Peña Nieto y el síndrome del Chapulín Colorado / Un cuarto propio - LJA Aguascalientes
12/07/2025

La atención que se ha generado por la portada de la revista Time donde Enrique Peña Nieto aparece como el salvador de México ha dado sin lugar a duda muchas lecturas, la mayoría excelentes críticas. El síndrome de la fama, de la aprobación, el alto rating y la urgencia desesperada de no llegar a cumplir con todo lo prometido en las altas cúpulas políticas y económicas con quienes se vendió quien fuera candidato del PRI a la presidencia en el 2012, se han desbordado. La neurosis del primer mandatario para cambiar la percepción de que en México todo va viento en popa lo ha llevado realmente a alucinar, a él y desde luego a buena parte de su gabinete. Veamos.

El Luis Miguel de la política mexicana no ha salvado a nadie, ni siquiera a sí mismo. Para obtener esa portada, como ya sabemos, se pagó una cantidad indignante, humillante lo que la presidencia gasta en la promoción de la imagen de quien por sí solo no se sostiene como político. 576 mil pesos fue el pago que se hizo a la empresa Time Warner para hacer creer al pueblo de México, y desde luego a una cúpula de los Estados Unidos, que verdaderamente es alguien importante.

Mientras el presidente luce su imagen, en lo que va de su sexenio siete periodistas han sido ejecutados, el caso más reciente es el de Gregorio Jiménez de la Cruz, consumado el pasado 17 de febrero en Veracruz y un día antes, el domingo 16, fue asesinado Omar Reyes Fabián, otro periodista en Oaxaca. A ellos tampoco salvó Peña Nieto; es más, por esos días sus palabras fueron expresar sus ridículos, cursis y mediocres anhelos para que la selección mexicana de futbol regrese de Brasil con la copa del mundial que lo señale como el equipo ganador. Ya sabemos cuál será el resultado de México en Brasil, pero eso no importa, la medianía de los sueños de una nación se resumen a la copa mundial, al eterno: ya merito. De los periodistas se dijo que fueron causas de índole personal y así de cada uno se ha declarado lo mismo, intentando tapar el sol con un dedo.

Enrique Peña no es el único que habita ese círculo político neurótico que diario buscan arañar la grandeza que dan las pantallas de Televisa y Televisión Azteca, la secuencia aburrida e interminable de los anuncios del gobierno federal, la cantidad brutal de propaganda pagada en los medios impresos. El contagio alcanza a otros personajes como Alfredo Castillo Cervantes, designado comisionado para la seguridad y desarrollo de Michoacán, quien declaró que tiene en las manos y que muy pronto los buenos atraparán, nada más y nada menos que a Servando Gómez Martínez, alias “La Tuta” y que esta detención dará pie al definitivo desmantelamiento de la organización criminal de los Caballeros Templarios. Parece todo tan sencillo, pero nadie nos explica cómo es que Michoacán se volvió en la casa grande del crimen organizado más sanguinario.

La realidad es otra, palpablemente distinta a estas puntadas que se avienta la fanaticada peñista, mientras la Marina, la Policía Federal y la Procuraduría General de la República realizaron operativos gigantescos en Baja California y Sinaloa para intentar atrapar a Ismael “el Mayo” Zambada, quizá el líder principal del cártel de Sinaloa, pero fracasó el operativo. Peña, su estrategia y sus paparazzi, guardan sigilosamente silencio al respecto.

Más allá de la portada de Time, en Tlalnepantla, Estado de México, tras una balacera un joven fue asesinado; al igual que en Monterrey, Maurilio Rodríguez Cerda luego de haber salido a pasear con su hijo de 7 años y su sobrino de 8, fue ejecutado con al menos 5 balazos a menos de cien metros de distancia. Y en Durango sólo en el fin de semana ocurrieron 5 ejecuciones que incluyen a una persona descuartizada. Tampoco los salvó Enrique Peña Nieto, ni su “eficientísimo” gobierno.

El país se desmorona a pólvora, bala y cuchillo, mientras el presidente paga más de medio millón de pesos sólo a un medio de comunicación y a los otros les regala reformas, las que quieran, para eso llegó al poder, para ponerse a mano con gobiernos y todos esos poderes fácticos que no se terminan nunca de saciar de los bienes de un pueblo.

Es lamentable, pero sabemos que se seguirán sumando crímenes de estado contra mujeres, jóvenes, contra los pueblos originarios, activistas sociales y periodistas, mientras las revistas, periódicos, estaciones de radio y televisoras crean un país de ficción, con un presidente cómico por su ignorancia, un personaje que da risa, que indigna y avergüenza, muy pero muy parecido a otro ícono creación de los poderosos de la televisión y su idiosincrasia mexicana, Chespirito, irreal, tonto, ilógico y esa misma fórmula hoy la usan para un presidente, el efecto televisa se apoderó de una imagen y recicla al mismo personaje.

De Enrique Peña Nieto han hecho un mal chiste al nombrarlo el salvador de México porque, aunque sea de mentiritas, en la realidad del país nos está costando más y más muertas y muertos. Un Estado que no es capaz de responder a una persona, a una familia, una comunidad o una región, debería ser obvio que es un Estado que ha fracasado, pero sólo en la ficción mexicana un inepto puede ser un héroe.


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