¿Le gustan los deportes extremos? Bueno para empezar ¿qué se imagina usted con el término o el concepto? Tal vez piense en rapel, esquí acuático o hasta bicicleta de montaña; ¿qué le parece el gotcha? No suena mal, ¿verdad? ¿Conoce los campos donde se practica la batalla de las “bolitas de pintura”? Son grandes, cierto, y tienen una serie de obstáculos, zanjas que simulan un auténtico campo de guerra, pero no se preocupe, es un juego donde puede sacar todo su estrés y desquitarse con quien se le ponga enfrente sin herirlo de muerte.
Ahora imagine usted un campo santo, el que quiera, el panteón de la Cruz por ejemplo, o qué me dice de Jardines Eternos, también son espacios grandes, al aire libre; es más, si usted los busca en los novedosos sistemas portátiles de geo localización, el satélite tiene la fotografía a la mano.
Los edificios más lujosos de las grandes urbes y las fincas de los famosos cuentan con helipuertos, según los expertos la anchura mínima de uno privado es de tres metros, por consiguiente eso quiere decir que necesita un patio considerable para que le quepa su aeronave, el vecino lo va a querer golpear cada que usted llegue en su pequeño medio de transporte.
¿Su casa es grande, cuántos dormitorios tiene? Por lo menos dos, tres si le va bien, y más de esa cantidad ya es usted considerado integrante de la clase acomodada de la entidad, de ser así, el terrero donde está su morada debe ser de por lo menos 300 metros. Si fuera usted muy amiguera o amiguero y tuviera el dinero para construir cuartos de huéspedes, ¿qué cantidad edificaría?, su construcción no que podría pasar desapercibida.
Bueno y con toda esa cantidad de habitaciones para los cuates, está usted de acuerdo que requiere servicios para los huéspedes, qué tal una cocina bien equipada y con dimensiones apropiadas, piense a lo grande como las cocinas de los restaurantes que frecuenta, súmele el personal que va a laborar en ella.
No olvide mantenerse a la vanguardia, usted debe estar consciente del deterioro ambiental, si al resto del mundo no le interesa, a nosotros los mexicanos, sin importar nuestro origen, religión, sexo o posición económica nos debe importar.
Es por eso que debe equipar su humilde vivienda con celdas solares, esto le permitirá aportar su granito de arena en las campañas de mundo verde y desarrollo sustentable, además de que se ahorrará mucho dinero en luz.
Casi como un hotel, su vivienda poco a poco va tomando forma de mansión, aunque no tenga buen gusto por el momento para decorar ya tiene el terreno y la construcción de la mayoría de las atracciones. Cómo le caería un “stand de tiro”, genial ¿no lo cree?.
A diferencia del Gotcha, aquí sus invitados y usted podrán ejercitar y practicar la puntería sobre modelos de plástico marcados con blancos. La diversión está casi completa, incluya usted cualquier excentricidad que guste, de todos modos el espacio se lo permite.
Ahora bien, si le dijera que todo este formidable resort es invisible para nuestras autoridades, ¿a qué lo orilla? A no pagar impuestos y hacer su sueño realidad o… a poner un centro de entrenamiento para el crimen organizado.
Por tres meses o tal vez más, don Servando y sus caballeros operaron un campo de adiestramiento en la Sierra Madre del Sur, en el municipio de Tumbiscatío.
Afortunadamente nuestras fuerzas que se encargan del orden y control, las federales y las estatales, se dieron cuenta a la brevedad, tres meses después; bueno, pudo haber pasado más tiempo. En efecto, este lugar cuenta con helipuerto, cementerio, dormitorios, sistema de energía propio, baños con regadera, cocina, stand de tiro, solares, etc.
El problema no es ese, querido lector, sino que sucesos tan desafortunados como estos orillan sin duda alguna a perder la credibilidad en las instituciones. No me diga que un lugar así puede pasar desapercibido tres meses, ni una semana, ni el tiempo de su construcción.
Mismo caso cuando los secretarios de estado cometen pifias al momento de querer lucirse ante el respetable, lo malo es que después del resbalón al más puro estilo de nota de espectáculos estos ilustres personajes quieren enmendar lo dicho.
Qué falta hace en estos momentos don Mario Moreno, les podría dar un curso intensivo de “cantinfleadas” elegantes para políticos carentes de creatividad.
Qué cosas con Doña Rosario ¿no cree?, le urge junto con su jefe uno de estos cursos que le comento, eso de andar diciendo que el gobierno federal a través del “programa Oportunidades ya no va a beneficiar a las que tengan muchos hijos (…), porque la familia pequeña vive mejor (…). Así que no se me equivoquen, me he hagan cuentas multiplicando diez por cinco. No. Eso se acabó”.
Pensé que aquel eslogan setentero había pasado de moda y que la familia pequeña ya no era la onda, pero veo que sí.
Al que tenga muchos hijos que el gobierno se lo demande, la iglesia lo cobije y la sociedad lo dispense.
en Twitter: @ericazocar




