Matanzas, Cuba. 26 de julio de 1991. Emocionado, sonriendo de oreja a oreja, el activista sudafricano, Nelson Mandela, se dirige a la multitud congregada en la llamada “Atenas de Cuba”. El gentío estalla en vítores cuando el ícono de la lucha contra la segregación racial, emocionado, dice: “¡La aplastante derrota del ejército racista en Cuito Cuanavale constituyó una victoria para toda África! ¡Cuito Cuanavale marca el viraje en la lucha para librar al continente y a nuestro país del azote del apartheid!”.
Respondiendo el halago, el comandante Fidel Castro Ruz expresa: “Si se quiere tener un ejemplo de un hombre inconmoviblemente firme, valiente, heroico, sereno, inteligente, capaz, ese ejemplo y ese hombre es Mandela”.
Más de una ceja se arqueó y muchas muecas de disgusto se mostraron durante el homenaje rendido al gran Nelson Mandela, porque el mandatario cubano, Raúl Castro Ruz, fue seleccionado para pronunciar un discurso. Lo que muchos ignorábamos, es que la relación entre los hermanos Castro y Madiba data de la ayuda prestada durante la Guerra Fría, auxilio que se manifestó claramente durante la batalla que cambió el curso de la historia en el África austral: Cuito Cuanavale.
A principios de la década de los 60, tres movimientos, ubicados en las antípodas ideológicas, surgieron para liberar a Angola del yugo ultramarino portugués: El Movimiento Popular para la Liberación de Angola (MPLA), de tendencia marxista-leninista; el Frente Nacional para la Liberación de Angola (FNLA), apoyado por los Estados Unidos, Zaire y el régimen supremacista blanco de Sudáfrica; y la Unión Nacional para la Independencia Total de Angola (UNITA), financiada y equipada por la Agencia Central de Inteligencia de la Unión Americana (CIA).
En las postrimerías del dominio colonial lusitano, las tres fuerzas arriba mencionadas se enfrentaron entre sí. Sin embargo, el MPLA se alzó con la victoria. Este evento activó la alerta roja en Pretoria y Kinshasa, quienes decidieron intervenir en Angola. Igualmente, Fidel Castro -envalentonado por la derrota estadounidense en Vietnam- ordenó la Operación Carlota, el despliegue de miles de soldados cubanos en el país africano. El apoyo castrista probó ser decisivo el 10 de noviembre de 1975, cuando en Quifangondo, el MPLA venció a las fuerzas combinadas del FNLA, Sudáfrica y Zaire.
La victoria cubana enfureció a Washington: el presidente norteamericano, Gerald Ford, declaró el 28 de febrero de 1976 que Fidel Castro era un “forajido internacional” y la intrusión cubana un “flagrante acto de agresión”.
Tras la primera intervención castrista, la situación se estabilizó pues Cuba envío tropas a Etiopía y proporcionó ayuda humanitaria a Angola. Asimismo, el Congreso Nacional Africano solicitó, con la anuencia de Nelson Mandela, ayuda militar para los combatientes clandestinos. En respuesta, Sudáfrica reprimió con mayor dureza a las fuerzas anti-apartheid.
La situación cambió con la llegada al poder de Ronald Reagan, quien aplicó la Doctrina homónima, la cual consistía en que los Estados Unidos apoyarían a las contrainsurgencias anti-comunistas a “arrancar de la esfera de influencia soviética a sus respectivos países” (Henry Kissinger dixit).
Por lo tanto, UNITA recibió ayuda material y financiera por parte de la CIA y los racistas blancos sudafricanos. Con el objetivo de destruir a UNITA, Angola, apoyada con asesores castrenses y equipo bélico soviético, lanzó una ofensiva. Para impedir la derrota de sus aliados, Sudáfrica intervino, en agosto de 1987, e hizo retroceder y, luego, persiguió a los angoleños.
Alarmado, Fidel Castro envió más de 15 mil soldados cubanos, los cuales rechazaron en Cuito Cuanavale, entre enero y febrero de 1988, seis asaltos efectuados por los sudafricanos. Tras la victoria, los cubanos, apoyados por los angoleños y los guerrilleros namibios, pasaron a la ofensiva, la cual provocó el pánico entre los supremacistas blancos.
En su celda, el prisionero 46664, mejor conocido como Nelson Mandela, escribió, en marzo de 1988, sin Cuba “no habría liberación de nuestro continente, y de mi pueblo, del azote del apartheid”. (Russia Today 10/12/2013). Las palabras de Madiba fueron proféticas: el 22 de diciembre de 1988, Angola, Cuba y Sudáfrica firmaron el Acuerdo de los Tres Poderes, mediante el cual Sudáfrica retiraba sus tropas de Angola y Namibia, se garantizaba la independencia de ésta última y Cuba se retiraba de Angola.
Para el académico estadounidense, Horace Campbell, Cuito Cuanavale fue la “mayor batalla en África desde el final de la II Guerra Mundial” y “después se iniciaron las negociaciones con el Congreso Nacional Africano que concluyeron con la liberación de Nelson Mandela y al fin del apartheid”.
Finalmente, Mandela inauguró, en el año 2007, un muro de piedra, ubicado en la colina del Parque de la Libertad en Pretoria, donde hay 95 mil nombres. Y entre ellos, los de 2,107 soldados cubanos caídos en Angola.
Aide Mémoire.- Deseo una pronta recuperación a la Dra. Aurora Terán Fuentes, miembro distinguido de nuestra agrupación y co-editora del Suplemento Jesús Terán.
Colegio Aguascalentense de Estudios Estratégicos Internacionales, A.C.
