- Alberto Chimal y Bernardo Fernández presentan sus obras al lado de los grafistas Jorge Muñoz Yorko y Ricardo García Fuentes
- La novela gráfica tiene el valor estético literario para sostenerse sola: Bef
Los escritores Alberto Chimal y Bernardo Fernández Bef, y los grafistas Jorge Muñoz Yorko y Ricardo García Fuentes Micro presentaron las novelas gráficas: 1874 y Kustos. Libro 1: La puerta secreta, coediciones de la Dirección General de Publicaciones (DGP) del Conaculta y editorial Resistencia.
Kustos. Libro 1: La puerta secreta, escrito por Alberto Chimal e ilustrado por Ricardo García Fuentes Micro, es protagonizado por el personaje de Horacio Kustos, quien, en palabras de Chimal, es un explorador, buscador de maravillas y seres extraños en la Ciudad de México, donde parecería que todo ha sido visto y no hay nada por descubrir.
“Este libro no sólo trata del descubrimiento de lo maravilloso o de lo horrible, sino en la forma en que uno se relaciona con la vida cotidiana y con la existencia de una población particularmente joven que parece no tener expectativa para el futuro, la cual sigue existiendo como se le ha dicho que debe hacerlo”.
El autor de Los esclavos explicó que en vez de hacer un guión completo y pormenorizado que tuviera encuadres e iluminación, lo que hizo fue una sinopsis, la cual se la pasó a Ricardo García.
“Él fue libre de elegir ritmo, división de los cuadros, encuadres. Me regresaba los bocetos de las páginas terminadas y yo ponía el diálogo, además de las ideas que se tenían que tratar; fue un proceso en el cual el grafista tuvo la capacidad de decidir más sobre lo que sucedería en el proceso creativo”, expuso Chimal.
El título 1874, ilustrado por Jorge Muñoz Yorko, explicó Bernardo Fernández Bef, originalmente fue encargo de una de las editoriales en las que trabaja y quiso imprimirle el género de ciencia ficción.
“Esta obra gráfica quise hacerla rara, la novela empieza cuando es asesinado el bibliotecario en una ciudad en la que no hay crímenes, es una parodia a las novelas escandinavas que se pusieron de moda y que relataban lugares donde no sucedían crímenes”.
Jorge Muñoz Yorko comentó que para esta obra trabajó a partir de un texto en prosa. “Adapté de cero la historia general, poco a poco la fui armando; alargando partes, cortando otras. Bef se vio en la dificultad de ponerles diálogos, de verificar que las imágenes fueran fieles a la historia y ésta se pudiera entender”.
Bef refirió que como equipo de trabajo tuvieron química. “Cuando se ve el resultado se puede observar que hubo una relación cordial entre guionista e ilustrador”, abundó en que hace ocho o diez años no había las condiciones para hacer este tipo de trabajo.
“Los cómics se pueden sostener solos, esa división entre los libros serios y pueriles con monitos es artificial; la novela gráfica tiene suficiente fuerza y valor estético literario para sostenerse sola”.
Agregó que el único referente de historieta en México es La familia Burrón, por lo que se deberían crear nuevos referentes. “Estoy convencido que tenemos la obligación histórica de lograr que esto se pueda consolidar como una opción para el lector. Debemos hacer que el público consuma la novela gráfica, lo vea y se convierta en otra opción de lectura”.
En opinión de Alberto Chimal, la novela gráfica es el conjunto de encuadres y movimiento. “Hay toda una profundidad que rara vez reparamos en la narrativa gráfica, herramientas expresivas que pueden dar lugar a lugares sorprendentes”.
En opinión de Yorko, la narrativa gráfica es un lenguaje, no un género. “Es como si quisiéramos juzgar al cine por las películas de Adam Sandler; la novela gráfica se puede utilizar para contar cualquier tipo de historias, de cualquier valor cultural”.
En tanto, Josefina Larragoiti, directora de editorial Resistencia, comentó que publicar estas dos obras es ver la luz a un proyecto de ocho años. “Tener el apoyo de Conaculta como coedición permitió hacer libros a color. Son libros vistosos pero no con pasta dura, en Resistencia siempre hemos querido que nuestros libros los pueda comprar cualquier gente”.
Finalmente, Alberto Chimal invitó a quienes lean Kustos y 1874, que los relean y vean los elementos que los artistas gráficos colocaron en las imágenes, la composición en el flujo de la secuencia, pues es un trabajo adicional que no siempre se percibe.
Con información de Conaculta
