puesto que había muy pocas personas que se dedicaran a esta actividad. Antes que él estuvo Agustín González, que escribe la primer historia de Aguascalientes en 1881; Jesús Bernal Sánchez publica en los años 20; contemporáneo a Topete del Valle fue José Trinidad Vela Salas, “era una tarea muy informal, no apreciada ni valorada”. Topete del Valle debió construir un prestigio durante años para alcanzar el estatus que al final sentó las bases de una escuela.
A su muerte comenzaron algunas inquietudes sobre el patrimonio arquitectónico y cultural pero en vez de nombrarse un nuevo cornista, el Congreso del Estado trabaja, legisla y crea la Ley de Protección y Fomento del Patrimonio Cultural del Estado de Aguascalientes, en donde el capítulo III, artículo 15, sección II manifiesta la creación de un Consejo de la Crónica como órgano de apoyo a las autoridades de protección y fomento al patrimonio cultural del estado.
Hasta ahora sólo ha habido un Consejo, constituido el 28 de diciembre del 2001 y que entró en funciones en el 2002 con un periodo sexenal bajo una larga serie de requisitos, pero concluyó sus funciones y no se renovó. Hasta la actual administración estatal no se ha tenido uno nuevo, tan sólo una iniciativa municipal de crear un Consejo de la Crónica municipal.
Cuando se creó el Consejo ya se tenía otra perspectiva con la posibilidad del crecimiento institucional que tiene el estado y que un cronista pudiera cubrir más aspectos como el de monitorear publicaciones, boletines o información que las instituciones y el resto de las personas que publicaban, “hay veces que se tiene cada error que los que conocemos del tema nos espantamos”.
El problema de no haberse renovado recae en la descripción de la ley pues quedaron diversas cuestiones sueltas durante el gobierno de Felipe González, cuyo periodo es cuando se crea dicha ley; se decidió que el consejo fuera administrado por el Instituto Cultural con un presupuesto y serie de activos, Reyes Sahagún fue el primer coordinador del Consejo de la Crónica, siendo director de museos del ICA, pero al concluir el periodo sexenal éste se retira de su coordinación y el consejo no se renovó.
“La ley tendría que haber dicho el proceso de renovación y quién se encargaría de llevarlo a cabo”, el documento dice que los integrantes deben ser escogidos a propuesta del gobernador pero no dice quién deberá iniciar el proceso de renovación, ni fechas u otras especificaciones; hasta el momento ninguna legislatura se ha tomado el tiempo de reformarla y aplicarlas a la ley.
Para Carlos Reyes Sahagún, valdría la pena que se formalizara y que recobrara vida este consejo pues existe una gran cantidad de personas aguascalentenses que no son muy asiduas a tomar un libro y leer historia o alguna crónica, pero sí les interesa, y al escucharla de viva voz de un cronista la situación cambia.
¿Para qué un consejo de la crónica?
Al cuestionarle por qué la necesidad de un consejo de la crónica, respondió sonriente “por el arraigo”, ¿en verdad estamos arraigados a nuestro estado? ¿Los ciudadanos nos sentimos extraños?, todas estas preguntas se podrían responder con una sencilla respuesta: si tú como habitante de una ciudad, un estado, un país, tienes un sentido de arraigo se tiene un buen punto de partida para tener mayor cuidado, amor, atención y protección al estado por su propia sociedad.
“Todo lo que gastamos en policía es dinero tirado a la basura porque si fuéramos de otra manera, si tuviéramos una actitud cívica de convivencia y respeto, no necesitáramos policías pudiendo invertir esos millones de pesos en otras cosas”, si no conoces tu lugar de origen, no lo aprecias ni te llega a importar; por eso la crónica es tan importante en una ciudad pues te ofrece este tipo de cuestiones de conocimiento y arraigo.
El Consejo de la Crónica y el dinero
La ley establece un pago de una compensación de aproximadamente seis mil pesos -si las cuentas no le fallan a Reyes Sahagún- quien lamenta el poco aprecio que se tiene por este tipo de trabajos, “esto es un trabajo como cualquier otro, de entrada tienes que andar en las calles”, observar fijamente qué es lo que pasa en la ciudad, qué come sus habitantes, qué hacen, qué esperan de sus barrios; en suma, analizar en trabajo de campo, archivo histórico, documentos, escribir e invertir tiempo, dinero y esfuerzo.
A la fecha aquellas personas que se dedican a la historia y a la crónica no perciben peso alguno, por ende tienen la necesidad de dejarlo como una actividad extraoficial pues deben trabajar en algo que les represente un sueldo y poderse mantener, “lamento profundamente que la gente que tiene tanto que contarnos se está muriendo sin que se guarden sus testimonios”.
El gran tema de este estado, según Carlos Reyes Sahagún, no es la Feria de San Marcos ni José Guadalupe Posada o Saturnino Herrán, sino el ferrocarril, “los ferrocarrileros se están muriendo con mucho que contar pero a nadie le importa”. En su opinión debería de existir un centro de memorias con un presupuesto anual que alcance para trabajar con todas estas personas adultas que vivieron le época y se puedan conservar los testimonios para después procesarlos.
Un cronista no es igual que un historiador, por desgracia la sociedad aún no valora el trabajo de estos fieles seguidores de la historia y el diálogo, y si la situación continúa así Aguascalientes se quedará sin información real de lo que se tuvo en sus antepasados, convirtiéndolos en un vago recuerdo.
Foto: Gilberto Barrón