- Dos de los agresores ya contaban con antecedentes de violencia contra las mujeres
- “No son nada más lesiones mínimas como lo mencionaron”, señala la madre de Mildret e Iris
Fernando Cuéllar Díaz de León y José Refugio Ruiz Pedroza, además de tres hombres aún no identificados, “vinieron a mover todos nuestros esquemas, éramos una familia tranquila, de pronto todo se vio alterado: daños físicos, emocionales, económicos, porque también esto nos ha costado muchísimo”, dijo Olga Ruiz Barajas después de acudir al Penal, obligada a visitarlo diariamente.
La madre de Mildret e Iris, las estudiantes golpeadas el 23 de marzo en una calle del Centro Histórico, insiste en convocar a la justicia.
Si Cuéllar y Ruiz hoy están presos se debe a un incidente. La golpiza a las hermanas Rodríguez Ruiz fue calificada como lesiones dolosas y terminó en una fianza; no obstante, los agresores fueron detenidos unos días después en posesión de un arma casera, cartuchos útiles y pastillas sicotrópicas.
Con medios propios, Olga Ruiz logró que el delito fuera reclasificado.
“Los sueltan y los vuelven a agarrar por otra situación, yo digo que eso es justicia divina, si no aplicaron la justicia como se tenía que aplicar, eso es justicia divina. Hay tres personas sueltas; cinco hombres lastiman a mis niñas, sin conocerlas, sin tener una razón. Ahora siento que al saberse señalados mis hijas y yo corremos peligro”.
Enfatizó en que, con ésta, Fernando Cuéllar y Refugio Ruiz ya cuentan con cinco denuncias por violencia contra mujeres. El lamento porque no hay un juez “que se atreva” a tomar medidas de peso no se hizo esperar.
“No son nada más lesiones mínimas como lo mencionaron ahí. Ya les llevé certificados de diferentes especialistas; esto no va a parar hasta que lo tipifiquen como una tentativa de feminicidio”.
Olga, convertida en defensora familiar, tiene tres trabajos, además estudia un doctorado. Se dice en plena lectura de tratados internacionales para favorecer el caso de sus dos hijas. Por lo pronto el contacto con Amnistía Internacional es un hecho.
“Se les va a multar. Si es posible, al mismo estado, por no acatar estas leyes internacionales con perspectiva de género. Mis niñas jamás tuvieron que haber sido agredidas, ni por ellos ni por nadie, y no voy a descansar… esta es una situación por mis niñas, por las mujeres de Aguascalientes, por mí misma, no se las voy a poder tolerar jamás. No voy a descansar hasta que de verdad esto sea tipificado como una tentativa de feminicidio”.
Mildret e Iris, sostuvo su madre, fueron atacadas con puños, puntapiés y botellas, aunque todo quedó desahogado con una fianza “ridícula”.
A diez días de la agresión “solamente pido justicia y que se aplique como debe ser, voy a suplicarle a las autoridades que por favor nos ayuden a encontrar a esos otros tres que están fuera porque seguimos con miedo, salimos a la calle, tratamos de integrarnos, de hacer nuestra vida, tratamos de cumplir como ciudadanos, pero pedimos que nos respeten. Dicen que Aguascalientes es un lugar seguro, pero para nosotros ya no lo fue”.
–¿Tienen en mente una marcha?
–Esto tiene que seguir, tenemos que hacer presión social si es necesario. El próximo domingo vamos a hacer una marcha contra la violencia, una marcha para que las autoridades entiendan que no vamos a quitar el dedo del renglón… Salimos el domingo de Héroe de Nacozari y Madero… salimos a las 9:00 de la mañana.
–¿Ya presentaron denuncia ante la Comisión Nacional de Derechos Humanos?
–Hay una denuncia en México. La licenciada Mari José, que es quien me contestó el correo, dijo que van a analizar el caso, lo van a turnar a la Comisión Estatal de Derechos Humanos.
Añadió que ambas muchachas tienen suturas y la “cara color verde por los golpes”, además de que una perdió su tratamiento de ortodoncia a causa de los golpes.
“Yo no culpo a los médicos que hicieron el dictamen, quiero entenderlos porque hay una carencia de equipamiento, nada más por lo que él vio dijo lo que tenían, pero mis hijas necesitaban estudios diferentes, desde tomografías, en la judicial no tienen para hacérselas. Tuve que llevarlas a diferentes lugares a que les hicieran los estudios necesarios, fue la manera en que el juez hizo una reclasificación de lesiones “.
Foto: Gerardo González
Yo soy padre de familia y a mis hijas les he enseñado a que hora deben de estar en casa, creo qie mi comentario estará de mas pero a las horas que estaban estas jovencitas divirtiendose no es una situación normal o por lo menos de una familia “normal”.
Ellas tambien tienen algo de culpa por darles rienda suelta a sus ganas de divertirse “sanamente” en un antro.
En fin.
Saludos
Que estupidez Juan Gutierrez, comentario misógino al 100, y si la golpiza hubiera sido para sus hijas, propinada por un loco que iba intoxicado a las 2 de la tarde cuando las niñas iban saliendo de la escuela? así nomás, sin ninguna provocación x parte de ellas, solo porque iban pasando, ¿ahí si sería una situación anormal (y además por ser sus hijas)? el horario no es el punto aquí, no se debe de insinuar como que ellas se lo buscaron y se lo merecen por no medirse en sus “horarios de diversión”, si es cierto que en la noche hay más peligro, uno no sale a divertirse diciendo: “diablos, ya son las 2 de la mañana, a las 2:30 ya son horas indecentes y a esta hora si un loco nos golpea es porque nosotros nos lo buscamos, si nos golpea a la 1 de la mañana si es totalmente culpa del agresor”… en pocas palabras, esos son un par de cerdos asesinos (si tuvieran ocasión) junto con los otros tres cobardes que huyeron, y que deben estar enjaulados como los animales rabiosos que son, éste Juan Gutierrez, con todo respeto, es un comentario totalmente machista. Saludos
Disculpe usted señora pero creo que usted no conoce de el todo bien a sus hjas y me parece una tonteria tratar de acusar a dos personas por femicidio, creo que se deberia de poner a investigar la otra version por que hay muchos testigos los cuales comentan que esto era una riña campal entre hombres y sus hijas por x o y razon decidieron meterse a defender a sus acompañantes sin pensar las concecuencias, hay que conocer a nuestros hijos y no ponerlas como niñas victimarias cuando ellas decudieron participar en la riñar sin medir las consecuencias.