Imposible dejar pasar la semana sin sumarme al reconocimiento, respeto, admiración y el sentimiento de vacío que deja la muerte de Gabriel García Márquez. El mega funeral que se llevó a cabo en el Palacio de Bellas Artes de la Ciudad de México hizo patente el cariño de un pueblo por su escritor favorito. Una fila enorme de personas esperó pacientemente ingresar al recinto para observar el cubo de madera dentro del cual se encuentran las cenizas del escritor latinoamericano. Dolientes de todas partes, culturas, costumbres, lectores, escritores, hombres, mujeres, jóvenes, adultos, espontáneos, merolicos, ambulantes y hasta la clase política quisieron estar cerca, (algunos por primera y única vez) del maestro del realismo mágico.
No dude que el ambulantaje hizo buena venta de todo lo que se pueda imaginar, desde aguas, dulces, frituras y tortas, hasta el libro compendio de 20 cuartillas con sus obras resumidas, claro, pirata ante todo. Una despedida como ninguna otra, casi como la de un actor del canal de las estrellas, donde la clase política y la “alta cultura” como la nombra el maestro Vargas Llosa, otro de los grandes latinoamericanos de las letras, no interactúan con el resto de la sociedad. Por la puerta de hierro entró la crema y nata de la sociedad mexicana y por la de madera el pueblo y mire que ni siquiera adentro se mezcló el agua con el aceite, existen clases dirán por ahí, si claro, en una civilización como la nuestra, donde a la fecha todo se maneja por linajes, no me diga que no tiene privilegios apellidarse como los gobernadores en turno aunque no sea pariente. El reconocimiento está en cada uno de sus lectores, en los recuerdos que evocan cada una de sus líneas y en esa manera de fotografiar lo que Latinoamérica es y seguirá siendo por siempre.
Mi abuela decía que cuando muere uno mueren dos más, qué razón tenía, a decir verdad desconozco de dónde sacó esa idea pero nunca le falló, ni siquiera el año pasado cuando ella decidió mudarse con todos sus contemporáneos.
Así que continuando con la tradición de Margarita Jasso, después de Gabo, siguió el gran Emmanuel Carballo, ensayista mexicano nacido en Guadalajara en 1929, con más de 149 obras en su haber, el pasado 20 de abril de 2014 murió en tierras mexicanas.
El tercero y no menos importante, entusiasta impulsor de la cultura en Aguascalientes y gran músico, me refiero al maestro Alfonso Ramón Pérez Talamantes quien hizo arreglos para el ferial entre otras.
Y no crea que con estas tres mentes intelectuales y promotoras de la cultura cerramos con la tercia de nuevos ángeles guardianes de las artes, puede haber un cuarteto, se avecina un cambio en la legislación con relación a las telecomunicaciones que pudiera terminar con la libertad de expresión y mandarla directito al sefirot.
¿Qué tan cierta es la versión de que el gobierno quiere censurar el acceso a internet? No es tan sencillo pues todo viene de las reformas estructurales que el actual y vapuleado presidente de la República promueve e incide para que se acepten en las cámaras.
Las leyes secundarias en materia de telecomunicaciones, la nuevamente “ley televisa” acompañada de la restricción del uso y acceso a la red de redes.
Por la mañana escuchaba a Carmen Aristegui, quien planteó la hipótesis de “una conspiración” desde las entrañas del sistema, es decir, expuso la posibilidad de que el gobierno, sabedor de las repercusiones sociales que esta reforma generaría, revertirá de inmediato la propuesta, como si la presión social hubiera surtido efecto y así mandar el mensaje al pueblo que el músculo de las masas está fuerte y vigente. De esta manera se activa un tipo de válvula de escape donde todos nosotros nos sentimos satisfechos por el supuesto triunfo.
La hipótesis de la titular de noticias de la cadena MVS se basa en la segunda estrategia de manipulación de Noam Chomsky que dice: “Crear problemas y después ofrecer soluciones. Este método también es llamado problema-reacción-solución. Se crea un problema, una situación prevista para causar cierta reacción en el público, a fin de que éste sea el mandante de las medidas que se desea hacer aceptar. Por ejemplo: dejar que se desenvuelva o se intensifique la violencia urbana, u organizar atentados sangrientos, a fin de que el público sea demandante de las leyes de seguridad y políticas en perjuicio de la libertad. O también: crear una crisis económica para hacer aceptar como un mal necesario el retroceso de los derechos sociales y el desmantelamiento de los servicios públicos.”
En nuestro entorno, el caso es más delicado de lo que parece, las manifestaciones ya comenzaron, el “músculo social” ya se hizo presente, la libertad de expresión se ve amenazada, aunque una minoría con relación al total de la población de este país se ha manifestado. Algunos de ellos, tal vez infiltrados pudiera apuntar la hipótesis Aristegui, actores con violencia ante las rejas del Senado de la República, otros más sensatos poniendo orden y explicando que la provocación es lo que la cúpula del poder induce.
No sólo son los manifestantes, debemos ser todos y con diferentes actitudes y propuestas pero en la misma frecuencia, la búsqueda de la libertad de expresión.
En estos tiempos pareciera que sin Facebook no hay interacción social ni intercambio de ideas.
Desde la trinchera que usted guste y no solamente ante la posible amenaza de la aprobación de una ley como la que ocasionó estas manifestaciones, sino a la defensa de la libertad de expresión, de continuar leyendo las columnas de mis brillantes compañeros columnistas, de ejercer libre cátedra, de manifestar el pensamiento de cada uno a través de los medios que más le acomode, de ser una nación libre, informada y capaz de tomar sus propias decisiones sin que seamos hipnotizados por el atractivo color de la desinformación.
Twitter: @ericazocar




