Un recuerdo de Rubén Bonifaz Nuño - LJA Aguascalientes
08/09/2024

  • Se rindió homenaje al poeta veracruzano en su primer aniversario luctuoso
  • “La poesía ha sido el único acto libre de mi vida. Lo demás es trabajo pagado para sobrevivir”

 

Rubén Bonifaz Nuño fue llamado muchas veces poeta, otras tantas maestro y puente con las grandes obras del pensamiento universal, pero fue por su capacidad para desentrañar las más profundas oscuridades y luminiscencias de la condición humana, para dar más claridad al pensamiento, cuando entre la comunidad intelectual se hizo famosa la frase: “Al mal tiempo, Rubén Bonifaz Nuño”.

Creció como un niño inquieto en su tierra natal, donde a la par de los juegos típicos de la infancia encontró en las obras y poesías épicas de los autores griegos una de sus principales pasiones, aspecto que lo convirtió en un joven “recitador”, según sus propias palabras, que deambulaba por la comunidad con las imágenes de héroes homéricos e inventando sus propios poemas.

“En 1945, cuando tenía 21 años, concursé en los juegos florales que se organizaban año con año en abril en la ciudad de Aguascalientes, que coincidían con la Feria de San Marcos. Ese año gané el cuarto premio con mis poesías”, recordaba Bonifaz Nuño, quien entonces, lleno de dudas sobre sus posibilidades literarias, vio en ese reconocimiento un aliciente para seguir adelante.

Por consejo de sus padres cursó la carrera de Derecho en la Escuela Nacional de Jurisprudencia y obtuvo la maestría y el doctorado en Letras Clásicas en la UNAM.

El deseo de ganarse la vida en alguna actividad que estuviera cercana a las letras, su verdadera pasión, lo hizo aceptar un puesto como jefe de redacción de la Dirección General de Información y en la oficina de Servicio Técnico Editorial de la facultad.

Sin embargo, sería la docencia otro de los caminos que Rubén Bonifaz Nuño emprendería con pasión, por lo que fue profesor de la Facultad de Filosofía y Letras y fundador de la cátedra Seminario de Traducción Latina.

En el texto Rubén Bonifaz Nuño y la cultura nacional, leído durante el homenaje al poeta realizado en la Sala Nezahualcóyotl de la UNAM el pasado 4 de abril, Rafael Tovar y de Teresa, presidente del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta) afirmó que la labor magisterial fue la primera semilla que Bonifaz Nuño depositó en el seno de nuestra cultura nacional, primero como profesor de latín y luego como miembro de la comisión de Planes de Estudio del Colegio de Letras Clásicas, ambas labores en su casa de toda la vida, la UNAM.

“No hay cultura sin magisterio, y Bonifaz Nuño ha sido uno de nuestros grandes maestros. La cultural nacional se ha visto enriquecida de muchas maneras por el influjo de su pensamiento y su obra. Como pensador ha contribuido de manera central a fortalecerla”, afirmó el presidente del Conaculta.


Mencionó que en la larga y fructífera carrera de Bonifaz Nuño destacan sus obras de interpretación crítica relativas a la cosmogonía del mundo prehispánico, que han sido vitales para que los lectores de México se miren en el espejo de su historia.

“Desde sus estudios de la Coyolxauhqui, pasando por sus importantes interpretaciones de la Coatlicue, hasta la importante lectura que ha hecho de la poesía náhuatl y de nuestros grandes textos fundacionales -el Popol Vuh y el Chilam Balam- la curiosidad intelectual de Bonifaz Nuño por las raíces de México nos ha ayudado a engrandecer y afinar la visión que los mexicanos tenemos de nosotros mismos”, dijo Rafael Tovar y de Teresa.

José Narro, rector de la UNAM, destacó que como poeta y filólogo enamorado de la belleza, Nuño supo que nuestra cultura requería, para trascender, del cultivo de sus raíces y por ello dedicó gran parte de su vida a promover las humanidades a las que reconocía como fundamentales para la cultura nacional porque cohesionan a la sociedad, porque dan fuerza al espíritu colectivo.

