La controversial portada que publicará en próximos días las revista norteamericana Time ha llenado las redes sociales de posicionamientos, memes, y un sinnúmero de debates en pro y en contra, y es que la ciertamente cuidada foto del presidente Enrique Peña Nieto bajo el encabezado Saving Mexico, no podría generar menos confrontación, más aún porque se trata del hombre que dirige el destino del país y que sin lugar a dudas es el promotor de las modificaciones más trascendentales en el país de las últimas décadas.
Y es que seamos realistas, en 12 años de gobiernos emanados del PAN México no tuvo prácticamente avances, yo sólo veo dos logros: estabilidad macroeconómica (que realmente es producto de Zedillo) y el tema de la transparencia (que prácticamente fue impulsado por el grupo Oaxaca). Y sin embargo sí son los artífices de la guerra contra el narco, esa pesadilla mexicana que ha dejado miles de desplazados, viudas, huérfanos, muertos, un hito en el México moderno, un trago amargo que será recordado en la historia negra de este país.
Por el lado contrario, a sólo un año de gobierno priista, las reformas estructurales han venido en cascada: la de telecomunicaciones, educativa, energética y la semana pasada fueron promulgadas y publicadas en el Diario Oficial de la Federación la de transparencia (7 de febrero del 2014) y la política (10 de febrero del 2014). Las dos son parteaguas en la nueva forma de comprender ambos tópicos, de un lado la de transparencia dotando de autonomía al IFAI y exponiendo al escrutinio público a los sindicatos entre otras cosas y la política que abre la puerta de la reelección.
Ambas son criticables, pues al final de cuentas se atreven a repensar y replantear las materias, sé que a muchos no les gustarán, sin embargo el PRI comprendió que alguien tenía que hacer transformaciones, que articularlas consensuando era la única vía, que los acuerdos son de mayorías y que es difícil tener a todos los actores políticos en el mismo canal, de ahí que por un lado el pacto por México logró allegar temas comunes a todos los partidos políticos, y por el otro el cabildeo y las alianzas en los diversos temas pudo llevar a flote otras reformas. No se trata, y tenemos que tenerlo bien claro, de estar totalmente de acuerdo todo el país, es prácticamente imposible, sino lograr hilar fino, encontrar los puntos de convergencia con las diferentes fuerzas políticas, y entonces sí dar salida y soluciones a este México que se debate entre dar el salto a la modernidad o quedarse estancado.
E insisto, el trabajo para lograr los consensos necesarios no es sencillo, implica un viejo sentido político que permite encontrar en las demás fuerzas las palabras comunes y darles un cauce, una estratagema que el PRI ha demostrado dominar a la perfección en los momentos de mayor coyuntura en la historia contemporánea de México. Y es que el partido está integrado con una serie de hombres de mucha experiencia, de nuevos cuadros que aportan ideas frescas y en general de un ejército de militantes que coadyuvan para lograr este objetivo. En este sentido es emblemático que una de las fotos de los interiores de Time incluya junto al presidente a Osorio Chong, el hombre del quehacer político y a Luis Videgaray, el responsable de las finanzas, dos piezas claves del gobierno, con amplia carrera política ambos, y el segundo además con el currículo suficiente para encabezar ese monstruo que es la Secretaría de Hacienda y Crédito Público.
Personalmente no he leído el artículo, pero las referencias derivadas que he consultado señalan que lejos de abordar con un optimismo a ultranza dichas reformas, el articulista no deja de hacer crítica, desde la corrupción que aún impera, los problemas con los cárteles, las recientes reformas fiscales que al empresariado no han resultado del todo agradables, entre otras.
Aún falta lo medular: que estas reformas, que estas acciones de gobierno, se traduzcan en un beneficio para el ciudadano común y corriente, que no sean sólo texto más en la Constitución o en las leyes reglamentarias, sino que en verdad la calidad de vida de los mexicanos sea mejor. Por ello el partido no duda en pagar el costo político de muchas reformas que no son tan populares pero que en el mediano y largo plazo deberían redundar en esta mejora de vida; al final de cuentas, la historia nos juzgará y más aún, el voto nos juzgará.