“Rubén, el humanista, enseñó el valor del diálogo y la tolerancia, como poeta fue un dique ante aquellos que consideran que la vida moderna depende de la racionalidad de los mercados y el éxito del culto a la acumulación de bienes materiales. Reivindicó y promovió el valor de lo humano, de aquello que enriquece y enaltece a las personas, de lo que engrandece al ser humano aunque no tenga trascendencia comercial. Supo que si se descuida la cultura humanística se empobrece el pensamiento y se deterioran los valores colectivos”, afirmó José Narro Robles.

El académico Gonzalo Celorio dijo que tal como lo afirmaba don Fausto Vega habría que seguir diciendo siempre: “Al mal tiempo, Rubén Bonifaz Nuño”, y lo recordó como hombre de gran sencillez, a pesar de su enorme historial académico.

“Fue mi profesor de latín en mi época de estudiante, allá en el año 1969. En mi mente queda la imagen del poeta mientras despachaba en su oficina de la Biblioteca Central de la UNAM y aún no termina de asombrarme el hecho de que Bonifaz Nuño paulatinamente fuera perdiendo la vista. Resulta sorprendente que haya podido traducir La Ilíada, de Homero, directamente del griego, cuando en realidad su especialidad era el latín y prácticamente ya no tenía visión. También recuerdo el gran ingenio de sus frases, como aquella en que dijo: “Lo único bueno de la lucha de clases, es que la vamos ganando”.

Sergio García Ramírez, investigador del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM, recordó que Rubén Bonifaz Nuño construyó una vida que estuvo siempre al servicio de la universidad donde dejó una obra ejemplar, pero sobre todo un recuerdo imborrable en varias generaciones de alumnos.

“Tuve el privilegio y el placer de tratarlo muy cercanamente. Fue un muy ilustre universitario del que nos sentimos verdaderamente orgullosos. Fue miembro de la Junta de Gobierno de la universidad y cuando él concluyó su etapa en ese cargo yo tuve el privilegio y el honor de sustituirlo, lo cual no fue fácil porque era un hombre muy querido, con un numeroso grupo de alumnos y admiradores”.

El poeta Vicente Quirarte definió a Nuño como uno de esos hombres que hicieron de la poesía una forma de vida y una conexión con el mundo, convirtiéndose con sus palabras en un faro poético que nos seguirá alumbrando por siempre. “Con su obra y su trato, Rubén nos cambió la vida y nos la hizo menos miserable en cada momento. Llegar a su casa era encontrar el calor de la más amplia sonrisa, el encanto de su eterno chaleco y el entender que él hablaba muy poco de sus males  y mucho más de todo lo que rodea la vida”.

Sobre su obra, el poeta Marco Antonio Campos aseguró que de todos los textos que ha leído, que no sean una copia desdichada de traducciones o transposiciones sin densidad poética, sólo dos libros de lírica mexicana en el siglo 20 dieron nueva vida a la poesía de nuestros antepasados: Águila o sol de Octavio Paz y Fuego de pobres de Rubén Bonifaz Nuño.

“En poemas de estos libros encuentro una viva adaptación de contenidos, de imágenes, de giros coloquiales y rítmicos. Libros como Fuego de pobres, As de oros, Albur de amor, De otro modo lo mismo y El templo de su cuerpo, lo consagran como uno de los poetas más altos en lengua española”.

El pintor Leonardo Nierman consideró que Bonifaz Nuño es y será siempre el poeta mayor del que muchos creadores se alimentarán eternamente, haciendo de la poesía un banquete espléndido.

“Lo busco continuamente cuando tengo hambre y sed de pensamientos genuinos extremos perfectos y resplandecientes.  Y siempre me ha dado lo que busco y espero para aliviar mis emociones. Desde una poesía de corte clásico como es La muerte del ángel, realizada en 1945 y que yo leí por primera vez a los 20 años o aquel tan enardecido y mucho más libre como fue Canto llano a Simón Bolívar. Fuego de pobres, Siete de espadas, o Glacas fueron sus últimas creaciones.

En una de sus últimas entrevistas, Rubén Bonifaz Nuño fue claro sobre la pasión que le provocó siempre el oficio al que dedicó gran parte de su vida: “La poesía ha sido el único acto libre de mi vida. Lo demás es trabajo pagado para sobrevivir, pero si defino a la poesía ya no sería libre, sería como meterla en una especie de cárcel; hago la poesía como sale simplemente”.

Con información y foto de Conaculta


Show Full Content
Previous Proyecto del Parque Industrial